S. CABRERA / D. ISGLEAS
La escena transcurre en el Palacio Legislativo. El diputado pone su portafolio sobre el escritorio del despacho y revuelve. A los pocos segundos saca un revólver calibre 22 y lo muestra. Su caso no es una rareza: uno de tres legisladores tiene arma.
"Pensé que no la había traído", admite el diputado, con absoluta sorpresa. Habitualmente lleva el revólver en el automóvil pero ese día, con el apuro, puso el arma en el bolso, junto a la billetera y otros elementos personales. El legislador en cuestión tiene varias armas, de caza y para defensa personal. Creció en el interior y asumió el tema como algo totalmente natural, desde chico.
Al igual que otros 113 legisladores, el diputado fue consultado por El País con la condición de mantener el anonimato. El objetivo era saber cuántos legisladores tienen arma, en un momento en que el tema está en el tapete después que el senador tupamaro Eleuterio Fernández Huidobro le hizo frente a la ministra Daisy Tourné y llamó a la población a armarse frente a la ola de inseguridad.
El Parlamento parece ser un fiel reflejo de lo que sucede actualmente en el resto de la sociedad: al menos uno de cada tres legisladores tiene un arma. Algunos la llevan consigo a todos lados, otros la dejan en el auto o en su casa. De los 130 legisladores (entre senadores y diputados), El País consultó a 114.
Entre los consultados, hay 38 senadores y diputados armados. Se trata de un 33% de los legisladores encuestados, o 30% si se toma en cuenta la cifra total de legisladores. En tanto, 73 legisladores dicen no tener arma y tres se negaron a contestar la pregunta. Sobre los legisladores consultados, un 26% de los frentistas dice tener un arma (16 personas), al igual que un 43% de los nacionalistas (16) y un 30% de los colorados (cuatro). El único legislador del Partido Independiente, Iván Posada, posee un arma de caza.
Algunos de ellos han tirado al aire, participaron en tiroteos o resistieron robos. En cambio, otros tienen armas de colección, de caza o revólveres heredados que nunca se animaron a tocar. Un decreto de diciembre de 1970 autoriza a los legisladores a portar armas sin necesidad de hacer trámite de habilitación (ver recuadro).
TUPAMAROS. En el Frente Amplio la mayoría de los legisladores dice no estar armado. Pero dentro de la fuerza de gobierno, por lejos el sector de José Mujica es el que se lleva el primer lugar en el ranking.
Los únicos tres legisladores que declinaron responder la pregunta son ex tupamaros. Uno de ellos dijo a El País que es "una falta de respeto" que se consulte sobre algo tan personal y otro no creyó relevante que se hiciera una consulta sobre el tema a legisladores: "Somos 130 personas, es un porcentaje muy bajo con respecto al resto de la población", indicó.
En Uruguay existen unas 500.000 armas registradas, y el Ministerio del Interior estima que una cifra similar están ilegales. Esto da un millón de armas en el país: uno de cada tres uruguayos, igual que en el Parlamento.
El resto de los ex tupamaros que hoy ocupan bancas en el Poder Legislativo posee al menos un arma, con excepción de un diputado que no pudo ser consultado.
Días atrás, Mujica reconoció que siempre está armado en su chacra de Rincón del Cerro, donde vive con su esposa, la senadora Lucía Topolansky: "Algunas veces tiro al aire cuando siento ladrar mucho a los perros y por el ladrido tiene que haber una persona. No hay chacra que no esté armada".
El diputado Víctor Semproni, también del MPP, se sumó a la lista de legisladores que tienen arma y que se animan a desafiar a Tourné. "Le digo a la ministra: cuando yo conozca un delincuente que se desarme, yo devuelvo lo mío", afirma Semproni.
El diputado Carlos Gamou se refirió al tema en forma pública días atrás y contó que una vez debió hacer tiros al aire. "No soy de los que digo una cosa y hago la otra. Hasta ahora me siguen pegando desde la izquierda porque admití que uso arma. Pero yo no soy pluma alquilada de una ONG internacional. No soy un lírico", dice Gamou, sentado en su despacho. El diputado afirma que no lleva el arma todo el tiempo, pero que la usa cuando va a lugares que pueden ser peligrosos: "No voy a la panadería calzado, por supuesto. Pero a la hora en que las papas queman, uno defiende a su gente. Yo seré el primero en entregar mi arma si esto se transforma en el jardín de las delicias".
En el Espacio 609, el grupo de Mujica, también hay voces en contra. Es el caso del diputado Ruben Martínez Huelmo: "Discrepo con la lógica del rearme civil, porque terminaríamos como en el club del rifle de Estados Unidos, que es una verdadera basura. Cualquiera se enojaría porque el vecino le sube la música y matan a uno".
Un legislador tupamaro tiene un revólver en la casa. No lo usa habitualmente, pero lo mandó limpiar hace poco.
