ACTIVIDAD EN FACULTAD
La argentina "trabaja en el cruce de prácticas educativas, haceres de la escritura y gestos artísticos, para provocar preguntas desde los transfeminismos sudakas”, según la institución educativa.
En los últimos días se viralizó una foto de la activista argentina Val Flores en el XV Seminario Académico de Género y Diversidad Sexual, organizado por el Área Académica Queer (AAQ) y desarrollado en la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad de la República (Udelar). La imagen que causó controversia la muestra a ella sentada leyendo, con el torso desnudo, mientras participantes del evento le escupían.
En una entrada de la página web de la Facultad de Ciencias Sociales, que fue recuperada por El País luego de ser eliminada, se habla sobre el taller que realizó la activista, “Cuirizar la pedagogía. Fantasías de un conocimiento pegajoso”.
La página la define como “maestra, escritora, activista de la disidencia sexual, lesbiana chonga, prosexo, feminista”. También señala que “trabaja en el cruce de prácticas educativas, haceres de la escritura y gestos artísticos, para provocar preguntas desde los transfeminismos sudakas”.
Flores ha publicado varios libros y artículos. En uno de ellos, titulado "Esporas de indisciplina, Pedagogías trastornadas y metodologías queer", la propia autora cuenta detalles sobre su vida.
Queer
"Son aquellas personas que no se identifican y rechazan el género socialmente asignado a su sexo de nacimiento, pero a la vez tampoco se identifican con el otro género o con alguno en particular, por lo que han creado nuevas alternativas de identidades. No están de acuerdo en que se les denomine con las palabras que reflejan el binarismo, por lo que, por ejemplo, vez de todos o todas, practican el uso de vocablos sin género como 'todes' o 'todxs'", según un artículo publicado en el portal Eme en 2021.
“Desde hace siete años, cuando renuncié a mi cargo de maestra titular en una escuela primaria del sistema público de enseñanza de Neuquén, me dediqué a realizar una variedad de talleres sobre feminismos queer, escritura, disidencia sexual, sexualidades y géneros en educación”, señala.
“El éxodo de la institución escolar para evitar la privación de la imaginación y el apocamiento del pensar fue una deserción de una sociabilidad mortífera heteronormativa pegoteada con un excesivo tecnicismo pedagógico, que me despojaba del imperativo de curiosidad y aventura; entonces me arrojé de manera rudimentaria al diseño de estos talleres que se fueron armando, precaria e intuitivamente, como dispositivos de autoalteración de la vida, ejercicios de creación colectiva destinados a activar extrañas experiencias de construcción de conocimiento y formas de relación”, afirma la autora.