La pintura que inventó una ingeniera uruguaya ha comenzado a promover adentro y afuera de Uruguay una corriente de artistas con baja o nula visión que por primera vez acceden a concretar lo que tal vez desearon desde su infancia.
Una ingeniera química uruguaya, Marcela Cozzo, inventó una pintura sensorial para ser utilizada en artes plásticas por ciegos o personas con baja visión. La fórmula está patentada en Uruguay y en el mundo, y en el proceso fue clave el apoyo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANNI).
Se trata de pinturas al agua, cada una con aroma propio, según los colores: de coco (el blanco), de frutilla (el rojo), de eucaliptus (el verde), de uva (el violeta), y de naranja (el anaranjado). La textura es también muy particular, permite generar relieves, que a espectadores ciegos les facilita reconocer al tacto elementos presentes en los cuadros. Eso no quiere decir que el espectador vidente, frente a la obra exhibida reconozca que se empleó una pintura creada para ser manipulada por ciegos. Con eso la inventora eludió posibles discriminaciones. Como lo hizo al imponer aromas que pronto se desvanecen después de pintada una tela, un cartón o una tabla.
De pequeña, Cozzo era hiperactiva, a tal punto que sus padres se desvivían para mantenerla ocupada en actividades que en realidad sólo conseguían estimularla más y más. La anotaban en clases de natación, de judo o inglés. "Lo único que yo quería hacer era ir a clases de pintura", confiesa Cozzo. "Pero nunca me mandaban porque era caro. Aunque deben haber gastado más con todas las otras actividades que pagaron. Claro, así me sacaban de casa todo el día. Tengo recuerdos de que al volver de noche, después de todo lo que había hecho, mis padres querían dormir y yo me las pasaba haciendo rueda de carro por los pasillos de la casa", agrega la ingeniera, quien hace no más de un par de años reconoció que, de algún modo, terminó vinculada a un sueño de niña: las pinturas.
Antes de volcarse al ámbito privado y desarrollar un proyecto personal, Cozzo fue docente universitaria y trabajó seis años en el centro de investigaciones de Ancap de Pando, y en planificación de la refinería de La Teja. "En Pando trabajé con una colega para encontrar un método que permitiese detectar productos ultracancerígenos, derivados del petróleo, en los desechos. Era una técnica que no requería costos enormes y se podía instrumentar en Uruguay para detectar en efluentes esos compuestos nocivos", cuenta Cozzo.
Antes y después del empleo público en Ancap, al que renunció, el desarrollo de productos ha sido parte de su trabajo, desde que egresó de la Universidad de la República. Fue en 2002 la creadora de pinturas económicas, adecuadas a la crisis que entonces se sufría en todo el país. Pero que no pueden definirse como inventos.
"No todo desarrollo de un producto tiene lo que se llama altura inventiva, como sí tiene la pintura sensorial, porque resulta algo transformador, que permite trabajar a un grupo importante de personas, excluidas de un área del arte", sostiene Cozzo con satisfacción, y recordando a la vez la tradición familiar en química farmacéutica, la historia de su abuelo, que creó productos veterinarios que aún se usan, y la de su padre, que produjo productos para la piel también vigentes en la actualidad.
"Cuando entré a la Facultad. nunca pensé en dedicarme por ejemplo a realizar análisis, que son muy importantes, por supuesto. Pero yo me mataría. Dentro de la profesión me gusta la creación. Desde chica me gustaba jugar a inventar", explica quien hoy es además la responsable de todas las formulaciones de témperas no tóxicas para la expresión de los niños agrupadas en la marca Meycolor, la única que en Uruguay cuenta con la certificación de calidad ISO 9.000.
En la inauguración de la exposición de las obras de Santiago S. Gómez, que fue el pasado viernes en el Comunal de Malvín, le preguntaron cómo pintaba antes de este invento. Y él, que es albino y tiene baja visión, contestó que nunca había pintado. "El día que lo conocí, hizo su primer cuadro, que me lo regaló. Me costó tomar cabal conciencia del alcance del invento. Si pienso mucho, me impresiona", concluye Cozzo.
Primeros pasos
Con el apoyo del MEC este año se realizarán talleres experimentales en el Centro de Rehabilitación para Personas Ciegas y con Baja Visión "Tiburcio Cachón" , utilizando la pintura sensorial no tóxica que inventó Marcela Cozzo, y que ya también se está empleando en países de América como El Salvador, desde donde ha llegado una primera evaluación muy favorable. Como la que surgió de la Fundación Braille, de talleres en escuelas especiales como la del Paso Molino y la que hicieron antes artistas uruguayos que, con sus ojos vendados, participaron de un proyecto de testeo llamado Aromarte, por ejemplo Clever Lara, Willy Terzano y Jorge Sosa. Sus obras y videos pueden verse en www.aromarte.com.uy