ARGENTINA
El Presidente declaró como testigo; dijo que vio a Báez una sola vez y criticó el juicio a la vicepresidenta.
El presidente Alberto Fernández declaró ayer martes como testigo durante casi tres horas en el juicio por las irregularidades en la obra pública durante los tres gobiernos kirchneristas y defendió a la vicepresidenta, Cristina Kirchner, la principal acusada del caso. “Me llama mucho la atención lo que estamos discutiendo en este juicio”, dijo el Presidente, que sostuvo que el modo en el que un gobierno reparte la obra pública es una decisión “no judiciable”. A lo largo del interrogatorio, el Presidente cuestionó varias veces la acusación y, por segunda vez, declaró como testigo en una causa judicial contra la vicepresidenta.
“Hay una suerte de fantasía de que acá se juntaban dos o tres personas y decían mandémosle más plata a alguien, en los hechos es imposible que eso ocurra. Y eso es lo que me llama la atención de este juicio, a mi el decreto de procesamiento de Cristina me llamó la atención”, dijo en su declaración.
Las preguntas se las hicieron Carlos Beraldi, defensor de la vicepresidenta, que fue quien lo había ofrecido como testigo; los abogados de Lázaro Báez y Nelson Periotti, y el fiscal Diego Luciani, con quien el Presidente protagonizó los cruces más tensos en la audiencia.
Uno de los principales conceptos de Fernández fue que la acusación se basa en hechos políticos “no justiciables”. Esa idea no solo fue utilizada por exfuncionarios del kirchnerismo o por la propia Cristina Kirchner como argumento de defensa, sino que también fue tenida en cuenta por la Justicia a la hora de definir sobre el rumbo de algunas causas judiciales, como fue el caso del Pacto con Irán y la causa dólar futuro, con una conclusión similar.
En esta causa se investigan los contratos de obras públicas viales que recibió Lázaro Báez durante el kirchnerismo. Una de las hipótesis de la acusación es que se redistribuyeron partidas presupuestarias para poder asignarlas a las obras públicas que Vialidad Nacional financió en Santa Cruz. Y justamente la tarea de reasignación de las partidas presupuestarias es propia de los jefes de gabinete.
Fernández dijo que como jefe de gabinete no estaba involucrado con las cuestiones de la obra pública, algo que reiteró a lo largo de la declaración, y cuestionó al fiscal Luciani cuando le fueron exhibidas partidas presupuestarias de algunas obras en particular.
“Usted no me escuchó bien antes o tiene un problema de comprensión”, le recriminó Fernández al fiscal.
El presidente del tribunal Jorge Gorini intervino y Fernández recalculó: “De ningún modo quise faltarle el respeto al doctor”, dijo.
Pero el momento más caliente del interrogatorio del fiscal fue cuando le preguntó por unos viejos dichos del Presidente. Se refirió a una nota radial de 2016, cuando habían detenido al exfuncionario José López y Fernández dijo que le había advertido a Cristina Kirchner sobre lo que estaba pasando con la obra pública en su gobierno. “La pregunta no es pertinente, las declaraciones brindadas por el testigo han sido de dominio público, acá no se trata de confrontar lo que haya dicho en una nota o publicación periodística, sino por su rol de jefe de gabinete”, dijo el juez Jorge Gorini, quien no hizo lugar a la pregunta.
“¿Tengo derecho a agregar algo?”, interrumpió Fernández. “No recuerdo esa grabación. Pero tengo opinión sobre lo que está pasando y particularmente sobre este juicio, y lo he dicho públicamente. (...) Lo que trato de evitar es que se segmenten las cosas porque si no, puede ser malinterpretado lo que yo he dicho y lo que digo”.
Otro tramo central fue cuando respondió sobre Lázaro Báez. “No conozco a Lázaro Báez, lo crucé una vez en Calafate y recuerdo perfectamente el diálogo, me dijo ‘mucho gusto’, y me dio la mano”, respondió a una pregunta del fiscal.