Nicolás Jodal: “Es razonable no hacer todo lo que dice el GACH”

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Nicolás Jodal durante una conferencia de prensa. Foto: Gerardo Pérez - Archivo El País.

ENTREVISTA

Es uno de los ingenieros más visibles desde que comenzó la pandemia por la creación de la app Coronavirus Uy y la agenda electrónica web para el plan de la vacunación.

Nicolás Jodal es el fundador de una de las empresas de software más importantes del Uruguay y uno de los ingenieros más visibles desde que comenzó la pandemia, por haber protagonizado la creación de la app Coronavirus Uy, por la que hoy se disparan 5.000 alertas de exposición por día, y de la agenda electrónica web para el plan de la vacunación, un sistema único en la historia del país.

-¿Cómo fue el primer contacto que tuvo con el gobierno?

-El 13 de marzo de 2020 un grupo de empresas de tecnología que pensamos que había que hacer algo de forma digital para combatir el COVID-19, nos contactamos con la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (Agesic) para ponernos a disposición. Hay una razón por la que nosotros, que no teníamos idea de nada en cuanto a lo que era un virus -de hecho yo no sabía ni siquiera que tenían una corona-, entramos en estado de pánico. Y es que sí sabíamos lo que es un crecimiento exponencial. Es algo que vivimos cotidianamente, porque lo vemos muy frecuentemente en irrupciones tecnológicas.

-¿Por ejemplo?

-Nokia vs. Apple. En 2007 Nokia tenía 2.000 millones de clientes, apareció una compañía que nunca había hecho un teléfono y dos años después Nokia dejó de existir. Por eso nosotros estamos muy acostumbrados a temerles a los crecimientos exponenciales. Entendimos enseguida que el COVID-19si no era controlado podía generar un gran problema, y por eso quisimos hacer nuestro aporte para combatirlo de manera digital.

-¿Había antecedentes en Uruguay de una aplicación de uso masivo como lo es Coronavirus Uy?

-No había. El año pasado apenas se lanzó se llegó enseguida al medio millón de personas. Hoy son casi dos millones los que la tienen y se ha convertido en una herramienta fundamental. Ya no se puede controlar la pandemia a través de un seguimiento tradicional de los casos positivos, por eso se vuelven cada vez más importantes las alertas de exposición.

-De los que tienen la aplicación, ¿cuántos tienen las alertas de exposición encendidas?

-Son 1.100.000.

-¿Cuántas alertas de exposición se disparan por día?

-Es un número bastante importante: 5.000. La persona recibe la alerta y es ella la que luego decide si se hace el hisopado o no. El test es gratis, lo paga el Fondo Coronavirus.

-En cuanto al sistema de agenda electrónica, tampoco había habido en la historia del Uruguay una web que tuviera la necesidad de procesar tantas solicitudes y en un tan corto período de tiempo…

-Las campañas de vacunación no se suelen hacer en una situación de pánico. Lo que conseguimos construir es una plataforma que permite agendar y asignar horas de forma súper rápida. La alta demanda, que podría haber sido un cuello de botella, ya no lo es. Hoy el cuello de botella de la vacunación es que no tenemos vacunas.

Daniel Salinas, Omar Paganini y Nicolás Jodal, este lunes en conferencia de prensa en Torre Ejecutiva. Foto: Gerardo Pérez
Daniel Salinas, Omar Paganini y Nicolás Jodal en conferencia de prensa en Torre Ejecutiva. Foto: Gerardo Pérez

-¿En qué se inspiraron para generar un sistema de estas características?

-Nos fijamos en la manera en que algunas compañías logran dar respuesta a una gran cantidad de clientes a gran velocidad. Nos inspiró, por ejemplo, Uber. Nos fijamos cómo es que ellos hacen para atender tanta cantidad de gente por día. En ingeniería a estos se les llama sistemas escalables: son los que permiten que aunque aumente la cantidad de personas, igual el sistema funcione bien.

-¿Cuál fue la mayor sobrecarga de personas?

-El domingo que anotamos para Semana de Turismo. Se habilitó a las 11 de la mañana y a las 13 horas llevábamos agendadas 400.000 personas. Y al final del día eran 800.000. Fue un número enorme que el sistema soportó sin problemas. Incluso habíamos sobredimensionado un montón de cosas. Después dijimos: podríamos haber atendido a China, no a Uruguay. Usamos el 10% de lo que habíamos previsto. Exageramos un poco.

-La primera versión de la agenda web tuvo varias dificultades, ¿cómo lo solucionaron?

