Unos 500 jóvenes uruguayos viajan a Lisboa para un encuentro con el Papa Francisco

El próximo martes comienza Jornada Mundial de la Juventud en Portugal. Más de 663.000 peregrinos -entre fieles, sacerdotes, misioneros, monjas y monjes- ya iniciaron su registro para participar.

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Jóvenes católicos de todas partes del mundo se congregan en la Jornada Mundial de la Juventud, en Lisboa (Portugal)
Jóvenes católicos de todas partes del mundo se congregan en la Jornada Mundial de la Juventud, en Lisboa (Portugal).
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En tres días las calles de Lisboa, capital de Portugal, estarán desbordadas de jóvenes católicos de todas partes del mundo con la ilusión de encontrarse con el Papa Francisco y celebrar la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Más de 663.000 peregrinos -entre fieles, sacerdotes, misioneros, monjas y monjes- ya iniciaron su registro para participar en el evento que se llevará a cabo entre el 1° y el 6 de agosto y, a un mes de su concreción, ya había 313.000 jóvenes que habían completado su inscripción.

La JMJ, que se organiza cada tres o cuatro años, se vive para los católicos de la misma manera que un mundial de fútbol o unos juegos olímpicos, con millones de turistas transitando la ciudad con sus banderas al hombro, aplaudiendo y cantando a viva voz las canciones típicas de sus países. En lugar de partidos deportivos, durante toda la semana hay actividades religiosas, misas, adoraciones eucarísticas, confesiones, charlas espirituales y conciertos en los principales puntos de la ciudad.

Pero, ¿qué es exactamente la JMJ? Así se presenta al evento en su página web: “Es una peregrinación, una fiesta de la juventud, una expresión de la Iglesia universal y un fuerte momento de evangelización del mundo juvenil. Se presenta como una invitación a una generación determinada en construir un mundo más justo y solidario”.

Entre los 185 países que participarán en el evento, está Uruguay. Por eso, alrededor de 500 jóvenes provenientes de distintos departamentos viajarán a Europa para este encuentro internacional de la Iglesia católica. Por lo general se hospedan en parroquias, gimnasios, escuelas, polideportivos y hasta casas de familia, para así participar en los eventos principales de la jornada: la ceremonia de acogida y apertura, el Via Crucis, la vigilia (en donde todos los peregrinos acampan en un mismo lugar) y, el último día, la misa de envío.

Felipe Chaves, de 32 años, viajará a Portugal como secretario ejecutivo de la Comisión Nacimiento de la Pastoral Juvenil de Uruguay, junto con el presidente de la comisión, el obispo de Maldonado Milton Tróccoli. “Vamos a vivir esa fe viva de los jóvenes compartida con personas de todo el mundo con realidades muy diversas”, dijo Felipe a El País. Su expectativa no solo está puesta en su encuentro con el Papa, sino en poder “ver la diversidad de la Iglesia en el mundo”, porque la Iglesia católica tiene muchas congregaciones y carismas distintos, muchas formas de vivir la espiritualidad.

Martina Chulse tiene 17 años y su familia estuvo mucho tiempo ahorrando para que ella pudiera viajar a Europa y participar de la JMJ. Desde que se enteró de esta oportunidad, mientras estaba en liceo en el colegio San Miguel, tuvo la ilusión de poder viajar a Lisboa. “Después de mucho esfuerzo, este domingo ya nos vamos”, contó Martina a El País.

Ella y su mejor amigo, Mateo, viajarán con un grupo de una comunidad salesiana (Don Bosco) de Mercedes y Salto. Son 12 jóvenes de 17 a 26 años y dos sacerdotes. Para Martina el “encuentro con el Papa es algo único que se da una sola vez en la vida” y le emociona poder hablar de la fe en otros idiomas. Ya se descargó la aplicación de la JMJ para conocer el itinerario completo y se inscribió en algunas actividades, como torneos de volleyball y fútbol que habrá en las playas de Lisboa. Para matar la ansiedad, también miró todos los tiktoks de las jornadas de años anteriores.

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“Queremos demostrar que la iglesia está viva”

Nicolás Raffo es otro de los 500 jóvenes uruguayos que vivirán la JMJ 2023 y ahora se encuentra en un pueblo en el interior de Portugal, junto con un grupo de 32 personas de la parroquia San José de la Montaña, haciendo voluntariado para así prepararse para la jornada.

Participar en la JMJ siempre fue un sueño para Nicolás porque es el “mundial de la fe”. “Queremos demostrar que la Iglesia está viva, que los jóvenes peleamos por lo que realmente creemos”, aseguró.

Martina Beer tiene 19 años y, junto con los jóvenes de la comunidad de Stella Maris, está realizando el Camino de Santiago previo al encuentro en Lisboa. “Participar en esta JMJ significa dar la cara por Dios, por la Iglesia católica y por el país. Compartir una semana con tres millones de jóvenes católicos es un regalo del cielo”, dijo.

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