ARGENTINA Y BRASIL
El presidente argentino llegó ayer, mientras que el mandatario brasileño irá en unos días para poder reunirse con Vladimir Putin en Moscú.
Con una diferencia de dos semanas, los presidentes vecinos de Uruguay, Alberto Fernández y Jair Bolsonaro, se reunirán con el mandatario ruso Vladimir Putinen Moscú. Ambos llegarán al Kremlin en medio de las tensiones entre Rusia y Occidente por Ucrania, pero también con crisis internas que han golpeado en estos días a sus respectivos gobiernos.
Yuri Ushakov, asesor del Kremlin, denunció supuestas “presiones” sobre los presidentes de Argentina y de Brasil para que no viajen a Rusia en medio de las tensiones fronterizas con Ucrania. “Pero estos son grandes países que deciden por ellos mismos cómo manejar sus relaciones exteriores, con quien entablar contactos y a qué países realizar visitas”, señaló.
Medios brasileños relacionaron estas supuestas “presiones” con los intentos de Estados Unidos de aislar diplomáticamente a Rusia.
El argentino Alberto Fernández llegó ayer a Moscú y hoy jueves se reunirá con Putin para hablar sobre las perspectivas del comercio bilateral y la cooperación en la lucha contra el covid-19, dijo el Kremlin.
Argentina es uno de los países que aplica la vacuna rusa Sputnik V.
En la agenda también figurarán asuntos de la agenda internacional y regional. En 2021, el intercambio comercial entre Argentina y Rusia llegó hasta los 1.331 millones de dólares, según la Cámara Argentina de Comercio y Servicios.
De Moscú, Fernández viajará a China para asistir mañana viernes a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín.
Fernández realiza esta gira luego de la crisis en su gobierno provocada por la renuncia de Máximo Kirchner -hijo de la vicepresidenta Cristina Kirchner- a la presidencia del bloque de diputados del oficialista Frente de Todos por oponerse al acuerdo con el FMI.
En el FMI hay preocupación por el tratamiento legislativo del acuerdo para renegociar una deuda de casi 45.000 millones de dólares.
“Obviamente hay una preocupación por el trámite legislativo a partir de que a iniciativa del Gobierno de Alberto Fernández se decidió que esto pase por el Congreso para cortar con una tradición de más de 22 programas con el FMI que fueron discutidos y cerrados a espaldas de la sociedad”, dijo el director por el Cono Sur ante el FMI, Sergio Chodos, a la radio Urbana Play. Argentina aprobó el año pasado una ley que establece que los acuerdos con el FMI deben ser ratificados por el parlamento.
La renuncia de Máximo Kirchner evidenció las diferencias en el gobierno y creó una incertidumbre sobre cuántos diputados y senadores del bloque oficialista y sus aliados en el Congreso acompañarán el acuerdo con el FMI. Sin el apoyo del oficialismo, podría resultar clave la postura de la coalición opositora Juntos por el Cambio, que responde al ex presidente Mauricio Macri.
Turno de Bolsonaro.
Dentro de dos semanas será el brasileño Bolsonaro el que visite a Putin. El propio Bolsonaro anunció en diciembre pasado que realizaría una visita oficial a Rusia a invitación de Putin.
Al igual que Fernández, Bolsonaro llegará a Moscú con asuntos internos que lo tienen a mal traer. Entre ellos las investigaciones sobre su gestión.
La Policía Federal de Brasil concluyó esta semana Bolsonaro incurrió en un delito al divulgar unos informes secretos para desacreditar al sistema electoral del país, pero dejó una posible acusación en manos de la Fiscalía General.
Según un documento remitido ayer miércoles a la Corte Suprema, que investiga el asunto, la divulgación de esos documentos sobre unos ya desmentidos fraudes en las elecciones de 2018 tuvo como “propósito” la “difusión de información reconocidamente falsa, con repercusión dañosa para la administración pública”.
Esos documentos formaban parte de una investigación de la Policía Federal sobre un ataque informático a los sistemas del Tribunal Superior Electoral ocurrido a mediados de 2018, meses antes de las elecciones de octubre de ese mismo año, ganadas por Bolsonaro y que no fueron afectadas por ese incidente.
Bolsonaro divulgó esos documentos, pese a su carácter secreto, en agosto pasado, en el marco de una campaña que desató en contra del voto electrónico, que Brasil adoptó en 1996 y que hasta ahora no ha sido objeto de una sola denuncia de fraude.
El magistrado Alexandre de Moraes, del Supremo, incluyó ese asunto en un proceso sobre difusión de noticias falsas y ataques a las instituciones y determinó que la Policía Federal investigue la actitud del mandatario.