Otro tupamaro se guardó un arma después de salir de la cárcel, por temor a represalias. El arma le quedó y hoy la tiene arriba de un armario: "Pero no la saco y no creo necesario usarla. Si hay un robo es peor intentar sacar un arma". Otro tupamaro, en este caso del interior, anda con arma en el auto y también en su casa, ya que vive cerca de una zona roja. Una vez le robaron un arma, que la tenía en el auto. "Toda la vida anduve en estos temas", dice.
Un diputado frenteamplista recibió un arma como herencia de su abuela y la usa en defensa personal. De hecho, ha tenido que usarla dos veces que quisieron robar su casa. Una de esas veces llegó al hogar y había ladrones adentro. El hecho terminó en un tiroteo con el ladrón, que no pasó a mayores. "Soy casi un vaquero", bromea.
Hay un legislador frenteamplista del interior que tiene un arco y una ballesta (legado familiar), pero además un revólver y una escopeta. Su casa queda cerca de un "barrio difícil" y además es dueño de una chacra. Cuando llega la noche, el diputado se arma "como un cowboy", según cuenta.
Un colega suyo, también del oficialismo, lleva un cuchillo en el interior del auto, pero nunca lo ha usado. Otro legislador de izquierda cuenta que se armó por motivos de seguridad: nunca usó el revolver, pero "dos por tres" lo hace funcionar para verificar su estado. El legislador tiene el arma y las balas "bien guardas" y no le dijo dónde están al resto de su familia.
El diputado nacionalista José Carlos Cardoso tiene un arma en el dormitorio de su casa. Y está dispuesto a usarla contra quien traspase la puerta de esa habitación, admite. Tan convencido está, que le enseñó a disparar a su esposa.
El caso del senador Luis Alberto Heber también es curioso. El legislador tiene una finca rural en Rivera que pertenece a su familia, donde concurre asiduamente. El casco de la estancia de los Heber tiene cerca de cien años y por eso en determinados lugares de la casa cuenta con estrechas ventanas verticales que permiten colocar armas por la hendija y disparar desde dentro, si es necesario.
Se trata de aberturas similares a las que existen en los fuertes españoles que se conservan en el este del país, como San Miguel o Santa Teresa. Hace unos años, Heber también amenazó a un ladrón que quiso entrar a su casa, en el montevideano barrio de Carrasco.
PAZ. El diputado riverense Julio Fernández (Frente Amplio) transita mucho de noche, pero no se la ha ocurrido ir armado. "Soy hombre de diálogo. Igual me han robado en todos los gobiernos y nunca pensé en armarme", cuenta Fernández.
Otro diputado de izquierda tenía armas en su casa, pero se desarmó cuando tuvo hijos. En parte de la izquierda se repite el discurso militante pro desarme. La diputada socialista Gloria Benítez, suplente de Tourné, es un ejemplo de ello: ferviente militante en contra de que la gente se arme, hace poco tuvo una consulta de una persona que recibió de herencia un arma y pretendía desarmarse, pero no sabía cómo hacerlo. La diputada hizo las averiguaciones y le recomendó dirigirse al servicio de armamento del Ejército.
En tanto, una diputada frenteamplista devolvió dos armas que tenía en su casa, de su ex pareja. "Me las saqué de arriba", admite, con alivio. En cambio, un compañero suyo recorre el camino contrario. Dice que últimamente ha empezado a "experimentar la necesidad de tener un arma", ya que se dio cuenta que le puede ir "la propia vida" y la de su familia si no hace algo.
Si bien no tiene armas, una de las respuestas más líricas la dio el diputado colorado Manuel Barreiro, de Salto. Dijo que usa "el arma de las ideas".
Hace no mucho, el senador nacionalista Ruperto Long experimentó la desagradable experiencia de ser víctima de un copamiento en su domicilio, de noche. Nadie en la casa se enteró de la presencia de los intrusos: el legislador está convencido que fueron rociados con algún somnífero, pero prefiere eso a haberse topado con los ladrones dentro del hogar.
Como Long, otros senadores y diputados piensan que es mejor no tener un arma por razones de seguridad de su familia o, también, para que eventualmente no caiga en manos de los delincuentes que puedan robársela. Hay casos de legisladores que no andan armados, pero sí tienen secretarios o choferes con revólver. Ex policías o efectivos de la fuerza aún en actividad -actuando en comisión con los legisladores- tienen porte de arma autorizado.
No tienen que sacar el título
Los legisladores pueden comprar y tener armas sin necesidad de tramitar título de habilitación, según dice un viejo decreto de diciembre de 1970, nunca derogado. En la misma condición están los ministros de la Suprema Corte, jueces, ministros y subsecretarios, secretario y pro secretario de Presidencia, director y subdirector de Servicio Civil y de la OPP, intendentes, directores de entes y personal diplomático, entre otros.