AYUDA HUMANITARIA
Guerras, desplazados, fenómenos naturales y ahora un nuevo virus que atacó al mundo. Así pasó el año el equipo de Médicos Sin Fronteras trabajando por los más vulnerables.
El 2020 ha sido un año difícil y único, que marcó a todo el mundo por la pandemia del nuevo coronavirus. El equipo de Médicos Sin Fronteras brindó atención médica en condiciones extremas y en diferentes contextos a nivel mundial: brotes epidémicos, crisis migratorias y de refugiados, conflictos armados y desastres naturales. Los integrantes de la organización han estado allí para visibilizar y dar testimonio de la situación de muchas poblaciones atrapadas en crisis humanitarias en estos últimos 12 meses.
Dos años después del asedio a la ciudad sureña de Marawi, en Filipinas, los niños desplazados juegan en los campos abiertos cerca del refugio temporal en Sagunsungan, Lanao del Sur. Enero de 2020.

Mohamed, de Mali, vive en Libia desde 2015. Quiere regresar a Mali pero no tiene suficiente dinero. Vino para escapar del conflicto en su país y encontrar trabajo para mantener a su familia. Es peón del municipio pero, como su trabajo está mal pagado, también recoge chatarra en un basurero. Enero de 2020. Crédito: Giulio Piscitelli

Un residente del campo para desplazados internos en Bama, estado de Borno, Nigeria, corta leña. Es un bien preciado para muchas personas desplazadas en Borno y, a menudo, se intercambia por alimentos y otros artículos esenciales. Sin fuego y combustible, las personas que viven en los campamentos no pueden cocinar las raciones de alimentos que reciben. Diciembre de 2019. Crédito: Scott Hamilton/MSF

En el marco de la pandemia del nuevo coronavirus, un trabajador del sistema de salud municipal de Brasil habla con una familia durante las visitas a domicilio que se realizaron a orillas del lago Mirini, en la región amazónica de Brasil. Julio de 2020. Crédito: Diego Baravelli

Yvonne y su hijo Maxime en la sala de sarampión del hospital Bossangoa, en República Centroafricana. Ella reconoció los síntomas de su hijo de la última epidemia, cuando ella era una niña. Yvonne comenta que la medicina tradicional era la única opción en ese momento, ya que no había ONG, médicos ni hospitales en la región. Aunque la situación ha mejorado, Yvonne dice que no es suficiente y que los niños siguen muriendo en su comunidad. Marzo de 2020. Crédito: James Oatway

Hamza tiene cuatro años, está recibiendo tratamiento para heridas en el punto médico de MSF en Beirut después de la explosión del 4 de enero. El equipo proporciona cuidados de heridas (apósitos), consultas rápidas para personas con enfermedades no transmisibles, así como primeros auxilios psicológicos. Agosto de 2020. Crédito: Mohamad Cheblak/MSF

Voluntarios del cuerpo local de bomberos en labores de desinfección en la residencia Nuestra Señora de las Mercedes de El Royo (Soria), durante la pandemia del COVID-19. Abril del2020. Crédito: Olmo Calvo/MSF

María Turcios y sus cinco hijos nadaron para salvar sus vidas el 31 de mayo durante la tormenta tropical Amanda, en El Salvador. El agua llegó al techo de su casa y rompió las bisagras de la puerta. Junio de 2020. Crédito: Victor Peña/El Faro
