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Unos 3.700 rusos ingresaron a Uruguay en el año de la guerra con Ucrania

Hay menores de 18 años, la mayoría son mujeres y de estos 314 ya pidieron la ciudadanía.

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Migrantes en fronteras rusas escapan de la guerra
Migrantes en fronteras rusas escapan de la guerra.
Foto: AFP

Por Maite Beer
A un año de la invasión de las tropas rusas en Ucrania, la crisis migratoria a raíz de la guerra ha hecho eco en gran parte del mundo. Más de ocho millones de ucranianos huyeron de sus tierras hacia otros países de Europa, pero los rusos no son bienvenidos en el Viejo Continente, por lo que emigran a otras zonas del mundo. Se trata de los ciudadanos contrarios a las decisiones del líder ruso Vladimir Putin, que escapan de los estragos del conflicto y de la posibilidad de que, en el caso de los hombres, los recluten para combatir.

Muchos de estos rusos eligieron asentarse en América Latina por la lejanía y por compartir una cultura occidental. El Washington Post informó en febrero de este año que por lo menos 500.000 personas se fueron de Rusia y se estima que puedan llegar a ser un millón en total. En Uruguay durante el año pasado ingresaron 3.714 rusos.

A varios de ellos los atrajo la tranquilidad de un país de tres millones de habitantes que no los rechaza y, sobre todo, con una democracia estable. Del total de los rusos que ingresaron, 2.018 son mujeres y 1.696 son hombres, según los datos de Migraciones a los que tuvo acceso El País. Entre ellas 312 son menores de 18 años y 44 son personas mayores de 65 años.

Ekaterina Germanovich nació en la Unión Soviética y se mudó a Uruguay hace 10 años para trabajar como cónsul en la embajada rusa. Actualmente brinda servicios de traducción del ruso al español para sus compatriotas que llegan a Uruguay y necesitan hacer trámites en el país, sobre todo las residencias. En 2022 fueron 314 ciudadanos rusos los que tramitaron su residencia.

“Muchos de los países limítrofes están desbordados de inmigrantes y la gente tiene miedo de quedarse allá”, explicó a El País la traductora. Los que tienen más posibilidades económicas se van “más lejos” -continuó- y a Uruguay lo eligen “conscientemente” porque se corrió la voz de que es un buen lugar para vivir y tiene fuertes raíces europeas, de hecho, Germanovich apuntó que los rusos lo perciben como el país más europeo de América Latina. “Nadie viene a ciegas”, aseguró.

Los rusos que escapan de la guerra están limitados en cuanto a su pasaporte porque ser ruso en el mundo es una “alerta roja”, luego de que se emitieran las sanciones internacionales. Uruguay, en este sentido, es un país a donde es fácil emigrar y en el que los documentos legales son accesibles.

La traductora sostuvo que la mayoría de los rusos que se asientan aquí son de clase media o alta, principalmente por el costo que implica viajar a Uruguay. La mayoría son profesionales y muchos son desarrolladores de software, según dijo Germanovich. El fenómeno que, sin embargo, no ocurrió en el país fue la oleada de mujeres rusas embarazadas que llegaron a Argentina con la intención de obtener la doble nacionalidad para sus bebés.

Las historias

El País intentó contactar a 20 ciudadanos rusos en Uruguay y la mayoría se negó a dar su testimonio por miedo a que tenga repercusiones en su país de origen, pero tres jóvenes accedieron a contar su historia de vida.

Al día siguiente de que Putin anunciara la invasión de las tropas rusas, a Lisa -una rusa de 30 años- le llegaron más de 100 mensajes de amigos que le decían que habían comprado pasajes de avión para irse a distintas partes del mundo y huir del conflicto. La chica empezó a pedir recomendaciones sobre destinos para mudarse y un amigo ruso que estaba viviendo en Uruguay le contó sobre el país.

