Experto dice que Uruguay podría usar red de tratados del país trasandino para exportar a otras regiones.
Chile eligió hace años abrirse al mundo y lo hizo con gran cantidad de acuerdos comerciales, que explican en parte el crecimiento que ha logrado en las últimas dos décadas. Integra la Alianza del Pacífico y tiene acuerdos de libre comercio con Corea del Sur, Perú, Colombia, México, Estados Unidos y China, y gran cantidad de convenios de otro tipo con otros estados. Uruguay es socio fundador del Mercosur y su inserción en el resto del mundo ha quedado muy atada a este bloque, que no ha logrado como tal acuerdos importantes en los últimos tiempos. Ahora los gobiernos de Michelle Bachelet y Tabaré Vázquez se aprestan a firmar un acuerdo de libre comercio que se suscribirá en Montevideo en octubre.
De hecho, el intercambio comercial de bienes entre Chile y Uruguay no es tan relevante. El mercado trasandino, pese a su proximidad geográfica, no está entre los primeros diez para las exportaciones uruguayas, aunque tampoco es despreciable.
Un análisis de Marcos Soto, gerente senior de la consultora PWC, señala que el comercio bilateral en 2015 llegó a US$ 283 millones y la balanza fue favorable levemente a Uruguay en US$ 3 millones. Uruguay importa del país trasandino preparaciones alimenticias, abonos minerales, tomates preparados, pescado y frutos secos. Y le envía carne, lácteos, arroz, productos farmacéuticos y concentrados de bebidas. Las ventas de Uruguay a Chile llegaron en 2015 a US$ 115 millones. Fue el decimocuarto destino en importancia para los productos locales.
PWC considera que hay 67 subpartidas arancelarias que podrían tener una demanda importante en Chile y entre ellas se destacan sustancias y productos químicos, alimentos, tabacos y bebidas y derivados de la madera.
La inversión chilena ha generado en Uruguay 16.500 empleos directos e indirectos. Chile es el segundo país de origen de la inversión extranjera directa en Uruguay. Se destaca la inversión que el grupo Arauco hizo en la fábrica de celulosa Montes del Plata junto con la escandinava Stora Enso. Entre 1990 y 2014 Chile invirtió en Uruguay US$ 3.925 millones.
Soto evalúa que "si bien prácticamente la totalidad de nuestros productos ya entran con arancel 0% a Chile, es posible profundi-zar el comercio a través de la complementariedad productiva que existe".
"El acuerdo puede aportar agilidad en el comercio y destrabar algunas barreras paraarancelarias. Adicionalmente, en un mundo que avanza hacia la producción basada en cadenas de valor, podría ser importante utilizar la red de tratados que tiene Chile en el mundo", opinó.
Los tratados de libre comercio de "última generación" profundizan la relación bilateral ya que incluyen otros elementos como el comercio de servicios, señaló Soto.
La performance económica chilena reciente, aunque con altibajos, ha sido positiva. Un análisis del Instituto Uruguay XXI de marzo de este año destaca que "Chile presenta una economía fuerte, que se caracteriza por su estabilidad, apertura y gran dinamismo".
"En la última década el PIB se expandió a una tasa promedio anual de 4,2%, proceso que tiene sus cimientos en un modelo económico basado en la disciplina fiscal y los programas sociales de gran impacto. La política de ahorro de reservas que mantiene el país, provee un gran respaldo para hacer frente a los períodos recesivos generados por las crisis internacionales", agrega el documento.
Uruguay XXI cree que la gran mayoría de los productos que tienen potencial para ser colocados en mayor volumen en Chile provienen de la industria manufacturera.
En la actualidad, la totalidad de las exportaciones uruguayas, siempre que cumplan con el respectivo régimen de origen, se encuentran cubiertas por una preferencia arancelaria del 100% en el mercado chileno, por lo que en este aspecto el futuro acuerdo no supondrá un cambio relevante.
Acuerdo que contrasta con la crisis del Mercosur
La confirmación de que Uruguay firmará en octubre un acuerdo de libre comercio de última generación con Chile llega en momentos en que el Mercosur está pasando por una de sus peores crisis, como consecuencia de la polémica en torno a la presidencia pro tempore del bloque a manos de Venezuela. Este viernes, el canciller paraguayo Eladio Loizaga, dijo que el Mercosur debe volver a sus raíces económicas y terminar con el "amiguismo ideológico".
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