José Del Rio / La Nación (GDA)
Los odian. Los tratan de ladrones y ellos no entienden que el sistema cambió. Para la política yo soy un error del sistema. Sin embargo, el error es no entender que el modelo no es el mismo. Lasociedad refleja un hartazgo independientemente de los nombres. El que viene es un nuevo modelo al que los políticos todavía no entienden”.
La frase corresponde a Javier Milei, flamante presidente electo de la Argentina, con el 55,69% de los votos. Es, tal vez, la mejor síntesis de lo que ocurrió el domingo y de lo que puede suceder desde el 10 de diciembre cuando asuma. Su electorado tiene también una diferencia existencial respecto de anteriores disputas. No se trata de votantes de izquierda o de derecha, de peronistas o antiperonistas, de kirchneristas o macristas, de empresarios o sindicalistas, sino de una liga que cruza transversalmente segmentos socioeconómicos, ideologías, pero con un gran denominador común: “el hartazgo con lo conocido”.
Eso lo hizo tal vez más inasible para la campaña del miedo que lo corría con venta de órganos, cierre de las escuelas públicas, el supuesto final de la gratuidad del sistema sanitario y hasta la eliminación de las jubilaciones, que él mismo se encargó de desmentir una y otra vez hasta con el spot de cierre.
El hito del domingo es aún mayor si se considera que el “plan platita 3″ no escatimó en recursos tras la derrota en las PASO. Había que emitir dinero para ofrecer programas para “todos y todas”. Así es como unos $ 3 billones se volcaron a los sectores más disímiles. Es decir, el equivalente a 1,5% del PBI de un país que necesita ordenar sus cuentas. Eso combinado con la idea de “poner en Google lo que dice Milei”. Todo valía por un voto. Pero no alcanzó.
El domingo se repitió la máxima de la mayoría de las elecciones desde 1983 y es que siempre que la economía cae, el oficialismo pierde, salvo la de 1995 cuando en pleno efecto Tequila y con miedo a perder el uno a uno se rompió la máxima.
La ilusión que supone una diferencia de casi 12 puntos en un balotaje frente a su competidor genera también una expectativa muy difícil de saldar en un país que llegará a diciembre al borde de la hiperinflación y con respirador artificial.
“Libres”, tituló el domingo en sus redes sociales con el símbolo de unas cadenas rotas Marcos Galperin, creador de Mercado Libre, y tal vez el empresario más importante de la República Argentina con relación al fin del gobierno de los Fernández. Cristiano Rattazzi, ex presidente de Fiat Chrysler y Martín Migoya, número uno de Globant, también comentaron el resultado. Hasta el propio Elon Musk, dueño de X, aplaudió el futuro poselecciones.
La liga de quienes compiten en el mundo y por ganar mercados internacionales celebró con creces el resultado argentino. Muchos lo hicieron desde Uruguay.
En tanto, la que suele hacer negocios con el Estado y busca la “protección” se mostró más que preocupada por lo que viene no tanto para el país sino para sus propios bolsillos. Ardían los grupos de WhatsApp de los empresarios textiles.
La campaña de Milei demostró tener mucho menos de artesanal de lo que imaginaban sus rivales. El hombre que en pleno debate se incomodó con los tosedores pero que es fanático de la ópera, al punto de haber escuchado 36 horas sin parar el CD de Norma cuando se lo regalaron, tiene ahora nuevos objetivos en la mira. El domingo ratificó que avanzará con su plan de gobierno para el cual le quedan algunos nombres por sellar.
Dejará ocho ministerios: Economía, Relaciones Exteriores, Capital humano, Infraestructura, Seguridad, Interior, Defensa y Justicia. En los próximos días hará un lanzamiento oficial de cada uno. Plantea la dolarización como el disparador de ordenamiento económico y una reforma laboral para ir hacia un sistema de seguro de desempleo como el de Estados Unidos. El cepo, dice, desaparece por la dolarización que no será inmediata.
El primer paso importante pasa por desactivar la pelota de Leliq idealmente antes de abril. Para ello Emilio Ocampo trabaja en un sistema de silos entre técnicos, abogados, ejecutivos contables y estudiosos de las normativas con los que intenta abordar cada una de las aristas que supone su proyecto en el Banco Central.
“Cerraremos la fábrica de falsificación de dinero y de papeles pintados para siempre”, se le escuchó al referente del Central en las últimas horas. Sin embargo, eso no supone eliminar la Superintendencia de Entidades Financieras y seguramente implica una reorganización funcional y financiera del Central tal como se lo conoce en la actualidad. No es un cierre en el sentido literal. Tampoco buscará generar un efecto “puerta 12 con los pesos argentinos de una manera inmediata.
