PANDEMIA
“A Dios lo que es de Dios y a la ciencia lo que es de la ciencia”, respondió el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas.
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Pocos minutos después de las seis de la mañana, el primer viernes de mayo, falleció conCOVID-19 la comunicadora Sandra Dodera. La noticia entristeció al intendente de Río Negro, Omar Lafluf, quien era correligionario y amigo de la periodista. Mientras el jefe del gobierno departamental procesaba el duelo, recibió en su celular un mensaje de un pastor evangélico local: “Si realmente siente la muerte de Sandra (...) por qué no pensar que fue a raíz de la vacuna. (Ella) se dio la segunda dosis (de Sinovac) el 7 de abril y un mes después falleció. ¿Cómo sabemos que fue por Covid y no por la vacuna?”.
La conversación por celular -que incluyó citas a proverbios, al libre albedrío, a la ofensa y a escuchar “la otra campana”- fue subiendo la tensión y refleja, en un simple chat, la controversia que vive Río Negro desde principios de marzo.
Porque cuando dio inicio el tercer mes del año, Río Negro tuvo un aumento exponencial de los contagios y se convirtió en el departamento con la tasa más alta de mortalidad y letalidad por COVID-19. En una conferencia de prensa, el Comité de Emergencias local había explicado que, tras una investigación de los hilos epidemiológicos de marzo, todo apuntaba a un culto religioso como génesis de esas primeras infecciones.
“La (variante) P1 entró (a Río Negro) por los pastores”, apuntó el diputado frenteamplista Constante Mendiondo, quien dio seguimiento al asunto. “Pero lo más grave”, dijo en alusión a los mensajes por celular que recibió el intendente Lafluf, “es que hay gente que se aprovecha de una muerte para imponer su prédica”.
El autor de los polémicos recados es Miguel Civitate, un pastor que acompañó a Lafluf en la lista nacionalista 2912 de las elecciones departamentales. Según reafirmó a El País el líder religioso (quien aclaró que “es obvio” que da sus opiniones a los fieles, pero después “cada uno toma sus propias decisiones”), “la gente se está muriendo por la vacuna (...), y hasta que no se respondan los 21 puntos que no se saben (de las vacunas) y están puestos en el muro de la Udelar y de Salud Pública, es obvio: ¿quién se va a vacunar?”.
Como informó El País, la comisión que asesora a Salud Pública sobre las vacunas actualizó un documento que fue publicado en febrero, que en la página 14 narraba “lo que no se sabe sobre las vacunas en fases avanzadas”, y que negacionistas y antivacunas han viralizado para promover que la población no se inocule contra el virus.
Cuando días atrás el ministro de Salud, Daniel Salinas, visitó Fray Bentos para la inauguración de una unidad respiratoria, un periodista local le consultó sobre los pastores que predican contra las vacunas. El secretario de Estado respondió con la adaptación de una frase bíblica: “A Dios lo que es de Dios y a la ciencia lo que es de la ciencia”.
Según un relevamiento que realizó El País, en Uruguay no hay una corriente religiosa que, a nivel institucional, pregone contra las vacunas. En todo caso, existen líderes religiosos que, a título personal, difunden sus ideas.
El ejemplo paradigmático es el pastor Jorge Márquez. “Surgieron noticias que mostraron cómo, a través de vacunas inoculadas en las personas, introdujeron infertilidad en hombres y mujeres (...) Bill Gates está diciendo que viene una peste peor que el Covid, ¡10 veces peor! Antes de que salga el Covid, él había dicho que viene este Covid. Son los fabricantes de la guerra contra la población, son las bombas biológicas (...) Es la medicina de los laboratorios que le obliga a la gente a inocularse remedios hasta que se muera”, dijo el jueves el pastor en su programa radial de la iglesia Misión Vida, que supera las 1.000 reproducciones solo en la publicación de Facebook.
Las autoridades sanitarias y los científicos que les asesoran temen por la extensión de estas prédicas en un momento en que Uruguay necesita mejorar sus niveles de vacunación. Si se tiene en cuenta la cantidad de personas que ya recibieron al menos una dosis contra el COVID-19, si se suma a aquellos que ya tienen fecha para recibir su primara dosis y quienes están en lista de espera, si se les agrega todos los que infectaron en los últimos tres meses y todavía no pueden vacunarse, el cálculo más conservador muestra que más de 390.000 adultos todavía no se han inscripto (más de 14% de los mayores de 18 años, según la estimación del INE).
