La Nación/GDA
Fue recapturado por detectives de la Policía Federal Argentina (PFA) el "Carnicero de Giles", que estaba escondido en Santiago del Estero. A fines del mes pasado, durante una salida educativa, Luis Fernando Iribarren, uno de los asesinos seriales más escalofriantes de Argentina, se fugó. Estuvo 11 días prófugo, pero ahora volvió a prisión para continuar su condena perpetua.
Así lo informaron a La Nación fuentes judiciales. Iribarren fue detenido en Villa Atamisqui, una localidad situada a 140 kilómetros la capital de Santiago del Estero, por personal de la División Búsqueda de Prófugos de la PFA.
“Ley y orden. La sociedad libre y no presa de estos monstruos. Ahora va a seguir pagando por todo lo que hizo”, sostuvo la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, en su cuenta de la red social X.
A pesar de su peligrosidad y la magnitud de la condena, el Juzgado de Ejecución Penal N°1 de Mercedes lo había beneficiado con salidas educativas, sin custodia y con el monitoreo de un geolocalizador. El 28 del mes pasado aprovechó la oportunidad y huyó.
Es conocido como “El carnicero de Giles” por asesinar a su madre, su padre, su hermana, su hermano y su tía.
El 29 de agosto de 2023, un juzgado autorizó a Iribarren a asistir por sus propios medios a cursar distintas materias de las carreras de Ciencias Económicas y Periodismo, los martes, jueves y viernes, de 8 a 10, de 11:30 a 15:30 y 18 a 20:30, respectivamente.
Después de asistir a las clases de Introducción a la Economía y Estructura Económica Argentina, Criminología, Comunicación y Medios, y Antropología Social y Cultura, Iribarren debía regresar a la cárcel de Olmos, donde cumplía la condena más severa establecida por el Código Penal Argentino. Sin embargo, no volvió.
UNO DE LOS MAYORES ASESINOS DE LA HISTORIA CRIMINAL DE LA ARGENTINA, ADENTRO
— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) September 9, 2024
Se trata de Luis Iribarren Langevin, “El carnicero de San Andrés de Giles”. Estaba detenido en el Servicio Penitenciario Bonaerense, cumpliendo condena de cadena perpetua desde 1995. De allí se escapó,… pic.twitter.com/20risUz1a5
Cuando superó el rango horario autorizado para regresar al penal de Olmos se activó la alerta y los responsables de la cárcel avisaron a la Policía. Así comenzó la búsqueda de uno de los mayores asesinos múltiples de la historia criminal argentina.
La cadena de beneficios concedidos por la Justicia al asesino múltiple siguió en noviembre de 2021 cuando fue autorizado a tener salidas transitorias de la cárcel durante 24 horas. Tres meses después, la Sala III de la Cámara de Apelaciones y Garantías, de Mercedes, revocó el beneficio de las salidas transitorias para el asesino múltiple por solicitud del Ministerio Público.
En octubre de 2022, el Juzgado de Ejecución Penal N° 1, de Mercedes, rechazó un nuevo pedido de Iribarren para acceder al régimen de las salidas transitorias. Pero, en agosto de 2023, ese mismo magistrado le concedió la autorización para que fuera a estudiar a la sede de la Facultad de Ciencias Económicas situada en la calle 6 al 700, en La Plata, y a la Facultad de Periodismo y Comunicación.
La historia del "Carnicero de Giles"
La "fama" de Iribarren, oriundo de la localidad de San Andrés de Giles, se remonta a 1995. Ese año, a sus 25, mató a su tía —que estaba enferma de cáncer— y luego confesó también el resto de las atrocidades que había cometido con su núcleo familiar, cuyos integrantes llevaban nueve años desaparecidos.
El homicida, considerado uno de los más sanguinarios de la historia criminal argentina, mató con certeros disparos de una carabina a su padre, a su madre, a su hermana y a su hermano. La violenta escena transcurrió en 1986, en un campo del paraje Tuyutí, pero recién se descubrió nueve años después, cuando la Policía encontró el cadáver de Alcira Iribarren, la tía abuela de Luis Fernando.
“La ayudé a morir. Tenía cáncer y sufría mucho. Estaba muy mal”, le dijo en aquel momento al comisario Ángel Santos, de San Andrés de Giles. Y le contó que la golpeó en la cabeza con un hacha hasta matarla, para luego enterrarla en el patio de dicha vivienda. Varios años antes, el por entonces joven había matado a Luis Iribarren (49 años); Marta Langgebein (42), y sus hermanos, Marcelo (15) y María Cecilia (9) y luego esparció los restos en un campo que tenía la familia en la localidad de Tuyutí, a 30 kilómetros de su ciudad de origen.
“Sin pensar, pero comprobando que estaba cargada, agarré el arma. Entré en la pieza en la que dormían mis padres y mi hermana. Con la seguridad de que tenía ubicados los cuerpos y de que no me hacía falta mirar, cerré los ojos. No sé si les disparé dos o tres balazos a cada uno. Salí de la pieza, siempre con el arma entre mis manos, cerré la puerta y pasé al dormitorio de mi hermano. A medida que me acercaba, miraba cómo dormía. Recuerdo que le pegué con el cañón del arma en la cabeza. En ese momento, sin pensarlo disparé una vez más. Después de que le pegué el balazo, mi hermano quedó con los ojos abiertos”, expresó Iribarren ante el funcionario judicial que le tomó declaración.
En tanto, el registro que lo convirtió en uno de los mayores asesinos múltiples del país se completó con el crimen de su tía, en 1995.
“No tuve el coraje de dispararle a mi tía con el arma porque me acordé de lo que les había hecho a mis padres y a mis hermanos, y no soportaría hacerlo de nuevo. Por lo que seguí buscando otro objeto. Al llegar al patio vi el hacha. En realidad, había dos hachas. Tomé la que tenía el mango más largo y me dirigí a la habitación de mi tía. Me paré al costado de la cama y le pegué dos golpes en el costado izquierdo de la cabeza”, manifestó el imputado, según consta en su declaración. Por supuesto, este tramo de la declaración, esa confesión de un crimen que incluía la revelación de otros cuatro, no pasó desapercibida para nadie.
Al revisar la casa de Cámpora 1568, los policías advirtieron que había tierra removida a metros de la casilla donde se guardaban los tubos de gas envasado. Iribarren había excavado un pozo de casi medio metro de profundidad. Allí, cubierto con una sábana, estaba el cuerpo de Alcira Iribarren, la docente jubilada, tía del acusado.
Masacre semejante
Por la cantidad de víctimas, semejante masacre podría asimilarse a otra de Argentina, el ataque del odontólogo Ricardo Barreda que, en 1992, asesinó a su esposa, a su suegra y a sus dos hijas en La Plata. Crímenes por los que fue condenado a la pena máxima de prisión perpetua tres años después, en tiempos en que ese conmocionante crimen no fue calificado como lo que hoy se sabe que fue: un femicidio múltiple.