Redacción El País
Delegados de la Comisión Asesora Específica del área protegida Laguna Garzón, junto a delegados de productores, pobladores y de quienes practican deportes acuáticos en la zona solicitaron formalmente en un escrito que se abra al mar la laguna, que se encuentra invadida por plantas acuáticas.

Con esta solicitud a las intendencias de Maldonado y Rocha y al Ministerio de Ambiente, buscan que desaparezcan las plantas que invaden a la laguna y afectan distintas actividades, tal como informara El País en un informe de la sección Qué Pasa del pasado domingo.

Ignacio Cerisola, un hombre de finanzas que se radicó en la zona en pandemia y trabaja como operador turístico de aventura, dijo a El País que actualmente "se estudia la berma de la arena para un lugar de posible apertura de la laguna". "Varias voces de la academia y de la universidad coincidieron en la apertura de la barra al océano", acotó.

Hay una propuesta planteada en un documento para realizar la apertura artificial de la barra con 1,90 metros de cota en la laguna y una posible excepcionalidad si hay más de 1,40 metros (y según otras condiciones). "Actualmente la laguna está en 1,50 metros, pero seguía bajando más agua", comentó Cerisola.

Una apertura en determinadas condiciones (con la laguna con poca agua, por ejemplo) puede hacer que no sirva para nada (se cierra en horas o pocos días, dijeron a El País el subsecretario de Ambiente Gerardo Amarilla, el intendente de Rocha Alejo Umpiérrez y la directora de Medio Ambiente de la Intendencia de Maldonado, Bethy Molina) además de que habría peligro por la descomposición de las plantas acuáticas, que no saldrían al océano y podrían dar lugar a más cianobacterias. En las últimas semanas ya han aparecido floraciones en la parte norte de la laguna.

Según datos oficiales a los que accedió El País, la barra no se abre desde julio de 2022. La cantidad de aperturas viene en franco descenso. Entre 2016 y 2019 estuvo abierta 96 días al año en promedio y hubo años hasta con cinco aperturas. Desde 2020 el panorama cambió con 38 días de promedio de apertura anual. En 2023 no se pudo abrir ni una vez debido a la gran sequía: el nivel del agua, salvo un breve período a fines de año, estaba muy bajo.

Según supo El País, la laguna de José Ignacio se abrió hacia el mar por decisión departamental, tras las fuertes tormentas y lluvias de esta semana.

Néstor Mazzeo, doctor en Ciencias e investigador del Departamento de Ecología y Gestión Ambiental del Centro Universitario Regional Este (CURE), explicó en enero pasado a El País las particularidades de la invasión de plantas acuáticas en la zona.

"Es un fenómeno que emergió recientemente. Es un ejemplo más de una problemática que está presente en muchos sistemas acuáticos en la zona costera, tengan o no conexión con el mar", aseguró el investigador. Ese proceso se llama "eutrofización" y que se desencadena cuando "un cuerpo de agua recibe un aporte de nutrientes muy importante desde la cuenca del drenaje".

En ese sentido, Mazzeo señaló que esto ocurre cuando "fallan sistemas de saneamiento o por el mal manejo de sistemas productivos como uso de fertilizantes, o la presencia de ganado sobre los márgenes o cuerpos de agua".

Con respecto a las medidas a tomar, Mazzeo señaló que "hay que hacer cambios en la gestión y probar alternativas como cosechas localizadas de la vegetación acuática". "Si bien son un componente fundamental, son claves en términos de una buena calidad de agua, en términos de biodiversidad, pero cuando crecen de esta manera generan interferencias en uso recreativo o deterioro de la calidad del agua si es grande", añadió.

Mazzeo explicó que "si el crecimiento es muy excesivo puede haber impactos negativos", pero "la clave es si el sistema tiene la posibilidad de volver a la configuración anterior a través de eventos vinculados a precipitaciones muy grandes o incluso entrada de agua salina del Océano. Esa es una interrogante".

Ricardo Figueredo/Archivo El Pais

Ricardo Figueredo/Archivo El Pais