Redacción El País e información de AFP
El sur de Brasil atraviesa una situación crítica, en el contexto de una histórica inundación que ya provocó al menos 100 muertes. Allí, en Porto Alegre, fue que un grupo de uruguayos que estaba de excursión se topó con la noticia de que no podían volver al país, ya que las lluvias rebasaron puentes y caminos.
Este grupo de 28 personas (de 25 pasajeros, un coordinador y dos choferes), disfrutó de un viaje de ocho días conforme a los planes en Camboriú. Pero a su llegada a Porto Alegre la tarde del viernes pasado, la Policía local les indicó que no había forma de cruzar. El agua había rebasado el puente y la carretera BR 116 -una de las más extensas de Brasil- estaba cortada.
Ante esto, personal y pasajeros se vieron obligados a pasar la noche en una estación de servicio junto a la carretera inundada, según relató a El País Federico Machado, uno de los choferes que vivió esta experiencia.
"Allá era impresionante la gente la incertidumbre que tenía. Era como una película de terror. Todo el mundo estaba alarmado porque en la historia nunca habían pasado algo como esto", contó Machado y agradeció el buen trato que recibieron como uruguayos ya que eso los ayudó a mantenerse en calma.
Tras pasar la noche en la estación, el grupo se puso en contacto con el consulado uruguayo en Brasil la mañana del sábado y fueron ellos quienes les consiguieron un hotel donde pasar su segunda noche. A 60 km de Porto Alegre, cerca de Osorio, según detalló Machado.
Entrado el domingo el grupo se decidió a tomar la BR 101 -la segunda ruta más importante del país- y cruzar en balsa, pese a que habían recibido una llamada del subsecretario del Ministerio de Turismo, Remo Monzeglio, ofreciéndoles volver al país en avión, propuesta que debieron rechazar ya que no tenían manera de llegar a tiempo a Curitiba para tomar el vuelo, por lo que la balsa seguía siendo la mejor opción.
Llegados a la balsa a las 16:00 horas del domingo, el grupo se topó con "una cola de camiones de 10 km más o menos", según los cálculos de Machado. Sin embargo, cruzaron media hora después. Para eso, pasaron la cola de camiones por un costado y hablaron directamente con los funcionarios de la balsa y les contaron que los pasajeros uruguayos habían comenzado a sentirse enfermos "con fiebre y mareos de los nervios", por lo que los dejaron pasar.
"A los 20 minutos ya estábamos del lado de Río Grande y en la noche ya estábamos en el Chuy", concluyó Machado el relato de un viaje que terminó en aplausos, por la alegría de volver.
Autoridades brasileñas piden no volver a las zonas de riesgo
El número de muertes por las históricas inundaciones en el sur de Brasil alcanzó este miércoles el centenar, a la vez que las autoridades suplicaron a los afectados no volver a las zonas de riesgo.
Según Defensa Civil, al menos 100 personas fallecieron, 372 resultaron heridas y 128 están desaparecidas en las inundaciones provocadas por desbordes de ríos tras las lluvias torrenciales de la última semana en el estado do Rio Grande do Sul.
Las autoridades insistían este miércoles a los habitantes en que no regresaran a las zonas de riesgo y alertaban de la posibilidad de inestabilidad en los terrenos y de peligros para la salud.
"Las aguas contaminadas pueden transmitir enfermedades", dijo a periodistas Sabrina Ribas, portavoz de Defensa Civil.
En más de 400 municipios afectados, incluida Porto Alegre, capital del estado, más de 160.000 personas fueron evacuadas de sus viviendas por este desastre climático.
Casi 100.000 viviendas quedaron dañadas o destruidas por la fuerza de la naturaleza. Los daños económicos superan los 4.600 millones de reales (908 millones de dólares), según una estimación de la Confederación Nacional de Municipios.
El río Guaíba, desbordado sobre Porto Alegre, se había rebajado el miércoles a 5,14 metros, pero la situación aún es inestable.
En la zona del Gasometro, uno de los puntos turísticos tradicionales de la ciudad, las aguas subieron todavía este miércoles y los rescatistas voluntarios se vieron en dificultades para cruzar las calles inundadas.
"Solo se puede cruzar en lancha o en carro. No hay otra manera", dijo a la AFP Luan Pas, de 30 años, desde su camioneta a pocos metros de las aguas que anegan calles y aceras en esta zona del oeste de la ciudad.
"Tengo un taller del otro lado y está inundado", relató.
A pocos metros, en una calle devenida un lago de aguas estancadas, voluntarios con lanchas y jetskis se prepararon para comenzar otra jornada de evacuación de quienes siguen atrapados en sus casas o simplemente no quisieron dejarlas por temor a saqueos.
Más de una semana después de que comenzaran las lluvias, sin corrientes que desplacen las aguas, el olor es nauseabundo en una ciudad que tiene zonas convertidas en verdaderos basurales.
Tras el cierre por tiempo indeterminado del aeropuerto internacional, la base militar de Canoas recibirá vuelos comerciales para el transporte de donaciones y de pasajeros que retornan al estado, informó la fuerza aérea.
En una esquina del centro histórico de Porto Alegre, en una zona a salvo de las aguas, decenas de personas se ayudaban con un generador contratado por una farmacia para cargar sus celulares, una herramienta vital para contactar con familiares y amigos en medio del caos.
"Esto es un universo paralelo", resume la profesora universitaria Daniela da Silva, de 30 años.
-
Traslado de enfermos y reparto de medicinas: la Fuerza Aérea Uruguaya en las labores de socorro en Brasil
Luis Suárez y Sofía Balbi mandaron un mensaje y apoyaron una campaña para ayudar a sus amigos en Porto Alegre
Autoridades en "alerta" por el impacto de inundaciones históricas en Brasil y las lluvias locales copiosas