A la madrugada, cuando aún no había salido el sol y algunos ya se habían despertado, hubo un terremoto intracontinental que se sintió en varias localidades de Canelones y algunos barrios de Montevideo, y hasta se supo de testimonios en Tacuarembó. El movimiento asustó a varios uruguayos que no entendían el porqué del temblor en las paredes y el piso de sus viviendas. Algunos asumieron que era un relámpago y siguieron durmiendo, otros se desvelaron porque creían que los iban a robar. Y hubo quienes dejaron volar un poco más la imaginación: creyeron que se caía un avión.
Al cierre de la jornada, aún se desconocía hasta dónde se había extendido el temblor en el país. Uno de los lugares donde más se sintió, o al menos así lo cuentan sus habitantes, fue en Atlántida. La lluvia que se vivió en la madrugada -que sirvió de telón de fondo para quienes creyeron que se trataba de un trueno- continuó durante el miércoles, dejando calles poco concurridas y personas repletas de abrigo. Entre los habitantes de Atlántida, tal como constató El País, la pregunta sobre si sintió el temblor era recurrente. Algunos preocupados por estar viviendo algo inédito; otros jocosos sobre la dimensión del evento.
El terremoto se dio de una magnitud 5,2 en la escala sismológica, en el agua, a unos 12 o 15 kilómetros del borde de la orilla del mar en la zona de la Costa de Oro (Canelones). Aunque hay una creencia de que en Uruguay no hay sismos, el país ya cuenta con varios registros que la desmienten. La investigadora y directora del Instituto de Ciencias Geológicas, Leda Sánchez, explicó que, en general, los terremotos “ocurren porque son producto de reactivaciones de fallas antiguas”, y “Uruguay tiene un montón de estructuras geológicas” donde “pueden generarse rupturas y movimientos”.
“Nuestra región es intercontinental, es una corteza antigua, retrabajada en períodos antiguos. Pero, como la placa se mueve, se generan tensiones en algunos lugares y, con el tiempo, se rompen y se produce un terremoto”, indicó la geóloga en una rueda de prensa ayer por la tarde en el living de su casa. También señaló que no existen en el país elementos que puedan predecir cuándo se va a dar el fenómeno en determinada zona ni cuál puede ser su magnitud.
Aún restan datos por analizar y Sánchez junto a su equipo continúan recabando información sobre dónde se sintió el temblor. “Mirando algunas de las estructuras, pensamos que podría ser alguna mayor que estuviera vinculada al terremoto del 24 de marzo de 2016. En esa oportunidad, el sismo se dio de 3 de magnitud pero muy local. El epicentro estuvo en Puntas de Sayago, donde estaba localizada la regasificadora”, relató la geóloga.
A la mañana, desde la Intendencia de Canelones se informó que se comenzó un trabajo coordinado con el Sistema Nacional de Emergencias (Sinae). Pero se aclaró que aún no se habían registrado daños debido al terremoto.
El alcalde de Atlántida, Gustavo González, realizó una recorrida por la cuidad para hablar con vecinos -los que sintieron “miedo, mucho miedo”- y revisar las diferentes estructuras, tal como lo relató sobre el mediodía, cuando atendió a la prensa en la puerta del municipio. A diferencia de terremotos ocurridos en otros países, el de ayer no provocó daños materiales ni hubo personas lesionadas.
Entre los vecinos y las autoridades municipales había preocupación por el Águila en Villa Argentina -la que calificó como una “estructura frágil” y de “gran altura”- pero no se encontró “nada inusual”.
Una vecina de Atlántida, Guidai, contó que a la madrugada, mientras dormía y su marido ya se había despertado para ir a trabajar, sintió la vibración, incluso cuando puso la mano sobre la pared. En ese momento, le pidió a su pareja que desenchufara la televisión porque pensó que era un trueno pero, cuando vieron que seguía, llegaron a la conclusión de que era un fenómeno diferente. Él colecciona autos en miniatura, de todos los colores posibles. Tiene unos 700 perfectamente alineados en dos grandes vitrinas con estantes en el living de su casa. Allí sí vio un pequeño impacto del temblor ya que dedicó un buen rato a reacomodarlos.
Otro vecino contó -mientras limpiaba las ventanas de una heladería en el centro de Atlántida- que se despertó por la vibración y se imaginó que era un ladrón. Tiene una cabaña de madera, la que “tembló”. Salió y no encontró a nadie. Sí le llamó la atención que ninguno de sus perros ladró. “Viví en la ignorancia de lo que sucedió hasta la mañana” cuando “me lo comentó una de mis hijas”, relató a El País.
