Sturla cree que instrucción de Vaticano sobre parejas del mismo sexo “no debió surgir en Navidad” y no bendecirá este tipo de uniones

Mensaje de la Iglesia este año es un llamado a la paz; cardenal condenó a Hamas, pero también pidió “limites” en la respuesta israelí.

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Daniel Sturla, cardenal y arzobispo de Montevideo.
Daniel Sturla, cardenal y arzobispo de Montevideo.
Foto: Juan Manuel Ramos

De cara a la Navidad, el cardenal y arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla hace un llamado a la paz. Condena a Hamas, pero al mismo tiempo pide “límites” para los ataques de Israel en Gaza. En cuanto a la instrucción del Vaticano para la bendición a parejas del mismo sexo, dice que es contradictorio, que no debió emitirse en esta época y que en Uruguay se seguirá bendiciendo a personas de forma individual y parejas de hombre y mujer que contraigan matrimonio.

-¿Cuál es el mensaje de la Iglesia Católica para esta Navidad?

-Es un mensaje de paz. Porque aunque las guerras nos preocupan todas, son un desastre, lo de Tierra Santa tiene una connotación particular, porque es la tierra de Jesús. La comunidad judía en Uruguay es muy fuerte y se cumplieron 65 años de la confraternidad judío-cristiana, así que lo que pase en Israel obviamente nos toca mucho. También se está dando el fenómeno de que los cristianos están desapareciendo de Medio Oriente, del lugar donde surgió el cristianismo. Se están yendo, yendo y yendo, por la situación delicada que están viviendo. Pasa en Israel y en el Líbano. En Siria había una comunidad importante y se están yendo. ¿Qué decir de lo que ha pasado en Irak?

-El viernes el New York Times publicó una carta de representantes de varias organizaciones, como CARE, Mercy Corps y Save the Children, condenando nuevamente el ataque de Hamas del 7 de octubre, pero al mismo tiempo advirtiendo sus dificultades para trabajar en Gaza y señalando que “el derecho a la defensa propia no exige ni puede exigir que se desate esta pesadilla humanitaria sobre millones de civiles”. ¿Cómo ve la Iglesia esta situación?

-En una parroquia cristiana, justamente, murieron dos personas, una madre y su hija, a manos de un francotirador. Es la única parroquia cristiana y fue atacada por las fuerzas israelíes, y eso es un dolor. Uno entiende que el acto terrorista del 7 de octubre es un desastre, por eso la Iglesia lo condenó. Lo hizo en Roma el Papa y acá nos unimos, y nos unimos al dolor por los rehenes que están en manos de Hamas. Pero, por otro lado, la situación de los bombardeos, en los que han muerto tantos miles y miles de civiles, parecería que es una respuesta que tendría que tener su límite. Y ese es nuestro deseo. Uno reza por la paz, para que se pueda volver a lo que fue la solución de las Naciones Unidas: dos Estados para dos pueblos.

-¿Cuántos católicos hay en Uruguay?

-El 40% de la población se dice católica. Bautizados hay muchos más. Hay muchos que se dicen católicos pero no participan de la vida de la Iglesia. Entonces, si bien nuestro mensaje es para todos, en especial, es para aquellos que se han alejado de la práctica de la fe. Queremos que puedan retornar a la Iglesia.

-¿Cuántos son los que van a una iglesia al menos una vez a la semana?

-Serán unas 30.000. Que viven su vida cristiana de vez en cuanto, son 80.000. No deja de ser un número interesante.

-¿El mundo de hoy, donde todo es más inmediato, conspira para que las personas se tomen el tiempo de acercarse a una religión?

