R. ROSSELLO Y CORRESPONSALES
"Largamos juntos desde una raya que trazamos en el suelo y uno de nosotros baja la bandera". Con la condición del anonimato uno de los participantes relata una "picada". El fenómeno se extiende. En algunas ciudades piensan en "legalizarlas".
Hace unos días el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, se mostró alarmado por las carreras ilegales en motos y por las pruebas suicidas. "Nos tiene absolutamente alarmados cosas que se hacen hoy en moto. Ojalá que hicieran picadas. No que las hicieran, sino que ojalá el problema fueran las picadas. Hoy hacen cualquier cosa", comentó Bonomi durante una reunión con vecinos en la Liga de Fomento de Punta del Este.
El secretario de Estado comentó algunas de las "pruebas" que parecen estar más en boga entre los afectos a las picadas en moto con verdaderas tendencias suicidas: "la ruleta rusa" o "la gallina". La primera consiste en detenerse ante un semáforo, esperar la luz roja y lanzarse a toda velocidad. En la otra participan dos motos, que se lanzan una contra la otra, la que se desvía pierde y es "la gallina". Estas son tal vez las expresiones más extremas de las competencias ilegales.
En Montevideo los controles son más constantes y las picadas cambian constantemente de escenario. Una compulsa realizada por la red de corresponsales de El País en distintas ciudades y localidades del interior probó que el fenómeno está mucho más extendido de lo que podría pensarse. Tanto que sencillamente en algunas ciudades están planeando "legalizar" estas competencias y crear "picódromos".
En muchos casos los competidores burlan sistemáticamente tanto a los inspectores municipales como a las patrullas policiales. Otros se inclinan por "tunear" sus motos y hacerles modificaciones al motor para desarrollar más velocidad. Lo cierto es que aún en las "picadas" donde impera lo más parecido al espíritu deportivo los riesgos son enormes, para competidores como para terceros.
Hasta ahora no prosperó idea de legalizar
140 POR HORA. La Ruta 8, a unos cinco kilómetros de la planta urbana de la ciudad de Melo y rumbo a Aceguá, es uno de los sitios elegidos por los motociclistas. Allí el corresponsal de El País pudo presenciar una de las "picadas" y dialogar con algunos de los competidores, bajo la condición de que se mantuviera su anonimato.
"Los sábados es el día de las motos", comentó uno de ellos.
Joven, como la mayoría de los participantes, explicó las simples reglas por las que se guían. Alguno de ellos traza en el suelo la línea de largada y baja la bandera. "Si es de noche otro compañero apunta con una linterna encendida y al apagar la luz, es la señal del `top` de la largada", explica.
La recta tiene unos 280 metros y los competidores desarrollan velocidades de vértigo: las marcas oscilan entre los 140 y 150 kilómetros por hora.
Otro de los participantes dice que hasta hace no mucho tiempo llegaban a reunir entre 10 y 12 competidores en una "picada". "Ahora vienen menos por las persecuciones", dice, en referencia a los controles que hace, sobre todo, la Policía.
"Nos gusta agregarle suspensión, cortarle el caño de escape para que desarrolle mayor velocidad, algún retoque en los frenos y el motor", comenta.
Tanto la Policía como los inspectores de la Intendencia de Cerro Largo han realizado múltiples y sucesivos controles en varios tramos de la ruta. "No podemos salir a perseguirlos por la ruta porque no es nuestra jurisdicción, pero asimismo dentro de la ciudad evaden todos los controles", reconoce el director municipal de Tránsito, Robert Olivera.
En lo que va de 2010 ya se han registrado en Melo siete accidentes ocasionados por las picadas, con jóvenes severamente lesionados por caídas.
Por su parte, la Asociación de Volantes Arachanes propuso legalizar las picadas para darles mayor seguridad. A modo de ejemplo, el fin de semana pasado se realizaron picadas oficiales, con motos de dos tiempos y de uso común. También participaron motoqueros de Brasil.
La Asociación tiene una pista muy cerca de la ciudad de Melo. Para presenciar las carreras en el circuito se cobra una módica entrada. Las competiciones cuentan con el apoyo de ambulancias, hay controles técnicos para las motos y a los competidores se les exige vestimenta adecuada, entre otras medidas de seguridad. De todos modos, muchos motoqueros continúan prefiriendo el "clásico desafío en la ruta".
RÁPIDO MINUANO. En Lavalleja hay 20.000 motos empadronadas, el 85% de ellas pertenece a habitantes de la ciudad de Minas. Desde que comenzó a imponerse la moda del "tuning" son cada vez más las motos que circulan "sin papeles". En 2007 comenzaron a realizarse picadas. Al principio eran casos aislados, pero se fueron sumando adeptos y ahora muchos minuanos lo ven como un verdadero problema.
En 2008 el edil Alfredo Villalba se reunió con jóvenes motoqueros que conformaban un grupo denominado "Motores al Corte" y diseñó un proyecto para sacar las picadas del casco urbano de Minas. Para ello se pediría al Ministerio de Transporte y Obras Públicas un tramo de la vieja Ruta 8, sobre la entrada al Parque Salus, con una extensión de 800 metros. Pero el proyecto no concitó apoyos en la Junta Departamental, ni del intendente Herman Vergara.
Mientras tanto, el fervor por las picadas fue creciendo en un público cuyas edades van de los 15 a los 25 años. El punto de reunión preferido es la esquina de la calle Treinta y Tres y la avenida Luis Alberto de Herrera. Los fines de semana las carreras son frecuentes alrededor de la Plaza Libertad y de la terminal de ómnibus. En los últimos cuatro años murieron cinco personas en carreras de motos. Sólo el año pasado hubo en Minas 280 accidentes protagonizados por motos y en los primeros cuatro meses de 2010 ya se registraron 98 casos. Aunque algunos de estos siniestros han sido graves, no se registraron fallecidos y las autoridades estiman que se debe a que al menos se logró que se extendiera el uso del casco protector.
