Buenas noticias para diabEticos
Científicos de la Universidad de Pittsburgh acaban de desarrollar un sensor no invasivo de glucosa que se coloca en el ojo, como si fuera un lente de contacto, y mide los niveles de azúcar en los fluidos del cuerpo. Si bien se calcula que todavía pasará un año antes de que sea probado en humanos, evitará las complicaciones diarias a las que deben someterse los diabéticos, quienes tienen que pincharse los dedos más de una vez al día para comprobar el nivel de azúcar de su sangre. Los investigadores crearon un delgado sensor de plástico que cambia de color según las concentraciones de glucosa. Pretenden insertar este material en los lentes de contacto tradicionales, para que la persona que los usa pueda chequear su nivel de azúcar mirándose en un espejo. Este es similar a los compactos que usan las mujeres para maquillarse, pero incluye una tabla de colores. El usuario debe mirarse en el espejo y comparar el color que aparece en el sensor con el de la tabla; el sensor se torna rojo cuando las concentraciones de glucosa son demasiado bajas y violeta, cuando éstas son peligrosamente altas. Si el nivel es normal el sensor se verá verde.
n Infartos emparentados
Si su hermano sufre un ataque al corazón o un derrame cerebral, es mejor que llame al doctor. En realidad, es mejor que chequee su estado de salud si el ataque lo sufrió cualquiera de sus parientes. Un estudio británico señala que el hecho de que exista una historia familiar de eventos cardiovasculares es un factor de riesgo importante para que se desarrollen ciertos tipos de ataques en otros miembros de la familia, sobre todo entre personas jóvenes. Según dijo la doctora Paula Jerrard-Dunne, una de las investigadores de la Facultad de Medicina del Hospital de George, en Londres, "solo la mitad de los ataques cardiovasculares pueden ser explicados con los factores de riesgos tradicionales: presión arterial alta, tabaquismo, diabetes y colesterol". El estudio fue publicado en la revista online Circulation y sus resultados sugieren que si una persona tiene un miembro de su familia que haya sufrido un ataque antes de los 65 años, es conveniente que consulte con su médico para modificar aquellos hábitos que pueden ser peligrosos y ser más cuidadoso. El estudio se centró en dos tipos particulares de ataques isquémicos, que son los que se producen cuando un coágulo bloquea una vena. El coágulo puede bloquear una vena grande, causando daño cerebral severo que incluso puede ser fatal, o una vena pequeña, lo que puede producir pérdida de la función mental. Los investigadores eligieron a 1.000 personas que habían sufrido ataques isquémicos, con un promedio de edad de 65 años, y luego estudiaron si estos habían sido generados en venas pequeñas o grandes. Finalmente los compararon con 800 personas que nunca habían sufrido ataques. Los resultados demostraron que las personas que habían tenido ataques tenían muchas más chances de tener parientes con el mismo problema. Y esto se intensificaba en el caso de gente joven.
n Mamás con mejores huesos
Según una investigación publicada en el ejemplar de mayo del Journal of Bone and Mineral Research, las mujeres que tuvieron un hijo tienen muchos menos riesgos de quebrarse la cadera en su edad madura, si se las compara con mujeres que nunca tuvieron hijos. Es más, cuántos más hijos más sanos los huesos. El estudio incluyó a 10.000 mujeres postmenopáusicas de 56 y más años. Aunque los investigadores aún no pueden precisar porqué el embarazo tiene este efecto protector sobre los huesos, la doctora Teresa Hillier, endocrinóloga e investigadora principal del estudio, considera que la gestación puede alterar levemente la forma de los huesos, así como reforzar algunos músculos de apoyo de la cadera, reduciendo así las posibilidades de fractura. Por otro lado, así como los ejercicios con pesas son buenos para incrementar la fortaleza de los huesos, la carga que implica el embarazo también puede ser positiva, sobre todo en la región pélvica.