Terri vivió con estrictas dietas alimenticias que ocasionaron su colpaso

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Pinellas Park - Terri Schiavo, cuyo caso suscitó en Estados Unidos un enardecido debate sobre la eutanasia, pasó parte de su vida combatiendo el sobrepeso con estrictas dietas que ocasionaron su colapso en 1990.

Theresa Marie Schindler, su nombre de soltera, nació un 3 de diciembre de 1963 en Levittown (Pensilvania) y en su adolescencia, cuando estuvo obsesionada con la obesidad, llegó a pesar cerca de noventa kilos, pero logró bajar hasta 65 kilos.

Schiavo de 1,60 metros de altura, libraba una constante lucha para mantenerse delgada, situación muy estresante para una adolescente.

Esos esfuerzos dietéticos permitieron a Schiavo transformarse en una joven atractiva que conoció en 1982 a un apuesto hombre, Michael Schiavo, en Bucks County Community College, donde ambos estudiaban.

La mujer supuestamente desarrolló un desorden alimenticio al ingerir sólo líquidos durante ciertos periodos de tiempo y a vomitar voluntariamente tras consumir alimentos sólidos, según se infiere de los documentos consignados en un tribunal por una demanda de negligencia médica.

Durante el juicio sobre mala práctica médica entablado por el matrimonio, a pesar del estado de la esposa, Michael dijo que Terri tenía peculiares patrones alimenticios, pero desconocía que pudieran representar un peligro para su salud.

Los padres de Schiavo han asegurado repetidamente que su hija nunca padeció desórdenes alimenticios.

Schiavo estuvo quince años en estado vegetativo después de sufrir un daño cerebral permanente en 1990 tras un ataque cardiaco causado por una súbita bajada de potasio en su organismo, debido supuestamente a una estricta dieta para adelgazar.

Seis años antes, Terri, de religión católica, había contraído matrimonio con Michael, luterano, en la iglesia Our Lady of Good Counsel Church en Southhampton, Pensilvania, cuando ella tenía 20 años y él 21.

La pareja estableció residencia inicialmente en Pensilvania, donde vivían en el sótano de la casa de Bob y Mary Schindler, padres de Terri, pero después se mudaron a St. Petersburg, ciudad de la costa oeste de Florida aledaña a Pinellas Park, donde hoy murió la mujer en un hospital para enfermos terminales.

En St. Petersburg residían en un apartamento que compró Bob Schindler cuando vendió su negocio de maquinaria pesada, y después los padres de Terri también se trasladaron a Florida.

Terri trabajaba en una compañía de seguros y su esposo era gerente de un restaurante.

El matrimonio comenzó a confrontar problemas para tener hijos y Terri, que en esa época pesaba 49 kilos, consultó con un médico especializado en fertilidad.

Meses antes de que Terri sufriera el colapso, visitó al doctor porque su menstruación se había detenido y según Gary Fox, abogado de los Schiavo en la demanda, esto era un síntoma del estado médico de su defendida.

Fox dijo que el galeno no profundizó en el historial médico de la mujer que hubiera permitido revelar la existencia de un desorden alimenticio.

En febrero de 1990, Michael halló a su esposa tendida en el suelo del apartamento sin respirar y la trasladó de urgencia a un hospital donde los médicos determinaron que sufrió una deficiencia de potasio que paró momentáneamente su corazón y le causó daños cerebrales.

Después, Michael Schiavo presentó la demanda por negligencia médica y un jurado concedió al matrimonio una indemnización de unos dos millones de dólares.

Durante ocho años, Michael y sus suegros cuidaron a la mujer, él incluso se graduó de enfermero y terapeuta de respiración.

Michael la llevó a California para que recibiera un tratamiento médico, pero en 1998, cuando varios galenos dijeron que su esposa tenía un daño irreversible, tomó la determinación de cumplir con el deseo que ella le manifestó de no mantenerla con vida artificial.

Un deseo que Terri no dejó por escrito y los Schindler sostuvieron que su hija jamás había expresado que la dejaran morir por inanición, por lo que emprendieron una dura batalla judicial contra su yerno, quien actualmente tiene dos hijos con su nueva compañera, Jody Centonze.

Desde ese momento, el caso de Terri Schiavo se transformó en el centro de un enardecido debate nacional sobre el derecho a vivir o a morir, que movilizó a políticos, religiosos y activistas a favor o en contra de la eutanasia, hasta que los tribunales decidieron desconectar a la mujer de su alimentación artificial, rechazando los continuos recursos de los Schindler.

Desde el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, hasta el Vaticano salieron en defensa de Terri Schiavo para evitar que su vida se apagara lentamente por inanición.

EFE

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