Redacción El País
Una yarará (bothrops pubescens) fue rescatada del Castillo de Piria, en el departamento de Maldonado, por integrantes de la organización Alternatus Uruguay, centro educativo de cría y rescate de estas especies de animales.

Alternatus informó que esa misma jornada fue rescatada otra yara en el balneario de Piriápolis. "Nuestra labor de rescate y reubicación de fauna silvestre es realizada por personal con formación profesional en conservación de la biodiversidad, especializado en herpetofauna y capacitado en el manejo de serpientes venenosas", señaló la organización.

"El propósito es evitar el accidente ofídico y preservar a la fauna nativa. Esta labor la realizamos en familia de forma voluntaria, gratuita y es financiada por nosotros, con los recursos obtenidos en nuestro centro gracias a las personas que colaboran visitándonos", reportó Alternatus.

Ignacio Etchandy, de Alternatus, dijo a El País que tienen "aceitado el protocolo de rescates" y "cuando aparecen dentro del castillo los funcionarios llaman y en cinco minutos las sacamos". "Es una curiosidad que se dé en la casa del fundador del balneario, pero está rodeada de cerros", expresó.

Cómo evitar la presencia de serpientes venenosas

Irasema Bisaiz, de Alternatus, dijo días atrás a El País que "la crucera es la especie que en Uruguay tiene la mayor distribución" entre otros factores porque "se adapta bien a los ambientes modificados por el hombre" como "las plantaciones". "No tiene un solo hábitat específico", dijo y advirtió por los "llamadores", que son ambientes que los humanos crean en sus casas y suelen ser habitados por serpientes.

Según explicó, las serpientes "no se pueden ahuyentar, no se pueden repeler, hay incluso productos en el mercado que te garantizan que las ahuyentan y no funcionan". "Sí inconscientemente las atraemos con elementos que le llamamos llamadores", desde estructuras como decks de madera, contenedores o galpones que se instalan con un poco de separación del suelo, o incluso la colocación de varias macetas contra un rincón.

Foto: captura de pantalla/El País