-Creo que hay mucha gente con vocación espiritual y que tenemos que estar muy atentos para acompañar esa búsqueda de sentido. Pero después, obviamente, hay un materialismo, un individualismo muy grande. En quienes tienen una vocación espiritual esto muchas veces los hace buscar su camino lejos de lo que es una institución o una religión determinada. Entonces, hay una búsqueda espiritual un poco abierta, por decirlo de alguna manera. Y después hay un montón de gente a la que no le interesa nada. El papa Ratzinger, cuando era sacerdote, en el año 69, hizo una profecía sobre la Iglesia del futuro y se está cumpliendo. Dijo que la Iglesia iba a ser más pequeña, pero al mismo tiempo más vital, e iba a llegar un momento en que la gente ya aburrida, cansada, iba a buscar a aquellos creyentes una novedad de vida. Hoy la Iglesia es así, más pequeña, pero a la vez muy vital. Es lo que yo veo en Montevideo. En este mes de diciembre, por ejemplo, acaba de terminar una misión de jóvenes en Paso de la Arena, en la parroquia Jesús Obrero; estuve el otro día en la Fazenda de la Esperanza, donde un grupo de jóvenes adictos, quienes están saliendo, hicieron su bautismo y la primera comunión; se fundó a principios de este mes un hogar para chicos que están saliendo de la adicción al lado de la parroquia de la Aguada; el padre Juan Andrés Verde inauguró viviendas en el barrio Santa Eugenia, con la proyección de hacer más; se inauguró la Iglesia de la Transfiguración del Señor en Carrasco Norte; poco antes se inauguró una casa para liberados al lado de la parroquia de Comercio… Si esta Iglesia más pequeña trabaja por los otros y anuncia el Evangelio, fantástico. La misión es viajar por el mundo y anunciar el Evangelio, y eso se está haciendo, aunque seamos menos.

-Hace dos semanas cambió el gobierno en Argentina. El hoy presidente Javier Milei dijo, durante la campaña, que se deberían hacer cambios en algunas normas, por ejemplo, en lo que respecta a la legalización del aborto. ¿Esperaba que el gobierno de Luis Lacalle Pou impulsara algo así en Uruguay?

-Que la Iglesia aspira a que un día la ley del aborto sea derogada es algo que es claro. Pero no esperábamos que lo hicieran en este gobierno. Era evidente que no lo iban a hacer. Yo pienso que va a ser algo de futuro. Va a llegar un momento en que la gente va a decir que esto que estamos haciendo no puede ser, que la vida humana existe desde la concepción.

-¿Espera que la misma gente lo derogue a través de una consulta popular?

-Sí, aunque pienso que es algo que puede demorar un tiempo. Hay una ola que se ha creado con los nuevos derechos. Se separan los derechos humanos de lo que es la ley natural, y entendemos que se termina yendo contra el mismo ciudadano.

-La ley de eutanasia finalmente no se va a aprobar este año, se proyecta hacerlo en el Senado el año que viene. ¿Han tratado de frenarla?

-En la Iglesia hay muchas comisiones, por ejemplo, de Salud y de Ética, y estas han ido al Parlamento. Está la organización Prudencia Uruguay, que está formada por muchos católicos, pero también por no católicos.Este es un tema que no se puede tomar de forma urgente, sino que hay que pensarlo. Muchas veces esto se presenta como una cuestión compasiva con el que sufre, pero en realidad es un cambio de perspectiva sobre el sentido de la vida y de si hay o no personas cuya vida es descartable. Por supuesto que la Iglesia se opone con el ensañamiento terapéutico y aplaude la ley de cuidados paliativos, así como estuvimos de acuerdo con la ley de voluntad anticipada, pero sin que esto tenga que ver con la eutanasia.

-¿Qué opina de la bendición eclesiástica para parejas del mismo sexo, que fue aprobada por el Vaticano?

-Creo que no era un tema para que surgiera ahora en Navidad. Me llamó poderosamente la atención, porque es un tema polémico y está dividiendo aguas adentro de la Iglesia. Es claro que un sacerdote bendice a todas las personas. Yo he estado ahora en la cárcel y he bendecido a todos los que están allí. Si vienen personas a pedirme la bendición, siempre la doy. Me acuerdo de cuando se estaba discutiendo la ley trans, que estábamos en una procesión en la parroquia San Ignacio y vinieron unas personas trans a pedirme la bendición y les di la bendición. Otra cosa es bendecir a una pareja homosexual…

-Eso es lo que el documento plantea...

