NOMENCLÁTOR DE MONTEVIDEO
"No deben cambiarse los nombres de las calles”, dijo la presidenta de la comisión de Nomenclátor, María Emilia Pérez Santarcieri, y resaltó que con eso “se va borrando la memoria de la ciudad".
El nombre de las calles de Montevideo volvió a generar polémica esta semana. Cada tanto pasa que las autoridades plantean cambios y la discusión se reaviva: ¿las calles son herramientas de homenaje o signos de identidad de las ciudades? ¿Deben mutar con el paso de los años o mantener su denominación incambiada? ¿Su sentido es didáctico o político?
En 2019, el entonces intendente de Montevideo, Christian Di Candia, había planteado que, de cada cuatro calles de la ciudad, tres llevaran nombres de mujer. También se propuso que Paraguay pasara a denominarse Mario Benedetti. Ambas iniciativas quedaron por el camino, y ahora el debate vuelve a la palestra por el anuncio de la intendenta Carolina Cosse de un proyecto que irá a la Junta Departamental para cambiar el nombre de seis calles de la capital y así homenajear a personalidades afro y LGBTQ+.
“El motivo fundamental es reconocer a los feminismos, al feminismo negro, a la diversidad, a la lucha afro uruguaya por la libertad y por los derechos”, explicó Cosse.
Sobre este tema, El País consultó a la presidenta de la Comisión de Nomenclátor de Montevideo, la profesora emérita María Emilia Pérez Santarcieri, quien ocupa ese cargo honorario desde hace 30 años. Y su respuesta fue contundente: "No deben cambiarse los nombres de las calles. Darle nombre a algo es darle identidad. Y además, se va borrando la memoria de la ciudad".
Su opinión, que además es la postura oficial de la Comisión (órgano asesor de la Intendencia de Montevideo), no ha variado con el paso de los años y Pérez Santarcieri recuerda que así se posiciona también el arquitecto y exintendente de Montevideo por el Frente Amplio Mariano Arana. Cuando se discutía sobre la denominación de Mario Benedetti a la céntrica Paraguay, él mismo lo dijo en nota con El País: "De ninguna manera soy partidario de cambiar los nombres de las calles. Mario Benedetti era afiliado a la Vertiente Artiguista. Lo conocí y era un amigazo. Odiaba cambiar los nombres de las calles".
De todos modos, Pérez Santarcieri aclara: “Por supuesto que esta es una opinión técnica. La Intendencia de Montevideo y la Junta Departamental son las autoridades y pueden hacer lo que quieran. La Comisión de Nomenclátor es como el GACH (Grupo Asesor Científico Honorario), es un conjunto de personas que responden a los intereses de la ciudad, no de partidos, ni de grupos políticos, ni de los ‘ismos’”.
"No se dan cuenta de que esto (los ‘ismos’) también va a pasar. El que tiene noción de la historia sabe que hay que ir a los valores permanentes. Porque si no, parece que lo que pasa hoy es más importante que lo que pasó ayer. Yo les recomiendo que lean las coplas de Manrique", sostuvo.
Pero además, Pérez Santarcieri aclaró que ella no se opone a los nombres propuestos e incluso, dijo, ya había elevado varios de ellos hace años para su consideración y quedaron en la nada. Su diferencia central radica en que con ellos hay que designar a calles que hasta hoy no tengan denominación, o no afectar a vías que fueron designadas como testimoniales de tiempos pasados.
Testimoniales y didácticos
La profesora Pérez Santarcieri dijo a El País que ella misma ha propuesto, más de una vez y desde hace mucho tiempo, designar una calle con el nombre de Virginia Brindis de Salas, pero que eso no fue llevado a cabo por la Intendencia ni por la Junta Departamental. El pasado jueves, Cosse definió a Brindis de Salas como “la poetisa que trataron de borrar, que no han podido ni podrán”.
Otro de los nombres propuestos en esta instancia por la Intendencia es el de Rosa Luna, la vedette y bailarina de candombe que, como indica la presidenta del Nomenclátor, ya tiene una plaza en su nombre. También se menciona ahora a la cantante Martha Gularte, “a quien la comisión presentó hace tiempo y no salió”, a Carlos “Pirulo” Albín, y a Gloria Meneses.
El caso de Meneses es uno de los que Pérez Santarcieri cuestionó por ir en contra de la memoria de la ciudad. Pero no por la persona homenajeada, que fue la primera mujer trans, en los años 50, sino porque su nombre suplantaría al de la calle Policía Vieja, “que es una calle testimonial, porque allí en tiempos remotos estaba el Departamento de Policía”.
“Nosotros (desde la comisión) luchamos porque los nombres testimoniales no se borren, porque así se va la memoria de la ciudad”, enfatizó la presidenta de la comisión.
“Por ejemplo, a mí me parece muy bien que se homenajee a Barrios Amorín, pero me parece mal que se ponga en la calle Médanos, que indicaba que allí había médanos. O la calle Orillas del Plata, que pocos habrán escuchado. Fue cambiada por Galicia, y me parece muy bien que Galicia sea tenida en cuenta, por cuántos provenientes de allí que viven en Uruguay. Pero Orillas del Plata indicaba que hasta ahí llegaba el Río de la Plata. Fue de forma didáctica que se hicieron esos nombres”, explicó.
“El nomenclátor de Andrés Lamas era didáctico y se fue destrozando. Tenía un resumen de la historia nacional en la ciudad vieja y tenía nombres de los ríos, de las ciudades capitales de departamentos y de departamentos en la ciudad nueva”, resumió.
Molestias para los ciudadanos
La profesora señaló que los cambios de nombre, además, generan molestia para los ciudadanos. Entre otros, por ejemplo, se ven perjudicados los taxistas, el correo o el envío de encomiendas o paquetes y también “la persona que vive en el lugar, a quien se fastidia enormemente porque le cambian el nombre de su calle”.