PROBLEMÁTICA
Se elaboró un protocolo y no hubo acuerdo sobre quién financia la compra de elementos de protección como tapabocas, guantes, alcohol en gel, toallas y contenedores para tirar las toallas descartables.
Cada día miles de montevideanos separan en su hogar los envases de plástico, cartón, vidrio y metal, en muchos casos los lavan si es necesario, y los llevan a los puntos dispuestos para ese cometido por la Intendencia de Montevideo (IMM), desde donde se transportan a cuatro plantas de clasificación.
Eso hasta el 13 de marzo, cuando se detectaron los primeros casos de coronavirus, y el sistema se paró. La IMM dejó de levantar la basura de los cerca de 200 contenedores que están en los supermercados y centros comerciales, mientras que los envases depositados en 500 contenedores color naranja instalados en el municipio B (Centro, Ciudad Vieja, Parque Rodó, Cordón, Tres Cruces) se llevan a disposición final y no se reciclan.
Tal como establece la ley de envases, en el sistema de clasificación trabaja la IMM (lleva los residuos a las plantas), el Ministerio de Vivienda (realiza la gestión ambiental y hace cumplir la ley), el Ministerio de Desarrollo Social (lleva adelante la gestión de 137 empleados, todos exclasificadores) y la Cámara de Industrias en representación de los envasadores (financia el plan mediante un fideicomiso en el que participan más de 2.300 empresas). Y ahí, con tanta gente metida en el medio, empezaron los cortocircuitos.
¿Por qué se paró todo? Al principio de la crisis la IMM priorizó la recolección de la basura tradicional, pero luego los trabajadores agremiados en la Unión de Clasificadores de Residuos Urbanos Sólidos (Ucrus) reclamaron medidas de protección. Se elaboró un protocolo y no hubo acuerdo sobre quién financia la compra de elementos de protección como tapabocas, guantes, alcohol en gel, toallas y contenedores para tirar las toallas descartables.
El problema, según el director de Desarrollo Ambiental de la IMM Sebastián Bajsa, es que la Cámara de Industrias “se negó a proveer” los insumos alegando que “pasan por un momento complicado y que no es un gasto previsto”. La misma versión dio a El País la presidenta de Ucrus, Patricia Gutiérrez: “La cámara dice que no tiene plata para eso”.
Pero al final la IMM aceptó aportar durante tres meses estos materiales. Según la comuna, el sector empresarial debe proporcionar los materiales, ya que el convenio dice que aportará la vestimenta. “La ley de envases de 2005 es clara en que los responsables por la gestión son las empresas privadas”, dijo el director.
¿Qué dicen desde la cámara? La gobernanza del Plan de Gestión de Envases (PGE), con cinco instituciones distintas si se cuenta al Pit-Cnt, “hace que las decisiones muchas veces se vean demoradas” y en particular ante la crisis sanitaria “totalmente inesperada”, indicó a El País Carlos Barreira, presidente de la comisión de medio ambiente. Y sostuvo que “no es correcto” detenerse en un punto donde “no hubo coincidencia en la negociación”, cuando “hubo muchos otros en los que el fideicomiso aporta”. Según la gremial, no estaba previsto que las empresas aportaran esos elementos: “Pero esto es una etapa superada y en nada contribuye discutir públicamente algunos detalles”.
Los trabajadores, en tanto, fueron a seguro de desempleo parcial en abril y mayo y ahora volverán a cobrar su sueldo. Ayer hubo un acuerdo en el Ministerio de Trabajo para un nuevo régimen con seis horas de jornada laboral.
La IMM está preparada para volver a poner en marcha el plan a partir de la próxima semana. “Pero no depende solo de nosotros”, indicó Bajsa. En la comuna preocupa el tema porque, aunque aún es una porción mínima de la basura tradicional, se considera que son hábitos que, una vez que se abandonan, son difíciles de retomar. En esas cuatro plantas ingresó el año pasado un mínimo de 200.000 kilos de material por mes.