-Ahí ya no es la bendición de las personas, sino a la pareja, y toda la tradición de la Iglesia, incluso un documento de hace dos años dice que no es posible hacer esto. Además, esta instrucción, o este documento que ha salido, crea confusión, porque dice que se puede bendecir, pero no a través de un rito. En definitiva, lo que yo creo es que a las personas se las puede bendecir, pero a las parejas como tal, en cuanto parejas, no. Con las parejas heterosexuales lo que está es el sacramento del matrimonio, hombre y mujer.

-¿Por qué dice que el documento no es claro?

-Es un no pero sí, y un sí pero no. El mismo documento dice que no cambia la doctrina de la Iglesia. Ante la no claridad del documento, desde la lectura que yo hago, entiendo que hay que seguir con la práctica que la Iglesia ha tenido hasta ahora que es la de bendecir a todas las personas que piden una bendición, pero no bendecir a las parejas del mismo sexo.

-El documento dice que a las parejas del mismo sexo la Iglesia las sigue entendiendo como una “situación irregular”.

-Exacto. Si uno lo que quiere es acercarse a las personas y que los homosexuales se sientan parte de la Iglesia, me parece bien. Porque la Iglesia es para todos. Pero hay ciertas reglas. Tampoco se bendice a una pareja que no está casada. No se pueden bendecir uniones que la misma Iglesia dice que no están de acuerdo con el plan de Dios.

-¿Han pedido una clarificación del documento al Vaticano?

-Lo que pasa es que el mismo documento dice que no puede haber un rito, que no se puede hacer tampoco públicamente… Crea una situación confusa. Cuando se bendice a las personas, uno no pregunta cuál es su situación. Y se hace siempre y a quien sea. Seguiremos con la misma práctica hasta que se aclare. El documento ha generado división. En las Iglesias de África han dicho que en sus países, no.

-¿Cómo funciona esto a la interna de la Iglesia? ¿Si el Vaticano dice algo, no hay que cumplirlo?

-En la Iglesia hay como una jerarquía de documentos. Esto no es un pronunciamiento del papa que tenga un valor dogmático. Hace dos años un documento de la Santa Sede dijo todo lo contrario, además. Hay que esperar un poco y que las aguas tomen el cauce adecuado.

-¿Pasó en estos días que alguna pareja de personas del mismo sexo haya pedido esta bendición en Uruguay?

-No me consta, de todas formas, como es algo que queda en el ámbito privado, ahí cada sacerdote deberá entender y decidir qué hacer.

-¿Lo han consultado sacerdotes sobre cómo proceder?

-No de esa manera, pero he escuchado sacerdotes que están desconcertados con esto. Y lo que yo les digo es que se bendice a las personas.

Además

“En Marconi se encierran a las cinco”

-Esta semana en Las Piedras, en la obra Minga del padre Mateo Méndez, hubo un ataque con bombas molotov. ¿Es común que se den este tipo de situaciones?

-Nosotros estamos en todos los barrios de Montevideo. Obviamente, tenemos que ser cuidadosos. Yo estuve este año de visita pastoral en la parroquia de Possolo, en el Marconi, y algunas familias me decían que a las 5 de la tarde los niños llegan de la escuela y se tienen que encerrar. Esto tiene consecuencias desde el punto de vista de la Iglesia, porque hay barrios en que la gente no sale después de determinada hora. Pero los curas veo que están en los barrios más difíciles trabajando; la Iglesia está presente.

-El año que viene hay elecciones. ¿Cómo ve el ambiente político, en cuanto a los cruces entre los bloques?

-Lo positivo es más que lo negativo. Se vio este año en el acto de los 50 años del golpe. Hay que mirar eso, subrayarlo, porque ese es el camino. Obviamente, con el año electoral habrá rispideces. Pero hay que tener cuidado. Tenemos el espejo de los vecinos, que nos muestra que si se tira de la cuerda, se rompe. Si a todo se le pone una sospecha ética, moral, podemos tener problemas. Hay que tener límites.

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