Redacción El País
La Justicia boliviana finalmente condenó este jueves a la uruguaya que lleva 114 días en prisión preventiva, por portar consigo siete gramos de marihuana.
"Conseguimos el objetivo", celebró su abogado, Rodrigo Rey en diálogo con El País y explicó que esto formaba parte de su estrategia como defensa, lograr una condena para que esta se ejecutara rápidamente y dejar atrás la "prisión preventiva infinita".
Tras obtener la sentencia de condena, Virginia saldrá de prisión la tarde de este viernes. Por su falta, deberá abonar una multa que "está por debajo de los US$ 50", según dijo Rey.
Por siete gramos de cannabis en su equipaje:
La joven uruguaya fue apresada en marzo cuando, al volver de un viaje turístico con su madre, Silvia, las autoridades del aeropuerto de El Alto notaron que ellas llevaban siete gramos de cannabis entre sus pertenencias. En Bolivia, tanto el porte como el consumo de esta sustancia es un delito, por esto las detuvieron a ambas.
En mayo, la defensa de ambas logró probar que Silvia, de 60 años, no es consumidora y que Virginia sí -ya que está registrada en un club cannábico uruguayo-, pero que no por eso es narcotraficante. Silvia estuvo 106 días presa.
Horas antes de la sentencia de este jueves, Silvia habló por primera vez del tiempo que pasó presa junto a su hija: "Sí, lo sé, sé lo que estarán pensando: 'qué imprudencia, qué inconsciencia, qué irresponsabilidad', sí, todo eso es cierto. Pero la pesadilla que vivimos después y que nos tiene aún retenidas en Bolivia no la merece nadie. Fuimos tratadas como narcotraficantes y del aeropuerto nos llevaron directo a una celda fría, oscura, durante cuatro días. La primera noche la pasamos abrazadas, llorando y con mucho miedo, luego ingresamos al penal de Obrajes", expresó Silvia en un audio que sus amigos y familiares comenzaron a difundir en redes sociales.
"Estar presas en un país extraño, aisladas de nuestra familia y nuestros amigos sin nadie a quién recurrir, en condiciones muy deprivadas y a 4.000 metros de altura es aterrador. Los días transcurren lentos y la incertidumbre es bestial, el sueño es lo único que trae olvido y alivio. Con ayuda de mucha gente, en especial de la embajada de Uruguay en Bolivia pudimos llevar esta situación sin enloquecer", añadió.
En Bolivia, el consumo de marihuana es un delito que no es penado con prisión, sino con rehabilitación. En el caso de los extranjeros, sin embargo, la pena incluye la deportación y eso es a lo que apuntó la defensa de la joven.
La defensa firmó un acuerdo abreviado con la Fiscalía boliviana y asumió la responsabilidad por haber incumplido la ley. En primer lugar, la audiencia de hoy había sido programada para el viernes de la semana anterior, pero por un "error de notificación", debió ser reprogramada.
Ahora, familia y amigos juntan fondos para ayudarlas a ambas. Para esto abrieron una cuenta en Abitab, organizaron un evento solidario que tendrá lugar este sábado e iniciaron una colecta con la que esperan poder costear el viaje de regreso.
Fue un tema de discusión en la OEA y en la cumbre del Mercosur
Cansados de los atrasos administrativos, la familia de Silvia y Virginia hizo todo lo que estuvo a su alcance para dar difusión a su caso, lo que incluyó una carta dedicada al ministro de Relaciones Exteriores Omar Paganini.
"Hoy necesitamos que el gobierno uruguayo dé un paso más y logre traer de regreso a casa a Silvia y a Virginia. No sabemos cuánto tiempo más podrán soportar las condiciones de encierro; la salud de ambas se deteriora día a día", decía la carta que la familia escribió poco antes de que Silvia fuese sobreseída. La carta movió la aguja y la familia recibió una respuesta del propio ministro. Entonces, Paganini les manifestó que sus competencias y capacidades para colaborar activamente en el caso estaban "limitadas".
Entre estos más de 100 días en prisión, dos eventos importantes tuvieron lugar: la cumbre de la Organización de los Estados Americanos y la cumbre del Mercosur. Fuentes indicaron a El País que, en ambas instancias, Paganini discutió el tema con representantes de Bolivia llegando a transmitir su preocupación a su par, Celinda Sosa Lunda.
Desde que Virignia y Silvia fueron apresadas, el embajador de Uruguay en Bolivia, Fernando Marr, las visitó al menos 10 veces para corroborar su estado sanitario.