El encuadre.
En 20 años de gobierno en Montevideo el Frente Amplio dio grandes concesiones a Adeom; la relación parece sufrir un quiebre final.
Por Martín Aguirre
Una historia de amor no correspondido. Ese podría ser el título de la novela que relatara los sinsabores del vínculo entre las sucesivas administraciones municipales frenteamplistas y Adeom. Pero la vida real suele ser más dura que la ficción, y tras la decisión de la intendenta Olivera de decretar la esencialidad de la recolección de basura, y la dura réplica del gremio, esa relación parece haber llegado a un quiebre que abre incógnitas tanto sobre el futuro de la hegemonía frentista en la capital, como sobre el destino de uno de los sindicatos más poderosos del país.
El vínculo entre el gremio y la primera experiencia de gestión pública del Frente Amplio no pudo comenzar mejor. Con la llegada de Tabaré Vázquez a la intendencia, los trabajadores recibieron una andanada de beneficios que ni ellos esperaban. Vázquez concedió un aumento salarial del 35% a los municipales, y sumó a eso una reducción de dos horas en la jornada laboral, lo cual para la intendencia significó un 33% de aumento salarial extra, o sea 70% en 5 años. Además habilitó que se descontara directamente del sueldo de los afiliados el aporte gremial. "Quedamos descolocados", relataba el por entonces secretario general de Adeom, Eduardo Arbes. "Vino así del día a la noche y ofreció ese aumento cuando nosotros estábamos acostumbrados a arreglos puntuales".
Pero esos beneficios no llegaron gratis. Implicaron que la carga impositiva municipal se multiplicara por cuatro, y que los 13 millones de dólares en caja que encontró Vázquez al llegar a la intendencia se convirtieran en un déficit de 25 millones para cuando Mariano Arana lo sucedió 5 años después. Pero hubo otro problema que tendría consecuencias serias. Según el histórico líder del gremio municipal Eduardo Platero "a Tabaré nunca se lo juzgó como intendente sino que se lo juzgó desde el primer día como candidato a presidente de la izquierda". Eso, sostuvo, generó una relación confusa entre jerarcas y trabajadores.
Con la llegada de Arana se acentuó la política de relaciones carnales con el gremio, (les concedió incluso una paga extra del 30% por "asiduidad") pero durante su segunda gestión explotó el primer gran conflicto con Adeom. Fue a raíz del convenio que se firmó en diciembre del 2001, en el que se consagraban beneficios como la ampliación del seguro de salud, y un reajuste del 100% del IPC. Poco después explotaba la peor crisis financiera en un siglo, y con ella las posibilidades de la intendencia de cumplir sus compromisos.
La IMM declaró nulo el convenio, y eso desencadenó un conflicto histórico, con piquetes en la puerta del palacio municipal, agresiones a directores y otros desbordes. El gremio llevó el caso a la justicia, que le dio la razón, lo cual significó otro mandoble para las castigadas finanzas municipales. Para cuando asumió Ricardo Ehrlich el déficit municipal llegaba a 100 millones de dólares, y lo que es peor, la estructura presupuestal mostraba que de cada 100 pesos que gasta la comuna, más de 50 son para sueldos, 30 para gastos de funcionamiento y menos de 20 para inversiones. El año pasado, cada día que abría sus puertas, la comuna debía pagar 620 mil dólares en salarios.
Esta generosidad nunca se tradujo en el clima de paz que pretendían las autoridades frentistas, al punto que el experto en relaciones laborales, y ex asesor del Pit-Cnt, Juan Manuel Rodríguez sostenía en una entrevista con El País, en 2005, que había "una política extremadamente proteccionista" hacia el gremio. "Si tú ya le diste todo lo que podías dar, llega un momento en que tu margen de maniobra como administración se agotó".
Tras el paso de Ricardo Ehrlich, muy condicionado por los problemas financieros, la llegada de Ana Olivera al sillón comunal pareció aplacar los ánimos, y su candidatura fue apoyada fervorosamente por el gremio. Uno de sus dirigentes, Camilo Clavijo, expresó "tenemos grandes esperanzas en la llegada de Ana Olivera. Una mujer de diálogo y que conoce la Intendencia". El buen clima se consolidó cuando la flamante intendenta en su primera actuación resolvió firmar casi 900 ascensos, una vieja aspiración del gremio. Pero las buenas intenciones de la primera gobernante comunista del país chocaron con la realidad financiera. En los últimos 20 años la recaudación en dólares subió en más de 400%, pese a lo cual los números siguen en rojo. Así las cosas, con una caja exhausta y un gremio que pide cada vez más, el choque era cuestión de tiempo, pero esta vez la situación puede tener un cambio trascendente.
El gran poder de Adeom radica en la basura. Se calcula que cada montevideano genera un kilo diario de ella, por lo que frenar la recolección por un día, implica casi 1.500 toneladas de suciedad en las calles. Los cantones de limpieza han sido históricamente los bastiones del ala dura de Adeom, y detrás de ellos van el resto de los municipales. ¿Qué puede suceder con el gremio si con la esencialidad pierde su principal arma de presión? Por otro lado, este último conflicto encuentra a las partes con un grado de agotamiento importante. La imagen del gremio está por el piso, tras los años de conflictos y episodios como el del video en el que inspectores amenazaban a una conductora, los cuales pese a todo fueron defendidos firmemente por el sindicato.
También la imagen de la intendencia ha sufrido una erosión grave. Según la última encuesta de Equipos Mori, el 40% de los montevideanos desaprueba la gestión de Olivera y la Intendencia capitalina tiene la peor imagen en 20 años. Además, este último conflicto ha dado por tierra con su principal promesa electoral; limpiar la ciudad en 6 meses, plazo que se cumple en estos días, en que la ciudad es un basural.
¿Significará este conflicto un golpe final al poder de Adeom? ¿Representará el quiebre del idilio de los montevideanos con el modelo que impulsó la izquierda en sus 20 años de gestión? Preguntas de respuesta tan incierta, como cierto es hoy el fastidio y el agotamiento de los ciudadanos de Montevideo con la situación actual.
El personaje.
Ana Olivera. La intendenta del partido Comunista asumió prometiendo "dar un vuelco" a la limpieza en la ciudad.
La cifra.
19.183. Es el salario mínimo para el Escalafón Obrero, Presupuestado, nivel de carrera V (poco experimentado), líquido a octubre 2010.
La frase.
"Si tú ya diste al gremio todo lo que podías dar, tu margen de maniobra se agotó". (Experto en relaciones laborales Juan Manuel Rodríguez)