POSICIONES
Los partidos y gobiernos definidos de izquierda en la región tomaron rápidamente partido por el régimen cubano, y apuntaron contra Estados Unidos.
Las protestas sin precedentes contra el régimen en Cuba han vuelto a poner de manifiesto las diferencias y matices que los líderes latinoamericanos tienen respecto al destino de la isla.
El 11 de julio, miles de manifestantes salieron a las calles en más de 50 pueblos y ciudades cubanas a protestar por una economía en quiebra agravada por la pandemia del COVID-19.
Los partidos y gobiernos definidos de izquierda en la región tomaron rápidamente partido por el régimen cubano, y apuntaron contra Estados Unidos y el embargo que aplica a la isla desde 1962. Así se manifestaron el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva hasta el presidente de Argentina, Alberto Fernández, y los regímenes de Nicaragua y Venezuela.
“¿Qué está sucediendo en Cuba de tan especial para que se hable tanto? Hubo una caminata. Inclusive vi al presidente de Cuba en la caminata, conversando con personas. Cuba ya sufrió 60 años de bloqueo económico de los Estados Unidos, todavía más con la pandemia, es inhumano”, señaló Lula en Twitter al referirse a las protestas.
“Si de verdad los Estados Unidos y los opositores extremistas en Cuba quieren paliar y ayudar al pueblo de Cuba, que levanten de inmediato todas las sanciones y el bloqueo contra el pueblo de Cuba”, destacó el presidente venezolano, Nicolás Maduro. Y expresó “todo el apoyo” al “Gobierno revolucionario de Cuba”.
El nicaragüense Daniel Ortega también arremetió contra Estados Unidos, al que definió como el “principal desestabilizador y destructor del planeta”.
Los Gobiernos de México, Argentina y Bolivia también consideran públicamente que el bloqueo de Estados Unidos es el responsable de la situación de Cuba, pero buscando un diálogo entre las partes.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pidió que las protestas cubanas se resuelvan mediante el “diálogo” y rechazó la violencia. López Obrador abogó por los principios de “no intervención, autodeterminación de los pueblos y solución pacífica de las controversias” establecidos en la Constitución mexicana.
De forma similar, se manifestó el presidente de Argentina, Alberto Fernández. “No conozco exactamente la dimensión del problema de Cuba. Lo que sí tengo claro, como bien dijo Andrés Manuel López Obrador, es que, si realmente nos preocupa humanitariamente Cuba, terminemos con los bloqueos”, dijo Fernández.
Los Gobiernos de Brasil, Chile, Perú, Colombia y Uruguay fueron más críticos con el régimen cubano.
La Cancillería colombiana pidió a las autoridades cubanas que garanticen la libertad de expresión de sus ciudadanos, al tiempo que exhortó “a todos los actores” a mantener una actitud pacífica en las protestas.
En la misma línea, tanto el Gobierno peruano del presidente saliente Francisco Sagasti como el Ejecutivo chileno han respaldado el derecho del pueblo cubano a manifestarse “libre y pacíficamente”.
Más directo ha sido el brasileño Jair Bolsonaro que, desde el primer momento llevó el caso cubano al terreno político local. “Yo apoyo al movimiento que pide libertad allá. Pero, ¿qué es lo que piensa Lula? Imaginen si ese bandido fuera elegido presidente de la República”, afirmó Bolsonaro a un grupo de seguidores, en alusión a las elecciones que se celebrarán en Brasil en 2022.
También contundente fue el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou, que aseguró que el pueblo cubano demuestra “un coraje digno de admirar” y describió a Cuba como “una dictadura que no respeta los derechos humanos”. (Con información de EFE)