-El problema del sistema anterior, el gran problema, era que no se podía atender a mucha gente si todos los que entraban querían la misma hora y el mismo lugar. Entonces los usuarios ingresaban, algunos conseguían y otros hacían caer el sistema. A veces, incluso, se veían obligados a apagar la máquina y volverla a prender. Se entraba en una catástrofe de escalabilidad. Lo que hicimos fue mantener el sistema anterior, pero poner una capa antes que acepta a todo el mundo y la agenda luego es un procedimiento interno.

-Para generar esa nueva capa se tuvo que contratar a Amazon. ¿Cuál es el servicio concreto que ha brindado esta empresa?

-Es lo que decía de cómo escalar. La herramienta de Amazon permite recibir a mucha gente que se quería agendar al mismo tiempo.

-Una de las dudas que surgen, por ejemplo, es qué pasa si una persona elige un horario y en ese horario no hay cupos, o si elige un vacunatorio y en ese vacunatorio ya no hay lugar. ¿Se le asigna otro horario u otro vacunatorio, o se le tranca la solicitud hasta que haya capacidad para cumplir con sus preferencias?

-El algoritmo es bastante sofisticado en eso. Es algo que depende, por ejemplo, de los departamentos. En Montevideo, que es el departamento más pequeño en cuanto a su extensión, se asume que la persona lo que quiere es vacunarse lo más rápido posible y no le importa dónde. Entonces si alguien elige La Blanqueada, se sabe que eso es una preferencia y que si tiene que ir al Antel Arena va a ir. Pero esto no se aplica en el interior, porque si alguien está en la ciudad de Maldonado y lo mandan a Aigüá, capaz que la persona no se puede mover tan lejos. Con los horarios lo que se hace es tener en cuenta la preferencia, pero si no hay cupos se asigna otra hora. Eso corre para todo el país.

-¿Qué diferencias hay entre trabajar con empresas privadas o con un Estado? ¿Los tiempos son los mismos?

-Lo que pasa es que en estas circunstancias los tiempos apremian. Por ejemplo, este fin de semana llegan las vacunas de Sinovac y estamos trabajando apurados porque tenemos que agendar a casi 500.000 uruguayos y tenemos que hacer esa asignación lo más rápido posible. Hay una presión que viene no solo del gobierno, sino de todos nosotros. La diferencia que siento es que estamos mucho más expuestos. Un error en el sistema de agenda significa que una persona no se pueda ir a vacunar, y eso repercute en redes sociales. La exposición de nuestro trabajo es alta.

App Coronavirus UY. Foto: archivo El País.
App Coronavirus UY. Foto: archivo El País.

-Últimamente ha tenido una mayor participación en redes, contestando preguntas de los usuarios...

-Lo que intento es ayudar. Fue algo que se dio sin querer. Cuando entraba a Twitter y veía que la gente preguntaba cosas sobre la agenda, si sabía la respuesta la decía. Además, las redes nos han servido para encontrar errores. Así fuimos cambiando cosas y corrigiendo.

-¿Cuántas personas están trabajando hoy detrás de la plataforma?

-Están el MSP, Agesic, Antel y empresas privadas. Son como 40 personas.

-Bill Gates ha tomado una notoriedad muy grande por haber hecho una suerte de “predicción” en cuanto a la pandemia. ¿Cómo ve el papel de los científicos tomando un rol más público?

-Me parece que ese es uno de los efectos buenos del COVID-19. El aporte del pensamiento científico y la tecnología están siendo muy valorados por la humanidad. Hay que tener en cuenta que hasta hace poco tiempo una pandemia era tomada como un tsunami: algo que traía la naturaleza y con la que los humanos no podíamos hacer nada, solo esperar y contar los muertos al final. Es la primera vez que recibimos una pandemia y la podemos combatir. Para mí es algo extraordinario con la velocidad que se crearon las vacunas. Valoro mucho todo lo que ha hecho también el GACH en Uruguay.

-¿Cómo ve la actuación del gobierno en cuanto a la pandemia?

-Mi opinión es que lo hizo muy bien. Era algo inesperado y lo tuvo que enfrentar apenas asumió. El GACH fue un gran acierto, poner a científicos a asesorar en la toma de decisiones.

-¿Más allá de que no se tomen todos los consejos que ha dado?

-Eso para mí es absolutamente razonable. Una cosa es el pensamiento científico y otra es la decisión política de la persona que está actuando. El rol del científico es dar recomendaciones. Si la ciencia pudiera tomar todas las decisiones no votaríamos, pondríamos en el cargo de presidente al científico con más credenciales.

-¿Cómo cree que será el futuro tras la pandemia?

-Soy optimista. Después de un invierno tan duro, va a venir una primavera muy verde.

-¿Y en cuanto a la tecnología? ¿Se vienen cambios en el mundo del trabajo?