“Estuve en 15 países y nunca encontré tanta libertad como en Uruguay. Puedo caminar por la calle y no le tengo miedo a nada, ni siquiera a la Policía, y eso es algo que valoro mucho”, narró la joven a El País.

Lisa vive en Punta Carretas y eligió el país por la lejanía, porque luego de cinco años puede obtener el pasaporte uruguayo, por la economía estable del país y por el clima, además de valorar que es un país costero. Trabaja como desarrolladora web de forma remota.

Pero su familia sigue viviendo en San Petersburgo y si bien ella ahora está feliz en Uruguay, siente terror por los que quedaron en su país natal. El día en que se fue del país se despidió de su madre en el aeropuerto y ahora teme no volver a verla. Lisa cuenta que Putin anunció que los rusos que se fueron del país durante el combate no podrán volver a Rusia nunca más porque son considerados traidores.

Un joven ruso de 31 años, que prefirió no ser identificado, también contó a El País cómo fue que llegó a parar a Uruguay. Trabajaba en Rusia de forma remota para una empresa de software estadounidense y cuando se desató la guerra Putin prohibió que los ciudadanos trabajen para otros países, por lo que la empresa le ofreció mudarse a otras sedes, entre las posibilidades estaban Georgia, Montenegro o Uruguay.

Pisó suelo uruguayo el 12 de abril de 2022, luego de pedir recomendaciones sobre el país a través de las redes sociales y, aunque inicialmente llegó solo, ahora su novia también se mudó a Uruguay y pretenden casarse aquí. Actualmente viven en un departamento en Pocitos.

Él no habla español y por eso recurre a aplicaciones de traducción, además de estar practicando el idioma en Duolingo. De todos modos, esto no representa uno de los mayores problemas para el ruso porque aseguró que los uruguayos son abiertos, cordiales y amigables y que lo único que dificulta su estadía son los precios.

El joven no tiene tanto contacto con sus demás compatriotas que llegaron a Uruguay porque la comunidad rusa no suele ser tan unida en el extranjero, muchos de los rusos se limitan al contacto a través de Telegram o Facebook.

Esto es algo que le llama la atención a Maryna Anández, de 27 años, una joven que nació en el norte de Rusia, vivió toda su vida en la península que los rusos y ucranianos se disputan y hace ocho años que vive en Uruguay. Un día en el que recorría una feria de Piedras Blancas escuchó a una mujer hablando ruso y tuvo la intención de entablar una charla con ella, pero su compatriota le dedicó unas pocas palabras. Algo similar le ocurrió en un supermercado cuando se acercó a un padre y su hijo que hablaban ruso.

“La gente se muestra de una manera como de no quiero que me veas, no quiero que sepas quién soy”, dijo a El País la joven.

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Red de pasaportes falsos provocó estigmatización

Los rusos instalados en Uruguay sufrieron las consecuencias de la gran polémica en torno a la red delictiva que brindaba pasaportes uruguayos tramitados con partidas de nacimiento falsas a personas de nacionalidad rusa, lo que dio inicio a la indagatoria y posterior procesamiento del excustodio presidencial Alejandro Astesiano.

Los ciudadanos rusos que residen en Uruguay y que hablaron con El País señalaron que luego de esta noticia los comenzaron a ver de otra manera, pero uno de ellos dijo que ahora que “el tema pasó” ya los dejaron de asociar a este caso.

Si bien el caso Astesiano quedó cerrado tras la condena de cuatro años y medio de prisión para el excustodio, la fiscal Gabriela Fossati continúa la investigación sobre la falsificación de documentos.

El escribano Álvaro F., uno de los indagados por la causa, declaró ante la fiscal que en el consulado de Uruguay en Moscú se tramitaron unos 10.000 pasaportes y que por cada uno de ellos el entonces cónsul y un ciudadano ruso que también era funcionario de esa oficina cobraban US$ 20.000.

Sin embargo, la mayoría de los solicitantes rusos no residían en Uruguay.

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