La Nación/GDA
El expresidente argentino Alberto Fernández participará como veedor en la elecciones que se disputarán este domingo en Venezuela y, en relación con las encuestas que anticipan un amplio triunfo de la oposición y la advertencia del presidente venezolano sobre un posible “baño de sangre” si pierde, opinó que “si (Nicolás) Maduro es derrotado, lo tiene que aceptar”.
“Estoy yendo para poder hablar con la oposición, escuchar antes sus preocupaciones y ver si puedo ayudar a corregirlas. Lo que quiero es que haya una elección transparente. Venezuela necesita es recuperar su convivencia democrática y que los están deambulando por el mundo porque se fueron del país por la causa que fuera puedan volver”, sostuvo el exjefe de Estado —quien fue cercano a Maduro durante su presidencia— en diálogo con Radio Con Vos.
“Si Maduro es derrotado, lo que tiene que hacer es aceptar; como dijo (el presidente de Brasil) Lula (da Silva), el que gana, gana, y el que pierde, pierde. Punto. Se terminó. Así es la democracia. No voy a legalizar a nadie, sino que voy a hacer lo que me pidieron, ser un veedor de las elecciones para que todo funcione bien”, explicó el exmandatario.
El mandatario brasileño expresó el lunes su preocupación por la dirección extrema que tomó Maduro ante las elecciones. “Me asusté con las declaraciones de Maduro, de que si él pierde las elecciones habrá un baño de sangre. Quien pierde las elecciones toma un baño de votos, no de sangre”, sostuvo Da Silva.
En su entrevista de este martes, Fernández recordó los cuestionamientos que recibió del “progresismo” porque votó a favor del informe de la entonces Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, que cuestionaba la situación de los derechos humanos en Venezuela. “En ese momento hablé con Bachelet y ella me comentó lo que tenía y le pregunté ‘¿cómo se puede resolver esto?’. Y ella me dijo, ‘A ver, lo mejor sería poner una oficina del alto comisionado de derechos humanos en Caracas y poder hacer una tarea de control, recibir denuncias’. Hablé con Maduro y lo convencí que deje poner esa oficina. Y esa oficina se puso. Funcionó durante dos o tres años. Y los problemas de violación de los derechos humanos mermaron mucho en Venezuela”, dijo Fernández.
También agregó que había intervenido junto al presidente francés, Emmanuel Macron, “para hablar, generar un diálogo entre opositores y el gobierno para buscar un camino democrático. Y ese camino se fue cumpliendo”.
Maduro, de 61 años, gobierna Venezuela desde 2013, cuando asumió el poder tras la muerte de su predecesor y mentor Hugo Chávez. El “hijo político” del comandante bolivariano ganó unas elecciones que sus adversarios consideraron que no fueron libres ni justas. Su reelección de 2018 fue ampliamente considerada una farsa, ya que a los principales partidos y candidatos de la oposición se les prohibió participar.
Para los comicios de este domingo, Edmundo González Urrutia, candidato apoyado por la líder opositora María Corina Machado, contaría con el 45,8% frente al 21,6% de Maduro.
González Urrutia es un exdiplomático elegido por la coalición opositora para reemplazar en las urnas a Machado, que fue proscripta por el régimen.
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