-Sí, hay cambios que vienen para quedarse. En Genexus nosotros ya estábamos muy familiarizados con el teletrabajo. Quien quería trabajar desde la casa tenía que enviar un mail avisando y ya estaba. No tenía que pedirle permiso a nadie, solo mandar un mail. Pero si bien esa regla estaba, la mayoría de la gente lo usaba una o dos veces al mes. ¿Qué va a pasar cuando esto termine? ¿Va a seguir siendo igual? ¿Vamos a volver a estar todos juntos? Y creo que, en principio, no. Por lo menos por un año vamos a sentir inseguridad. En mi situación personal, me siento incómodo con el teletrabajo. Es una buena herramienta que ahorra tiempo, ahorra viajes, pero no me permite el contacto que me gusta con la gente. Y me refiero a lo informal, no a lo formal. A mí, por ejemplo, me gusta tener reuniones caminando, y eso ya no lo puedo hacer más, y no sé cuándo lo voy a poder volver a hacer. El teletrabajo está bien, pero es todo mucho más duro.

-¿Cómo ve a Uruguay a nivel tecnológico? ¿Estuvo a la altura de soportar una pandemia?

-Lo veo muy bien posicionado. En el examen de tecnología le fue muy bien. Y esto pasó por muchas infraestructuras que ya estaban. Es el caso del Plan Ceibal y de la historia clínica electrónica. Siempre en tecnología tenemos la sensación de que podemos hacer las cosas mejor, pero creo que hicimos las cosas bien.

-El Plan Ceibal fue muy criticado en su momento. Algunos advertían que no estaba clara la utilidad de las computadoras en el aula. En esta circunstancia el plan fue el que permitió la continuidad educativa…

-Son esas cosas que en el fondo no dejan de ser una corazonada. El Plan Ceibal fue una intuición. Cuando en 2007 Miguel Brechner empezó con esto lo que tenía era una corazonada, y finalmente acertó. Pero no fue una corazonada de tirar un dado al azar, sino de un conocimiento profundo de la educación y la tecnología.

-Algo que se viene debatiendo hace muchos años, elección tras elección, es la posibilidad de implementar el voto electrónico. ¿Ve a Uruguay preparado para una experiencia de estas características?

-La verdad es que no estoy muy interesado. ¿Para qué votar apretando un botón? ¿Para qué arreglar cosas que ya funcionan bien? El sistema uruguayo es impecable. Lo que sí se podría hacer es arreglar algunas cosas anacrónicas, como ser que yo tenga que ir a un lugar determinado a votar. Eso sí lo podemos hacer mejor. Pero lo demás… La papeleta da confianza.

-¿Hay suficiente personal calificado en Uruguay para trabajar en empresas de tecnología de primer nivel?

-Eso es un problema que tiene Uruguay, pero son esos típicos problemas que se viven de forma local pero son globales. La falta de capacidad de personas en tecnología es un problema acá, en Argentina y en China. Nosotros trabajamos con China y los chinos se quejan de que no tienen gente capacitada. Lo mismo pasa con la educación. No hay país que no se queje del sistema educativo. ¡Hasta Japón!

-¿Uruguay está bien posicionado en la exportación de tecnología?

-Es algo que se hace constantemente. La pandemia nos ayudó a posicionarnos mucho. En cuanto a la app Coronavirus Uy, fuimos los primeros en utilizar la tecnología de Google y Apple. Esto hizo que los presidentes de ambas compañías le enviaran cartas a Luis Lacalle Pou felicitándolo por lo que hemos hecho. Nos han consultado países, también, para que les expliquemos cómo hemos usado la tecnología de Amazon para la agenda.

-En 2015 se dio toda una polémica por el acuerdo entre el Centro Ceibal y Google para el uso del paquete de herramientas de Google Apps for Education. La Universidad de la República presentó reparos y advirtió su preocupación en cuanto a la protección de los datos de los estudiantes uruguayos. Hablamos de Apple, Google y Amazon. ¿Qué precauciones se tuvieron esta vez en cuanto a la protección de datos?

-Todas las precauciones. Se trata de herramientas públicas, así que tuvimos que tener el mayor de los cuidados. Todo lo que hicimos pasó por el área jurídica y la de seguridad informática de Agesic. Se descartaron tecnologías que podríamos haber usado porque no encajaban en la legislación de Uruguay, o a veces no en la legislación pero sí en la filosofía. Se pensó en usar la aplicación para ver dónde estaban los positivos, pero eso no se hizo porque era el Estado vigilando a sus ciudadanos. El gobierno no quería eso.

-¿Hubo intentos de hackeo a la aplicación y a la agenda electrónica?

-Sí, hay todo un equipo de seguridad que atiende constantemente ese tipo de cosas. Cada tanto algo pasa. Pero no ha sido dramático.

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