Siete de los pastores de la iglesia del apóstol Márquez han encabezado listas por partidos que hoy integran la coalición de gobierno. El yerno del apóstol, el también pastor Álvaro Dastugue, es diputado por el Partido Nacional. Pese a ello, Márquez viene cargando contra el gobierno: “Toda la gente que se ha contagiado (del SARS-CoV-2), y yo soy uno, somos una bendición. Supuestamente ya no tendríamos que usar bozal, pero lo tenemos que usar. ¡Qué sé yo! Hay mucha confusión. Hacen mal los funcionarios púbicos que denostan a quienes no nos queremos vacunar”.
Cuando el legislador Jorge Gandini propuso la aceleración de un pase verde, que permite la admisión en algunos espacios para aquellos que ya están inmunizados, el pastor Márquez criticó a través de Twitter: “Jorge, usted va contra la libertad. ¿No se da cuenta? Va contra la libertad. Divide entre los que son más dignos de la libertad y los que son menos dignos”.
La interpretación sobre el concepto de “libertad” se ha tensado más en los cinco departamentos que en los últimos dos meses han restringido las ceremonias religiosas. En Rivera, luego de negociaciones entre líderes religiosos y el gobierno departamental, la intendencia volvió a permitir los cultos. Pero esta semana se identificó un brote “de siete casos en una comunidad religiosa evangélica”, dijeron fuentes de la cartera.
En Río Negro, el intendente Lafluf suspendió los cultos. Pero el pasado domingo, próximo a la 10 de la mañana, la Policía recepcionó una denuncia. El parte oficial lo narra así: “Se recibió una llamada al servicio de Emergencia 911 donde una usuaria pone en conocimiento de una aglomeración de personas en una iglesia ubicada en las calles Charrúa y Dr. Irigoyen, por lo que efectivos policiales concurren al lugar en el marco de los exhortos que se vienen realizando para evitar aglomeraciones. Una vez allí constataron que habría unas 50 personas, algunas con tapaboca y otras sin, y se entrevistaron con el pastor que manifestó que están realizando un culto religioso. Al mismo se le indican las recomendaciones sobre la emergencia sanitaria. Los policías dieron cuenta a Fiscalía, al Cecoed y a la Dirección de Salud Departamental”.
Solo en Montevideo, uno de los departamentos con menos porcentaje de población religiosa según los estudios de opinión que ya tienen cerca de una década, se han identificado al menos 20 brotes vinculados a cultos en el último semestre.
Un informe del Grupo Uruguayo Interdisciplinario de Análisis de Datos de COVID-19 (Guiad) analizó los espacios de supercontagio y concluyó: “Los lugares con más casos involucrados son, en ese orden: plantas de procesamiento de comida, barcos, lugares de vivienda compartidos, prisiones, ceremonias religiosas y residencias de ancianos”.
Israel convenció a los líderes religiosos como estrategia vacunal
Seis de cada 10 israelíes están completamente vacunados. Israel ha sido destacado por su celeridad en la campaña de inmunización. Pero el plan no estuvo exento de polémica en un país en el que las leyes civiles conviven con las religiosas. A fines de enero, cuando el país de Medio Oriente empezaba a acaparar los titulares de prensa por el efecto de la vacuna, en Tel Aviv, una ciudad de mayoría laica, el 35% de la población estaba vacunada y había menos de 6% de positivos del COVID-19. En Bnei Bark, ciudad ultraortodoxa judía, el 12% estaba vacunado y había 21% de positivos, según datos del Ministerio de Salud israelí. Cuando los médicos israelíes visitaron Uruguay, el líder de la delegación, Amit Gutkind, contó que “hubo una estrategia de convencer a los líderes (religiosos) para que ellos luego hicieran lo suyo”. En ese sentido, Israel apeló al concepto de “pikuaj nefesh”, que prioriza la urgencia de salvar vidas por encima de toda prohibición de la ley religiosa judía (halajá). Ese mismo concepto fue el que se usó allí para que la vacunación también se desarrollara los días sábados, día de la semana en que los religiosos judíos descansan.