VOCES DE UN ACCIDENTE TRÁGICO
A las 18:02 del viernes 13, el brazo de una retroexcavadora tiró abajo un tramo de un puente peatonal ubicado en los accesos a Montevideo. Falleció una persona y otras cuatro resultaron lesionadas.
El camión conducido por Carlos G. transportaba una enorme máquina retroexcavadora por los accesos a la altura de La Teja. Se alejaba de Montevideo en dirección al interior del país. Detrás, a poca distancia, circulaba por la vía rápida la camioneta Renault Kangoo, conducida por un empleado de la pizzería Rodelú, Pedro Recalde (52), quien se dirigía hacia su casa ubicada en la zona de El Dorado (Canelones).
En la fila intermedia de velocidad viajaban las profesoras María José B. (35) y Micaela G. (26) en un auto Suzuki Alto. Y por la vía lenta lo hacía Norberto A. (38) en un camión Iveco perteneciente a una empresa que realiza servicios de auxilios mecánicos.
En ese mismo momento y a unos pocos metros de las rutas de los accesos a Montevideo, Melina O. (17), embarazada entonces de 34 semanas, y su sobrino Lucas A. (8), descendieron de un ómnibus. Lentamente comenzaron a subir las escaleras para cruzar el puente peatonal de la doble vía de los accesos. Al final del puente comienza el barrio La Teja. A tres cuadras del lugar vive la joven.
A las 18.00 horas del viernes 13 ninguna de estas siete personas que circulaban en el lugar sospechaban que serían protagonistas de un accidente mortal: lacaída de un puente peatonal.
Dos minutos más tarde, a las 18:02 de aquel fatídico viernes, el camión conducido por Pablo G. cruzaba a baja velocidad por los accesos. El brazo de la retroexcavadora impactó en el puente y lo tiró abajo.
Pedro R. no tuvo tiempo de atinar una respuesta. El motor de la camioneta Renault Kangoo fue aplastado por el tramo de puente derribado por el brazo de la retroexcavadora.
“Escuché un ruido ensordecedor delante mío. Clavé los frenos. Por fracciones de segundos el puente no me cayó encima”, contó a El País Norberto A., el chofer del camión del auxilio mecánico.
Norberto descendió del Iveco. Observó que, a su costado izquierdo, salieron dos muchachas lastimadas de un auto Suzuki Alto. Las ayudó a caminar hasta un lugar seguro. Vio que estaban muy doloridas, pero no perdían mucha sangre.
Caminó hasta la camioneta Renault Kangoo con el objetivo de auxiliar a Pedro Recalde. Lo llamó varias veces. No obtuvo respuesta.
Observó que Pedro estaba apretado entre el asiento de la camioneta y la bolsa del airbag que se había accionado al chocar la Renault contra el puente. “Enseguida el lugar se llenó de gente mirando el accidente”, relató el chofer del camión de auxilios.
Norberto se desesperó. Pidió a los mirones que se alejaran para que Pedro pudiera respirar.
Nadie lo escuchó. Enseguida llegaron las ambulancias y los Bomberos. Norberto se alejó del lugar apesadumbrado.
A pocos metros de allí, María José, la docente que conducía el Suzuki Alto, tenía una muñeca quebrada como consecuencia del choque de frente contra el puente. La profesora debió ser internada y operada para curar la lesión.
Micaela, quien viajaba con María José en el asiento del acompañante, sufrió un corte profundo en una ceja. No debió ser internada.
María José dijo a El País que el choque con el puente le había generado un trauma psicológico.
Del otro lado del puente caído, sentada en la baranda, Melina O. escuchaba los gritos desgarradores de su sobrino Lucas.
En la caída de unos cinco metros, el niño sufrió un profundo corte en la zona genital que llevó posteriormente 10 puntos, y lesiones en su pierna derecha que también obligaron a los médicos a realizarle suturaciones.
Melina O. vio una gran mancha de sangre sobre el cemento del puente. Temió que hubiera perdido su embarazo de entonces 34 semanas. Se tocó la panza. Giró la cabeza y vio que la sangre era de su sobrino. Como pudieron, ambos salieron del lugar y se tiraron en el pasto.
“Mi bebé, mi bebé”, decía Melina mientras se agarraba el vientre.
Una ambulancia la trasladó al Hospital de Clínicas donde fue internada. Al tiempo su bebé se movió. Melina suspiró aliviada.
"Mi cliente es inocente".
El chofer del camión que generó el siniestro fue contactado en el lugar por policías de la Seccional 19ª (La Teja) para conocer sus datos filiatorios y el nombre de la empresa en la que trabajaba.
El camionero casi se desvaneció cuando supo que Pedro Recalde había fallecido en el accidente. No pudo declarar ante la fiscal Sabrina Flores y fue internado por la descompensación.
