Juan Verano (EFE)
El primer mes de Javier Milei como presidente de Argentina ha estado marcado por una hiperactividad reformista sin precedentes, que de momento ha sido recibida con duras críticas, pero casi no ha surtido efecto en el incierto escenario político, económico y social del país.
“¡No hay plata!”, alertó Milei en su primer discurso presidencial, pronunciado el 10 de diciembre en las escalinatas del Congreso de la Nación y de espaldas a la sede de la Cámara baja. En él esbozó el que hasta ahora ha sido su plan económico: el “shock”.
Su receta es la reducción extrema del gasto estatal. Para ello, Milei, quien ganó el balotaje del pasado 19 de noviembre ante el entonces ministro de Economía, Sergio Massa, ha presentado dos polémicos paquetes de medidas en menos de un mes.
El primero, el decreto de necesidad y urgencia (DNU), firmado el 20 de diciembre y anunciado en cadena nacional, contempla la reforma de más de 300 normas legales.
Entre sus infinitas consecuencias, el “megadecreto” -en vigor desde el día 29- permitirá la privatización de empresas estatales y abrirá la puerta a que los clubes de fútbol puedan ser sociedades anónimas deportivas.
De momento, el DNU de Milei se enfrenta a varios escollos. El primero en el Parlamento, donde su partido, La Libertad Avanza, necesitará la colaboración de otros grupos para que salga adelante. En segundo lugar, las calles, que ya han sido escenario de varias protestas auspiciadas por la Confederación General del Trabajo (CGT) y otras organizaciones sociales y sindicales. La mayor central obrera del país ha convocado media jornada de huelga general para el 24 de enero.
Pero es el obstáculo judicial el que más ha frustrado los planes del Ejecutivo. La semana pasada, la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo dictó dos medidas cautelares contra el DNU que suspenden temporalmente la reforma laboral incluida en el decreto.
Para intentar sortear estos trámites, Milei anunció poco después un proyecto de ley con más de 600 artículos, llamada “ley ómnibus”.
Más allá de esto, Milei ha continuado ofreciendo su particular “show”. El presidente se ha prodigado en televisiones y radios del país, ofreciendo una faz más moderada que durante la campaña.
Al menos en tres ocasiones, Milei saludó desde el icónico balcón de la Casa Rosada, la última este lunes junto a su pareja, la humorista Fátima Flórez.
El presidente incluso acudió al espectáculo de imitaciones de su novia en un teatro de Mar del Plata. Tras la actuación de Flórez, Milei subió al escenario y la besó antes de avisar a los argentinos del amargo futuro inmediato.
“Van a venir meses muy duros, pero nos vamos a poner de pie”, aseguró un Milei, que parece caminar con paso firme sobre un suelo demasiado inestable.