Enviada a Buenos Aires
Le alcanzaron libros, retratos dibujados a mano, una copa del mundo, listas, una motosierra de peluche, 100 dólares gigantes con su cara, una bandera de Israel y muchas de La Libertad Avanza. Javier Milei recibía, firmaba, le tomaban una foto y seguía. Agitaba la copa, el billete, las banderas y se unía al “Que se vayan todos”. La gente perdía la noción de su cuerpo cuando intentaba llegar a él, pedirle una foto o tocarle la mano. Quienes lo lograban se iban con lo que habían ido a buscar: algo de él.

El candidato libertario pisó fuerte en Lomas de Zamora, la tierra de Martín Insaurralde, intendente del municipio en uso de licencia tras el escándalo del yate. Sin escenario ni discurso, sin siquiera micrófono, parado en la caja de la ya conocida camioneta negra, Milei concentró ayer a cientos de personas en la plaza Grigera, sobre la avenida principal de Lomas. Su objetivo, impulsar la candidatura de Carolina Píparo, que disputa la gobernación de la Provincia de Buenos Aires al actual gobernador kirchnerista, Axel Kicillof, y a Néstor Grindetti, intendente de Lanús y candidato de Juntos por el Cambio.

Una marea amarilla y negra aguardaba a “El León” desde temprano, al grito de “Libertad, libertad”, “Milei presidente”, “Insaurralde botón”. Agitaban banderas que decían “Las fuerzas del cielo”, “Hagamos a Argentina grande otra vez” -emulando el “make America great again” de Donald Trump-, y el clásico “Viva la libertad, carajo”. Había jóvenes disfrazados: un zorro, un león, un personaje de animé. Había un hombre que pasaba en auto por la avenida, una y otra vez; de sus parlantes salía un discurso de Milei con su voz más combativa. Había otro hombre con una bandera de Israel que Milei agarró e hizo flamear.

El candidato llegó sobre las 15:00, media hora después de lo anunciado. En un corredor hecho por el personal de seguridad, en el medio de la avenida abarrotada, Milei se bajó de un auto negro como un rockstar. Y como pudo, recorrió los 10 pasos que lo separaban de la caja de la camioneta. El público rugió con el primer saludo del libertario.

La devoción a Milei era absoluta.

Un joven de 17 años intentó dos veces que el libertario le autografiara una lista, pero cuando estaba a punto de alcanzarlo, a los pies de la camioneta 4x4, alguien más fuerte lo empujaba hacia afuera.

Foto: La Libertad Avanza

Intentó una tercera vez, en otro tramo del recorrido, y en cuanto Milei estampó su firma en la lista provincial, el joven salió disparado de la multitud al grito de “¡lo logré!”. Con la voz quebrada, dijo a El País que plastificaría de inmediato la lista y después la encuadraría. Al encontrarse con su madre, a unos metros del epicentro del furor, lloró.

Alba, una señora de unos 65 años, explica el entusiasmo en torno a Milei con dos palabras -que dirán todos-: el libertario encarna a la vez “el cansancio y el cambio”. Dijo que votó “a todos” y todos la decepcionaron.

“Necesitamos acomodar la economía y la seguridad. Carolina (Píparo) fue víctima de la inseguridad en primera persona -N. del R.: recibió un disparo en 2010 al salir de un banco; estaba embarazada de ocho meses y perdió a su bebé-, ella tiene la seguridad como prioridad. Si votamos siempre lo mismo, vamos a tener mismos resultados, y así estamos”, señaló a El País.

A su lado, Matías, un militante libertario de 30 años que en 2016 votó a Mauricio Macri, dijo sin rodeos que “los que están son todos chorros”. “Fijate Insaurralde”, advirtió mientras la multitud coreaba “la casta tiene miedo”. También apuntó contra su ex partido: “Inventan que Milei tiene un pacto con (Sergio) Massa porque están desesperados, ya no saben qué hacer. Si tienen pruebas, que vayan a la Justicia. El balotaje va a ser con Massa y le vamos a ganar”.

Todo esto pasó en un recorrido que duró apenas una cuadra y media. En cuanto la camioneta aceleró y Milei se fue, no quedó nadie en la plaza. Su próximo destino era Moreno, bastión peronista. Y a varios kilómetros, en pleno Belgrano, Patricia Bullrich cerraba su campaña con un acto en el que fustigó a sus dos oponentes. Mientras tanto, el dólar blue se mantenía en $980 como el viernes, sin actividad financiera por el feriado, y Buenos Aires cerraba la jornada para entrar en la semana más agitada del año.