ENTREVISTA
Malcor pertenece a la Red Europea de Programas de atención a perpetradores de Violencia de Género y trabaja con abusadores y violadores en cárceles.
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Oliver Malcor
(48) es formador de la Red Europea de Programas de atención a perpetradores de Violencia de Género, su abordaje consiste en deconstruir a varones mediante “juegos que no parecen juegos”. Además de trabajar con abusadores y violadores en cárceles, da talleres de prevención y cree que la violencia de género es “una actuación”, lo cual posibilita la rehabilitación y el cambio de conducta. Ante todo, su trabajo busca erradicar el machismo. En la última semana estuvo de visita en Uruguay donde dio talleres a técnicos de Inmujeres.-¿Cuál es su teoría sobre la violencia de género?
-Creo que es una performance. Es una actuación que ha sido aprendida. El hombre lo vio en la familia, lo escuchó por la noche mientras dormía, lo vivió con los amigos como parte de su cultura y eso fue moldeando como persona.
-¿Quiere decir que no hay ningún componente psiquiátrico que incida?
-Exacto. Lo que sí sucede es que la persona ensayó la violencia antes de llevarla adelante. El que abusa a niños tiene que hacer más ensayos porque tiene que acercarse e infundirles cierta confianza, lo que sería el grooming en inglés. Él prepara todo, no es un impulso descontrolado, para nada, está planificado.
-¿Entonces siempre es posible prevenir o rehabilitar para que no vuelva a suceder?
-Sí, la buena noticia es que esta conducta abusiva se puede desaprender. Y por eso las herramientas teatrales son muy útiles. No es fácil, pero es posible. Hemos tenido resultados muy buenos luego de realizar los talleres.
-¿Cómo le ha ido con los cursos que brindó para los técnicos de dirección de Inmujeres del Mides?
-Muy bien, aunque aquí ya hacen mucho. Me impresionó que tengan un programa para los hombres que ejercen la violencia de género dentro de la Policía. Entiendo que nunca es suficiente la respuesta, pero Uruguay ya está muy avanzado.
-¿Más que otros países que ha visitado?
-Sí, porque Uruguay invierte el mismo presupuesto para combatir la violencia de género que Italia, donde la población es 20 veces mayor. Tiene el mismo número de camas para las mujeres que deben irse de su hogar a raíz de la violencia. Es decir que la respuesta de Uruguay es más avanzada que la de Italia o Francia.
-¿En qué constan los talleres que enseñan?
-Generé un manual de juegos y herramientas creativas que permite facilitar el trabajo con los varones violentos. Normalmente cuando trabajamos con los hombres hay mucha resistencia. Mi propuesta es esta, juegos que no parecen juegos.
-¿En dónde se llevan a cabo sus talleres?
-Trabajo con todo tipo de personas, con políticos, con drogadictos, en la cárcel, fuera de la cárcel. Trabajo con muchos jóvenes que cometieron delitos de violencia de género, incluso online. Los talleres los puedo hacer para grupos solo de mujeres u hombres, o grupos mixtos. Puedo hacer talleres con 200 personas o con 7. Puedo hacerlos en sitios muy distintos.
-¿Para qué sirven los juegos que usted propone?
-Permiten intercambiar roles. Si una persona es prisionera de una masculinidad y no encuentra otra respuesta más que la violencia, es una persona que necesitaría entender y trabajar sobre otros roles.
-¿Cómo sería alguno de ellos?
-Le voy a contar un ejercicio muy sencillo. Les pido a los hombres que hagan un avión de papel en conjunto, pero cada uno puede usar solo una mano. Es decir que tiene que colaborar, ceder y aceptar la iniciativa del otro. Si no se hace esto, el avión nunca va a volar. Las personas que cometieron una violación, por ejemplo, no logran hacer este juego porque no sabe construir con el otro.
-Además brinda cursos de prevención, ¿cierto?
-Sí. Hemos visto que, con la misma cantidad de recursos, se puede hacer entre 100 y 1.000 veces más en la prevención que lo que se hace cuando se trabaja luego de que se cometió la agresión, como sucede cuando los talleres los brindamos en cárceles.
-¿Cuál debería ser la respuesta del Estado para combatir la violencia de género?
-El ideal es que el sistema de Justicia, el Ministerio del Interior, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Salud y los organismos sociales trabajen en conjunto, y para eso hay que hacer una capacitación colectiva. Aquí tienen la ventaja de que Uruguay tiene tres millones de personas. El juego te da la posibilidad de trabajar con 200 personas al mismo tiempo. Se tiene que desarrollar un discurso sobre la cultura de violencia y no solo sobre la sangre.