“Existirá la libertad de canjear los pesos por los dólares una vez que se congele la emisión y se fije el tipo de cambio de referencia”, se escuchó por lo bajo.
Habría una agenda de privatizaciones y un modelo de reforma fiscal que será presentado por sus autoridades. Asegura que tiene contactos con varios de los sindicatos y muchos de ellos están de acuerdo con una reforma laboral porque “sumarán más agua a su negocio y no como ahora, donde hay demasiado empleo en negro. A ellos también les gusta el mercado porque tienen mucho para ganar”, afirmó en un encuentro.
Para su proyecto contra el narcotráfico se basará en todo lo contrario a la escuela Zaffaroni. “El que las hace, las paga. Hoy las víctimas sufren y no los victimarios”, resumió en otra de las respuestas.
Los detalles de su programa económico los esgrimió hace años en un libro de su coautoría junto a Diego Giacomini y Federico Ferrelli Mazza, llamado Política económica contrareloj.
Por su parte, Nicolás Posse, eventual jefe de gabinete de Milei, trabaja con mucho sigilo en otra iniciativa que marcaría la agenda de gobierno de corto plazo: una ley ómnibus. Allí entraría todo lo vinculado con la reforma del Estado, cada uno de los pasos necesarios para la reducción del gasto público, la eliminación de impuestos y la apertura comercial irrestricta.
Por otro lado, Sandra Pettovello, quien asumiría el rol de ministra de Capital Humano, tiene bajo su paraguas la educación, salud y trabajo y es el nexo con los sindicatos para el plan de modernización laboral.
Por su parte, Guillermo Ferraro fue formalizado también como eventual ministro de Infraestructura. El exdirector de KPMG Argentina conoció a Milei cuando ambos trabajaban desde roles distintos en el proyecto del corredor bioceánico Aconcagua, que consistía en un tren de alta tecnología que uniría el Atlántico y el Pacífico, incluyendo un túnel de 52 kilómetros de largo que cruzaría la Cordillera de los Andes.
Ferraro tuvo también un rol en la Secretaría de Industria durante la presidencia de Eduardo Duhalde y en el gobierno porteño durante la gestión de Mauricio Macri. Se especializa desde hace más de 30 años en la estructuración financiera de negocios vinculados a grandes proyectos de infraestructura y la reingeniería de procesos en el sector público.
La lista de nombres en las sombras también sigue creciendo. Héctor Rubini, otro hombre del CEMA, colabora con cómo debería ser la transformación de la banca y su nueva arquitectura. Pero la gran novedad es la cacería de nuevos libertarios que continuará desde hoy y donde una ficha aparece como la carta mejor guardada: quién será finalmente el ministro de Economía de Milei, algo que el domingo tampoco quiso develar.
El egresado del Cardenal Copello sabe que vienen horas decisivas y donde cada una de las definiciones será parte de esta nueva etapa de su vida. Una etapa en la que cada vez que habla de las fuerzas del cielo no lo hace en sentido figurativo sino literal.
Después de todo, él había anticipado a los propios que este era su momento y no solo por su propia decisión. “Es una cuestión de fe”, concluyó.
Moody’s: enfrentará desafíos “extremos”
La calificadora de riesgo Moody’s dijo ayer lunes que Javier Milei, quien asumirá la Presidencia de Argentina el próximo 10 de diciembre, enfrenta desafíos “extremos” con resultados “altamente inciertos”.
“El presidente electo de Argentina, Javier Milei, enfrenta desafíos extremos con resultados altamente inciertos”, sostuvo el analista principal de Moody’s Investors Service para Argentina, Jaime Reusche.
El experto recordó que Milei propuso durante la campaña electoral “medidas contundentes” que “podrían abordar con el tiempo los fuertes desequilibrios que actualmente paralizan la actividad económica de Argentina, distorsionan los precios relativos y reducen el poder adquisitivo”. Sin embargo, Reusche advirtió que si estas medidas “se promulgan tal como se describieron, causarían un ajuste económico abrupto y profundo, colapsando la demanda interna y amenazando la estabilidad financiera”. “Un Congreso dividido y las presiones sociales también influirán en la capacidad del presidente entrante para implementar políticas correctivas”, observó el analista de Moody’s.
Argentina sufre severos desequilibrios macroeconómicos, que incluyen déficit fiscal, alto endeudamiento, una elevadísima inflación y un nivel crítico de reservas monetarias.
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