Redacción El País
Al mediodía del pasado lunes, Alternatus Uruguay recibió la llamada de un grupo de trabajadores que, en una zona en construcción frente al Aeropuerto Internacional de Laguna del Sauce, encontraron dos yararás adultas que cayeron accidentalmente en un pozo.
"Fue un caso bastante particular, me divirtió mucho por la adrenalina que implica", contó el protagonista de esta hazaña, Ignacio Etchandy, a El País. "Te mentiría si te dijera que la paso mal en los rescates", añadió.
En las imágenes, difundidas en las redes sociales del emprendimiento, se puede ver a Etchandy bajando por un pozo con ayuda de una escalera que le proporcionaron los trabajadores de la obra.
La aparición de Etchandy por la escalera alteró a una de las serpientes que, a su llegada, ya estaba lanzando mordidas al aire. Con celular, linterna y gancho en mano, Etchandy se descuidó por un segundo y la yara avanzó hacia él, lo que precisó de una rápida reacción. "La pude barajar con el gancho y salió todo bien", afirmó.
"Pudimos hacer que los obreros pudieran seguir trabajando de manera segura en el lugar", aseguró, pero además destacó haber conseguido liberar a ambos reptiles.
Más de 700 rescates en once años
Alternatus Uruguay no es una ONG, como puede creerse. Al contrario, comenzó como un emprendimiento familiar que, once años atrás, adquirió una habilitación para fundar un criadero de serpientes y así combatir el tráfico ilegal.
Hoy tienen 200 animales exóticos en su reptilario en Piriápolis, pero desde su fundación la gente los reconoce por sus tareas de rescate, contó Etchandy minutos después de atender el llamado de una mujer que había visto una serpiente en Cerro de los Burros y temía por la seguridad de sus gatos. "Lo pude solucionar, era una culebra inofensiva", aseguró.
Por año, Alternatus Uruguay rescata entre 120 y 130 yaras de espacios cuya presencia puede significar un conflicto, como son viviendas, espacios públicos o comercios. Ya que el objetivo es evitar los "accidentes ofídicos", es decir, la mordedura de serpientes venenosas y así cuidar de los vecinos.
Etchandy aseguró que en los últimos 36 años solo dos personas murieron a causa de una mordedura de yarará en Uruguay, un desenlace poco probable para quienes reciban atención médica, pero una posibilidad en sí.
"La principal razón es porque hay riesgo de vida y la segunda gran razón es la conservación de la biodiversidad, la conservación de la fauna nativa", expresó Etchandy. Explicó en este sentido que el rol de las serpientes "muchas veces está subestimado", pero que la presencia de éstas tiene que ver con el equilibrio del ecosistema, ya que las serpientes son controladoras de plagas, como roedores, y además son alimento para otros animales.
Por eso la familia Etchandy trabaja, desde hace 11 años, en una campaña de concientización para que los vecinos de la zona no maten a estos reptiles y proporcionarles una segunda opción: llamarlos, ya sea para un rescate o asesoramiento. En estos once años, ya rescataron a más de 700.
"Nosotros vamos y las sacamos gratis", aseguró Etchandy y explicó que los ingresos del reptilario son los que los ayudan a continuar con esta tarea, pero destacó que su crecimiento en redes también les da una mano y en más de una ocasión han recibido donaciones de sus seguidores.
Las yararás, como toda serpiente nativa rescatada, es liberada en la naturaleza. "Esa serpiente va a ser reubicada en un lugar no poblado y alejado de emprendimientos ganaderos y alejado de los cultivos" con permiso del Ministerio de Ambiente. "El animal que es de la naturaleza debe permanecer en la naturaleza y el que es criado bajo cuidado humano debe quedar bajo cuidado humano", señaló Etchandy y agregó con emoción que pronto inaugurarán un nuevo reptilario en un trabajo conjunto con la Intendencia de Maldonado.