Vecinos de Centro y Cordón molestos por "campamentos" que arman quienes viven en la calle con lonas y cartones

El Ministerio de Desarrollo Social prepara un paquete de medidas para enfrentar este problema

Una familia acampó en Bulevar José Batlle y Ordóñez y Juan Ortiz.
Una familia se instaló hace dos años en una esquina de La Blanqueada.
Foto: Ignacio Sánchez.

En una improvisada cocina con una garrafa de tres kilos, el cuidacoche Luis Alberto Betín (42) frita unos churrascos con cebolla. La cocina está protegida del viento por una carpa de lona para dos personas ubicada entre los árboles del Parque Batlle, sobre la avenida Américo Ricaldoni.

A pocos metros, su pareja Cristina Olivera (38) dobla la ropa que ya se había secado sobre el pasto y la coloca dentro de una valija. En el rostro se percibe que esta enojada. "Nos empapamos con la última lluvia. Hace dos años que estoy acá y ya no aguanto más. No quiero estar más en la calle. Estoy por él en la calle, pero se vienen los fríos", afirma.

Betín trata de calmar a su pareja. En una tabla colocada en el suelo del Parque Batlle, pela una cebolla y la pica. "Yo no puedo salir de acá. Este es un buen punto, porque a toda hora estacionan autos personas de mucho dinero que se atienden en una de las mejores mutualistas del país; me va bien", asegura.

El cuidacoche Luis Alberto Betín dice que no va los refugios porque no permiten animales.

Para respaldar sus palabras, Betín pone la mano en uno de sus bolsillos y muestra un fajo de dinero. Sin dejar de doblar la ropa en la valija, Olivera le dice que eso no importa, que están viviendo mal y que tienen que irse.

Betín argumenta que los refugios no le autorizan tener a su perra. "Este buen animal me salvó la vida dos veces; vinieron con cuchillos a robarme", explica.

A dos kilómetros de allí, en Bulevar José Batlle y Ordoñez y Juan Ortiz (barrio La Blanqueda), una familia armó un enorme campamento casi en la puerta de una empresa. Arriba de la carpa se ven cámaras de seguridad que enfocan la vereda.

En dos cuerdas se secan una decena de prendas de niños. La carpa está vacía. La cubren muchas lonas. Un cable sale de la carpa y se conecta con un medidor en forma irregular. Es obvio que en un momento hubo un cortocircuito, ya que se ven quemadas una enredadera y partes de las fachadas de la empresa y de la casa de lindera.

Un vecino dice que los ocupantes no molestan. "Se los ve poco por acá", agrega.

En el Centro de Montevideo, la situación es muy distinta. Los campamentos reúnen a adictos y generan malestar a los vecinos. Uno de ellos se encuentra en Germán Barbato casi Uruguay.

Según un vecino, ocho adictos viven en el lugar. "Se lavan, comen, hacen sus necesidades y mantienen relaciones a la vista de todo el mundo. No les importa si en ese momento pasan niñas o niños rumbo a la escuela", expresa.

Recuerda que hasta hace poco esos individuos estaban a la vuelta, por calle Uruguay, en la puerta de un enorme gimnasio. "Abrió el gimnasio y se vinieron para acá; no tenemos paz con ellos", dice

Una vecina señala que, por las noches, el campamento ocupa una decena de metros de la vereda por la calle Germán Barbato y una parte de la calle. "Yo pago los impuestos a la Intendencia de Montevideo y no hace nada. El cabecilla (del campamento) es una persona muy complicada; no se le puede decir nada porque se pone malísimo. Lo saludo para no tenerlo como enemigo", explica.

En la intersección de las calles Charrúa y Magallanes (barrio Cordón) también hay un campamento. Hace dos años, su dueño vivía en una carpa ubicada en un primer piso. Como podía, el intruso trepaba una reja, pasaba por arriba de los cables de la luz e ingresaba a la carpa, según recuerda el mecánico Gustavo Iguini.

En ese momento, Iguini y otros vecinos ayudaban al ocupante y a su pareja. El buen relacionamiento terminó cuando el intruso golpeó a la mujer. Cuando tiraron abajo el inmueble para construir un edificio, el ocupante perdió su lugar. Ello lo llevó a instalarse en la esquina donde armó una carpa con lona y cartones.

"Más de 20 veces ese campamento fue levantado por funcionarios del Mides (Ministerio de Desarrollo Social). Y esta persona vuelve a armarlo. Todos los vecinos lo vemos a menudo haciendo sus necesidades entre los autos. Le hemos pedido que se vaya a un refugio; no hay forma de que se retire a otro lado", explica Iguini.

Cartones que un persona en situación de calle utiliza para armar su carpa en la esquina de Charrúa y Magallanes.
Cartones que una persona en situación de calle utiliza para armar su carpa en la esquina de Charrúa y Magallanes.
Foto: Ignacio Sánchez.

El ocupante tiene una rutina. Su vida comienza a las 15:00 horas. Bromea y charla con algunas vecinas para que no lo denuncien. Luego sale a buscar su sustento en volquetas. "Lo que consigue en la basura o lo que roba lo pasa a 'cobre", cuenta Iguini.

El hombre regresa al campamento y se acuesta a dormir a las 7 de la mañana. En la tarde del día siguiente, retoma su rutina.

Plan del Mides.

El director de Promoción Social del Ministerio de Desarrollo (Mides), Daniel Gerhard, dijo a El País que la cartera elabora un paquete de medidas que contempla la situación de las personas que viven en la calle.

"Sabemos el problema existente. Estamos recorriendo Montevideo y otras zonas del país nosotros mismos. También lo están haciendo los técnicos del ministerio", agregó. Señaló que también han visitado los refugios nocturnos que atienden a esta población para conocer su infraestructura y capacidades, entre otros ítems.

El jerarca del Mides reiteró que se trabaja en un plan de medidas de urgencia para quienes viven en la calle, que se sumará al "Plan Invierno". Y aclaró que las autoridades del ministerio decidieron no informar de a una las medidas a aplicar. "No queremos hacer anuncios porque puede que luego alguna de esas acciones no se lleven a cabo. Queremos hacer el anuncio de todo el plan cuando esté aprobado", concluyó.

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