Desde fines del siglo XIX, el puerto de Montevideo ya contaba con remolcadores y lanchas. Eran embarcaciones que brindaban servicios a los primeros vapores que llegaban a Uruguay.
Más acá en el tiempo, con el crecimiento del puerto y de los arribos de barcos portacontenedores, grandes cruceros de pasajeros y graneleros, los remolcadores comenzaron a cumplir un papel fundamental en la operativa portuaria. Su principal función es asistir a los buques en maniobras de atraque, desatraque y movimientos en espacios reducidos.
Los remolcadores son embarcaciones de mucha potencia con gran capacidad para empujar, tirar o frenar buques de gran porte. Ello permite que éstos puedan operar de manera segura en el puerto, evitando colisiones y optimizando los tiempos de entrada y salida.
El número exacto de remolcadores que operan por día en el puerto puede variar según las necesidades y la operación de la terminal llegando en los momentos de máxima demanda a operar seis o siete de manera simultánea.
Por ello, el patrón de cabotaje y pesca, Eduardo Boubet, de la Sociedad de Prácticos, dijo a El País que un remolcador “es el brazo derecho” de un práctico cuando dirige el arribo o la zarpada de un barco del puerto de Montevideo.
Los prácticos son los encargados de guiar a los capitanes de los buques extranjeros en los puertos, ya que conocen en detalle el funcionamiento de las terminales bajo distintos vientos y marejadas y sus profundidades, entre otros factores.
“Sin un remolcador, la maniobra (del buque) sería imposible. Los barcos que recalan en el puerto son cada vez más grandes. En el pasado llegaban embarcaciones de 150 metros de eslora (largo). Ahora arriban buques de más de 300”, explicó Boubet, quien fue el primero en su profesión en subir al “Greg Mortimer” cuando se desató la pandemia en 2020.
Boubet reconoció que, en forma paralela al crecimiento de la eslora de los barcos, los remolcadores aumentaron también de tamaño y potencia para hacer frente a esa demanda creciente. “Sin los remolcadores y sin los amarradores (se encargan de amarrar el barco a las bitas o bolardos ubicados en los muelles), las maniobras de atraques serían imposible de realizar. Todo lo relativo a la carga y descarga de productos y pasajeros está vinculado al buen trabajo de un equipo compuesto por el práctico, el remolcador y el amarrador”, reiteró Boubet.
En el puerto de Montevideo hay dos empresas que ofrecen servicios de remolcadores: Boluda Towage Reyla y SAAM Towage Uruguay S.A.
La empresa Remolcadores y Lanchas S.A. (REYLA) se estableció en Uruguay en 1960. En junio de 2004, el Grupo Boluda Corporación Marítima (Naviera Española) adquirió la compañía, que era de capitales uruguayos, continuando sus actividades como Boluda Towage Reyla. La empresa cuenta hoy en Uruguay con cinco remolcadores. El remolcador con mayor potencia de esa firma es el “VB TERO”; fue construido en el 2024. Es un remolcador de última generación. Cuenta con 6.772 HP y un Bollard Pull (fuerza de empuje) de 83 toneladas, según la empresa.
En cambio, SAAM Towage comenzó a operar en Uruguay en 1994. A partir del 2023 trabaja bajo el nombre de SAAM Towage Uruguay S.A. con seis remolcadores, de los cuales dos atienden operaciones en zonas de servicio del Río de la Plata y cuatro son destinados para el trabajo del puerto. En los últimos tres años, SAAM Towage Uruguay reforzó su flota con tres remolcadores de mayor potencia, tecnología moderna y de punta, informó la empresa.
El puerto
Con respecto a las características del puerto de Montevideo, el gerente general de Boluda Towage Reyla, Jorge Magnano, opinó que dicha terminal “no es especialmente complicada” en términos de vientos. Agregó que si bien los vientos del sur y sureste pueden afectar las maniobras, los remolcadores ayudan a disminuir el impacto de los mismos.
“En lo que refiere a profundidad, en las dársenas hay una hondura aceptable y se está dragando para mantenerla y en algunos casos aumentar la misma”, sostuvo Magnano. Sin embargo, consideró que “es una realidad” que el puerto de Montevideo presenta “limitaciones de profundidad” en las áreas designadas para el atraque de la flota pesquera extranjera y la flota paraguaya (Dique de Cintura).
Javiera Hevia, country manager de SAAM Towage Uruguay S.A., opinó que el puerto de Montevideo tiene características favorables, como una profundidad adecuada para recibir buques de gran calado. No obstante ello, Hevia afirmó que las condiciones climáticas, especialmente los vientos, pueden generar “desafíos” en algunas maniobras.
Sin embargo, insistió sobre el punto al señalar que “no se considera” a Montevideo como un puerto complicado en términos de profundidad, pero agregó que las condiciones de viento “deben ser gestionadas adecuadamente”.
La decisión de las navieras de tocar menos puertos para economizar recursos, genera un aumento año a año del tamaño de los buques. Según dijo a El País una fuente del sector portuario, las empresas de remolcadores deberán prepararse con equipos cada vez más potentes -por lo menos 70 a 80 de Bollard Pull (empuje máximo)- para atender los grandes barcos que se anuncian que arribarán al puerto. Se espera que, a corto plazo, lleguen al puerto los portacontenedores “Neo Panamax”, con esloras de 366 metros y 51 metros de manga.