La tarea de contralor tampoco es sencilla. La Intendencia cuenta con 15 inspectores de Tránsito, pero no les está permitido perseguir infractores. Y en las ocasiones en que procuran actuar contra las picadas las consecuencias son complicadas. Los municipales todavía recuerdan el caso en 2008 de un inspector que fue atropellado por dos motoqueros y resultó con fracturas múltiples en ambas piernas. El caso fue a la Justicia, pero los responsables quedaron en libertad.
PROYECTO FALLIDO. También en Tacuarembó hubo una iniciativa para "legalizar" las picadas: acondicionar una pista.
Una de las últimas gestiones del intendente municipal Wilson Ezquerra tuvo que ver con la remodelación de la pista de carreras "Héctor Supicci Sedes", ubicada en el Parque Batlle de la capital departamental. La iniciativa se originó luego de un grave accidente ocurrido el 31 de octubre del año pasado en la Ruta 5 durante una picada: dos motociclistas chocaron, a uno le amputaron el brazo derecho y al otro una mano.
El objetivo de esta pista era, entonces, que las picadas tuvieran todas las condiciones de seguridad. Con ello se buscaba erradicar la práctica de las carreras improvisadas en las rutas y alrededores de la ciudad, algo muy común entre jueves y domingos en Tacuarembó. La obra tuvo un costo de US$ 50.000 y estuvo enfocada en mejorar sobre todo la recta principal de la pista. "La pista está pronta, falta solamente pintarle la largada y la llegada", explicó el vicepresidente de la Asociación de Volantes de Tacuarembó, Jorge Castelli.
"La recta tiene una extensión de 300 metros, 250 de los cuales permiten la máxima aceleración previo a una curva de 75 metros", agregó Castelli.
Castelli, que además es director de la Secretaría de Deportes de la Intendencia, dijo que se busca llegar a un acuerdo con los motociclistas, algo que hasta ahora no ocurrió. "Una de las trabas es que los motociclistas precisan hacerse la ficha médica y algunos no quieren y por eso nosotros elevamos a la Federación Uruguaya de Automovilismo una solicitud para que puedan correr sin ficha médica, pero aún no respondieron", relató Castelli.
Uno de los corredores de motos, Martín García, que integra un grupo de 30 motociclistas se mostró dispuesto a correr en la pista del Parque Batlle. "Nosotros hace mucho tiempo que no pisamos la ruta esperando que se solucione este tema, pero sabemos que hay algunos corredores de otros grupos que no están dispuestos porque consideran que no les da para correr en sólo 400 metros", apuntó García.
El actual intendente de Tacuarembó, Julio Cardozo, se mostró escéptico. "Lo que he percibido es que los muchachos de las picadas no tienen interés de correr allí, pero si no quieren luego van a tener que atenerse a las consecuencias legales", advirtió.
La experiencia tacuaremboense parecería indicar que no necesariamente una pista "legal" sería la solución. Mientras tanto, el problema persiste y crece en casi todo el país.
Las cifras
15,9 cada 1.000 habitantes es la tasa de mortalidad por siniestros de tránsito, según cifras manejadas por el titular de la Unasev.
34,9 cada 1.000 habitantes es la tasa de mortalidad por accidentes en San José, según datos de Unasev, la más alta de todo el país.
La Junta canaria estudia proyecto
En Canelones es epidémico, piden que se prohíban
En Canelones es tal vez el departamento donde más extendido está el fenómeno de las picadas. Las Piedras, Pando, Ciudad de la Costa, Sauce, Tala, Los Cerrillos, Colonia Nicolich, Santa Rosa, Soca y Salinas son algunos de los sitios preferidos por los motoqueros.
Según la información suministrada por la directora municipal de Tránsito, Silvia Camejo, en el departamento hay unas 100.000 motos empadronadas, pero se estima que otro tanto puede estar circulando sin papeles.
Algunas picadas como las que se realizaban tanto sobre la rambla, como sobre la avenida Giannattasio llegaban a reunir un público de alrededor de 1.500 personas. La Intendencia canaria y la Policía realizaron varios operativos contra esas picadas. "Hoy estos focos que eran los más importantes, están más contenidos", asegura Camejo.
De todos modos, dado el alto número de motos que no están empadronadas, a la comuna se le vuelve prácticamente imposible rastrear a los ilegales en una acción más generalizada.
El edil nacionalista Fernando Lúquez presentó un proyecto de decreto ante la Junta para prohibir definitivamente las picadas, tanto de motos como de autos, y excluye a las competencias deportivas legales. El proyecto también busca regular los ruidos molestos producidos por los escapes libres.
Vuelven, a pesar de los controles
En San José la Policía y comuna hacen operativos
En San José las picadas se han vuelto un dolor de cabeza para las autoridades municipales. La ruta 3, sobre el kilómetro 95 entre el puente de la Picada de Varela y la entrada al Parque Rodó se ha convertido en una pista de unos tres kilómetros de extensión. A causa de las reiteradas denuncias la Policía Caminera practicó discretas vigilancias en la zona, pero tan solo se consiguió que disminuyera el número de picadas.
Los maragatos todavía recuerdan el trágico final que tuvo un conocido comunicador radial del medio, Ariel Davis Melo, que solía alertar sobre los peligros de las picadas y terminó siendo víctima de una cuando fue chocado por un competidor mientras circulaba en su moto de noche a la altura del kilómetro 28 de la ruta 1. El responsable fue procesado con prisión y en esa zona se establecieron controles más severos. En San José hay 25.000 motos. Participan del 70% de los accidentes.