El abogado del conductor del camión, Nicolás Pereyra, dijo a El País que su defendido declarará el 7 de diciembre próximo ante la fiscal Flores.
“Él está destrozado por lo que pasó. Tanto por los lesionados como por la persona que falleció” en el lugar, explicó el penalista.
Según Pereyra, “es muy fuerte” el daño psicológico que sufren aquellas personas que generan los accidentes.
Explicó que la descompensación que padeció el chofer del camión se debió a que fue consciente de la magnitud de lo que había sucedido en el accidente.
“Si a una persona se le va imputar el homicidio culposo, como es el delito que investiga la Fiscalía y que el ministro (de Transporte, Luis Alberto) Heber señaló en forma apresurada que hubo responsabilidad, hay que ser muy cuidadoso porque estamos en el ámbito de la culpa y no de la intención”, explicó Pereyra.
Y entendió en que las afirmaciones de Heber fueron “poco felices” porque “prejuzgan”.
Reiteró que, a su juicio, en este caso “no estamos ante un delito de intención”. Agregó: “El accidente causa resultados delictivos, pero la conducta de mi cliente no fue ilícita desde el arranque”.
Luego Pereyra citó el artículo 18 del Código Penal, que señala que cuando una persona comete un delito relacionado con la culpa hay que investigar la negligencia, impericia o violación de leyes y reglamentos.
“A mi entender, mi cliente no incurrió en ninguna de esas causas. El chofer del camión tenía la libreta profesional que lo habilitaba a circular y transportar ese tipo de cargas. Pero también se encontraba en un marco de no cumplimiento de la normativa en grado alarmante por parte de la empresa”, dijo Pereyra a El País.
-¿Qué tipo de normas incumplió la empresa?
-No cumplía reglamentos y normas de seguridad. El chofer tenía que comprar los elementos de seguridad. Además, era la primera vez que transportaba una carga de ese tipo (una retroexcavadora). Es fundamental en Derecho Penal la exigencia de la conducta a determinado actor. Al conductor del camión no se le podía haber exigido un estándar de conducta más justo.
-¿Quiere decir que su cliente pidió una escolta a la empresa?
-Él mismo le pidió al patrón que alguien lo acompañara. Y no se pudo hacer. Además él no cargó la máquina retroexcavadora encima del camión.
-¿Ese camión estaba habilitado para circular?
-Y, los permisos para circular es asunto específico de la empresa y no del conductor. Aparte el empleado está sujeto al empleador. Entonces nunca puede ser el responsable directo del accidente. Reitero, el cumplimiento de la normativa no depende del conductor del camión, sino de la empresa. Es la firma la que está en una posición mucho mejor para definir las normas de seguridad. Si estas no se cumplen, ocurren accidentes. Mi cliente es inocente por todo eso.
Pasadas las 18:20 horas del viernes 13, llegó al lugar del siniestro el director nacional de Transporte, Carlos Flores, quien figura en la lista de testigos elaborada por la Policía. “Fui allí por la gravedad de la situación. Quería saber si el equipo de carga que transportaba la retroexcavadora tenía los permisos correspondientes”, dijo Flores a El País. Agregó que el camión no contaba con los avales estatales para circular por una ruta.
El sábado 14, el ministro de Transporte, Luis Alberto Heber, afirmó que se trataba de un “homicidio culposo muy notorio” del chofer del camión.
“El chofer tiene la libreta profesional justamente para evitar estas cosas, por eso nos extraña la desidia, la falta de profesionalismo que hubo por parte del conductor y la responsabilidad de la empresa también”, expresó Heber.
Varias víctimas del accidente de tránsito ocurrido en la tarde del viernes 13 en los accesos se contactaron con abogados para presentar demandas civiles por daños y perjuicios contra el Ministerio de Transporte, la empresa transportista y la firma que se dedica al mantenimiento del puente caído en la colisión.
En representación de las dos docentes lesionadas en el choque contra el puente, el abogado Ignacio Durán elaborará un reclamo civil por responsabilidad extracontractual. “La culpa y el hecho ilícito están claros en la situación narrada en el parte policial y testigos”, consideró Durán.
Reiteró que el juicio se hará en función de las lesiones sufridas por sus clientas, ya determinadas, y otras intangibles que derivarán en un reclamo por daño moral.
“Las secuelas psicológicas son un daño intangible. Una de mis clientas no puede subir a un auto, prenderlo y manejar. Empezó a hacer terapias porque tiene ataques de pánico”, explicó.
Melina O., la joven embarazada que caminaba con su sobrino encima del puente caído, acordó con un abogado que la representará en calidad de víctima en la vía penal y es posible que también inicie una demanda civil.
La empresa propietaria del camión que causó el accidente no quiso hacer declaraciones sobre las eventuales demandas porque sus dueños aún no fueron a declarar en Fiscalía. La empresa es defendida por los abogados Pablo Barreiro y Laura Robatto.