Florencia dormía y de pronto le temblaron el piso y las ventanas. Por unos segundos le bajó la tensión de la luz de la casa. “Fue un instante”, contó la vecina de Parque del Plata,. Durante horas creyó que era un trueno hasta que su abuela, con quien vive, le dijo que vio en las noticias que se había tratado de un sismo.
Varias muertes por tsunami en la capital
El Sinae recoge en su sitio web varios registros históricos de eventos en Uruguay. El primero que describe es del 14 de enero de 1884 a las 7:30. Ese día, en el que el tiempo “era bueno”, un “tsunami golpeó la costa sur de Uruguay”. El “fenómeno duró aproximadamente 15 minutos e inundó parte” de Montevideo. “La dirección de la ola fue desde la costa patagónica y varias personas se ahogaron en el lado sur de la ciudad”, añade.
Otro que se recoge es del 9 de agosto de 1848 a las 18:35. Ese día “ocurrió un temblor muy importante con epicentro estimado en la cuenca de Punta del Este, próxima a Montevideo”.
También se destaca un sismo que ocurrió en junio de 1888, y se catalogó como un “tsunami en las aguas del Río de La Plata (en esa época la población era escasa)”. El Sinae explica que afectó a “ambas costas del Río de la Plata” y produjo “daños de cierta significación”.
“La repetición de un sismo de estas características hoy día podría producir daños materiales y humanos de gran envergadura, si se tiene en cuenta el aumento exponencial de la población en ambas riberas, el enorme y variado cuadro de infraestructura y la falta de concientización pública”, explica el Sinae.
“Puede haber otro evento similar en una semana, un mes o meses”
La directora del Instituto de Ciencias Geológicas, Leda Sánchez indicó que, aunque “es baja” la posibilidad de que un sismo de estas características se dé en Montevideo -debido a que “no es un territorio con una actividad sísmica importante”- puede darse.
Y si se diera, Sánchez advirtió que no se sabe “qué puede ocurrir” en la capital, donde hay una “población muy importante”, si el epicentro del evento se localiza allí.
En ese sentido, alertó sobre la importancia de gestionar el “riesgo sísmico”, y poner el ojo en las infraestructuras edilicias. Se sabe que algunas son “peligrosas” y “no podrían soportar” si se da un terremoto como el del ayer con su epicentro en la capital. Y recordó que ya “se han caído balcones” sin sismos, y “han colapsado casas por movimientos de tierra vinculados a la obra” del Ferrocarril Central. Así como también se produjeron grietas en estructuras cuando se dio un terremoto en Las Piedras (Canelones) en 2016.
Ante la consulta de si cabe la posibilidad de que haya una réplica del terremoto, explicó que en terremotos intracontinentales, como los que suceden acá, no se utiliza ese término. No obstante, indicó que “puede haber otro evento de características similares en una semana, un mes o unos meses”, y que los movimientos pueden ser de “mayor, igual o menor” magnitud.
Otra duda planteada es si se dan más terremotos ahora que en épocas anteriores. Para la experta la diferencia radica en que hoy existe una mayor capacidad de registro debido a que hay más equipos en el país. Aunque también señaló la escasez de recursos materiales y humanos con los que cuentan para el monitoreo.
¿Qué hacer cuando se produce un sismo?
La falta de previsión llevó a que varios uruguayos se plantearan qué hacer en caso de que se repita otro sismo. El Sinae publicó ayer una serie de recomendaciones que pretenden dar herramientas sobre cómo actuar en los primeros momentos. Una de ellas indica que mientras sucede se pide permanecer “en el interior de la estructura”, “intentar mantener la calma y proceder de acuerdo a lo establecido en el plan de emergencia” si existe.
Por otra parte, aconseja “protegerse debajo de elementos resistentes” -como una mesa o una cama- y lo “más alejado posible de elementos que se puedan precipitar” -como estanterías, bibliotecas, cuadros, vidrios, entre otros objetos. Además, se pide que la persona adopte una “posición de seguridad (posición fetal apoyado en rodillas y codos, cubriendo con las manos entrecruzadas la cabeza)”.
Y se agrega que no se deben “utilizar ascensores, montacargas o similares”. En “caso de estar conduciendo, reducir la velocidad y detenerse en un lugar seguro, no abandonar el vehículo”.
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