APLAUSOS
José Luis Strazzarino sabía que tenía que hacer algo por los que no tenían trabajo ni dinero para comer. Agarró el teléfono, preguntó qué se necesitaba y hoy reparte alimentos a los más vulnerables.
Cuando comenzó la pandemia y llegó la crisis económica, las ollas populares comenzaron a ser la solución para los que no tenían trabajo ni qué comer. José Luis Strazzarino dice que un día vio en la televisión los números de varias organizaciones solidarias y se puso a pensar qué podía aportar él. Decidió agarrar el teléfono y empezar a llamar para preguntar en qué podía ayudar y qué era lo que estaban precisando. La idea vino poco tiempo después.
“El jornalero o el que vive de la changa, rápidamente cuando llega un parate como el que llegó no sabe qué hacer, no tiene un camino. En el campo es diferente, muchas veces tenemos problemas, sí, pero tenemos más tiempo para pensar y ver cómo resolverlo. Lamentablemente la gente que vive en la ciudad se complica mucho más y no tiene una salida rápida, no tiene tiempo para pensar. Había desesperación, al principio la gente no sabía qué hacer”, recuerda.
Strazzarino es fasonero de pollos en Canelones. Tiene galpones, criaderos que trabajan con las industrias avícolas del país. Su tarea es criar los pollos que llegan apenas nacen y engordarlos para luego entregarlos para la faena.
Fueron sus contactos en la industria de la avicultura los que sirvieron de ayuda. Así, decidió llamar a las empresas y pedirles, si podían, hacer alguna donación. “Les dije precisamos una mano ¿qué pueden donar?. Y les aclaré, eso sí, `lo que ustedes me donen que sea hasta finalizar el invierno”, contó.
Un día el dueño de una avícola le propuso hacer una faena de gallinas. Le faenaba unas 4 mil gallinas por semana para donar. La bola de nieve, como dijo Strazzarino, creció y creció y al final logró junto a otras avícolas que le faenaran 15 mil gallinas por semana para más de 200 ollas populares. Con la logística y el compromiso mantiene hasta hoy el reparto de gallinas para los que no tienen qué comer.
“Escuché una frase que decía que cuando hay una necesidad en la sociedad, y solo vos tenés la llave para hacerla, tenés el deber de hacer algo”, confiesa. “Donar y ayudar es complicarse, tu vida familiar, tu vida económica, tu tiempo se complica. Pero tu complicación soluciona a mucha gente que no tiene solución”, agrega.
“Creo que esto va a pasar, en algún momento va a pasar. Pero creo que somos lo suficientemente inteligentes como para reflexionar de qué es lo verdaderamente importante”, indica Strazzarino.