Por Gabriela Origlia, La Nación/GDA
“Brenda Agüero estaba en la sala de recuperación. Ella tenía una mirada tan rara —dice—. Es la enfermera que le da a Angeline a su papá y, después, se la lleva, sin decir nada. Más o menos a los cinco minutos regresa sin mi hija. En unos 15 minutos vino una médica y nos dijo que Angeline había tenido un paro cardiorrespiratorio. Era rarísimo, yo creía que a ella [por Agüero] se le había caído la bebé porque era raro”.
La mujer de la que habla frente al jurado Yoselin Rojas es Angeline, su hija. Ella declara hoy en el juicio en Córdoba (Argentina) por la muerte de cinco criaturas en el Hospital Neonatal. En su testimonio, especificó que la enfermera retiró a la bebé como a las 12 del mediodía y que recién volvió a ver a su hija en terapia intensiva “como a las 2 o 3 de la tarde”. En el intermedio, le avisaron que había sufrido un paro.
Les explicó a los jueces de la Cámara Séptima del Crimen y a los jurados populares que a los 15 días regresaron al Neonatal a ver el resultado de la autopsia y estuvieron en Tribunales y les adelantaron que faltaban hacer unos estudios. Cuando estuvieron esos “estudios” les indicaron que su hija “había sido envenenada con potasio, que le habían puesto una alta dosis de potasio, que le encontraron un pinchazo en el muslo. “Yo decía ‘cómo fui tonta de no darme cuenta de todo esto”.
“Esta persona fue la que se llevó mi bebé, pero yo quería estar segura. La ví que salió en un medio y ahí la vi. Me di con la sorpresa de que era la que se llevó a mi bebé”, declaró Rojas y ante la pregunta de un abogado señaló con su mano a Aguero. La enfermera no se movió.
Rojas, quien lleva una remera blanca con una imagen de un angelito y un pedido de justicia, habla delante de la acusada Agüero, ya que ante la consulta de que si quería que saliera de la sala, dijo que no. Están sentadas a unos cuatro metros de distancia y ambas pueden verse de perfil mientras habla la testigo. Durante el relato de Rojas, la enfermera la mira sin hacer ningún gesto.
“Solo quiero que se haga justicia. No solo por mi bebé, por mi gordita. Por todos los bebés que fueron asesinados, por las familias destrozados, madres, padres. Es muy difícil para nosotros lidiar con todo esto, solo pido que se haga justicia, por mi bebé inocente. No merecía morir de esta manera, que fuera asesinada. Nos mintieron en medio de este dolor, que no sabían lo que había pasado. Destrozados nos fuimos a casa”, continuó, en medio del llanto, con un silencio abrumador tanto en la sala de audiencia como en las que están los periodistas siguiendo el juicio.
Muy conmovida Rojas planteó: “Lo único que me dejaron fue una foto de mi bebé pero muerta. La tomó mi hermana, no quería que la tomara pero ella me dijo que el día que quisiera verla me la mostraría. No pasaron ni dos meses que me entero que mi bebé fue asesinada. Ahí me la mostró. Fue un dolor tan grande. Fue horrible. Es por eso que lloro ahora. Quiero que se haga justicia. Por favor, hagan justicia por estos bebés que no merecían morir. Justicia por favor. Es horrible tener que vivir, quedar con esta secuela, con mucho dolor en el alma”. Incluso pidió que la gente “no crea que esto es una historia de terror, es lo que vivimos los papás, las mamás”.
Angeline murió aquel 6 de junio del 2022. Es la primera de los bebés fallecidos a la que se le realiza una autopsia, porque la médica de guardia se negó a firmar certificado de defunción y pidió que se investigara. En esa fecha falleció otra criatura y dos se descompensaron.
Cuando le avisaron a Rojas que Angeline había sufrido un paro cardíaco, pidió el nombre de la enfermera. “Pero nos dijeron que no, que ya no estaba de turno. Nos la ocultaron”, añadió Rojas, quien aclaró que nunca más la vio a Agüero. Señaló que nunca le indicaron en el hospital que habían existido casos parecidos. La referencia, ante una consulta de su abogado, es porque ya había tres bebés muertos y varios descompensados. “Nos decían que era rara la muerte —ratificó—. “Todos decían la misma versión, que no sabían qué había pasado. Era como si se hubieran puesto de acuerdo”.
En el juicio, la enfermera está acusada de ser la autora material de los cinco crímenes y de los ocho intentos de homicidio. Además, están imputados diez exfuncionarios y profesionales, entre ellos el exministro de Salud, Diego Cardozo, y la exdirectora del Neonatal, Liliana Asís (con prisión domiciliaria) por delitos como incumplimiento de obligaciones de funcionario público, encubrimiento y falsedad ideológica. La pena que podría recibir Agüero es prisión perpetua.
En la primera semana del juicio declararon todos los imputados, incluida Agüero, de los cuales dos médicas aceptaron preguntas y la mamá del segundo bebé fallecido, Damaris Bustamante, quien afirmó que la vio en cuatro oportunidades antes del parto y después. En este caso, ella pidió que Agüero saliera de la sala.
Rojas y su pareja, Jaime Cornelio Pérez, quien también declarará hoy, son papás de Alexandre, un varón que nació en marzo del año pasado. Ella también tiene una nena que ahora cuenta con 11 años.
“Mi bebé nació sana, nació hermosa [por Angeline]. Era una bebé tan linda, tan maravillosa. Tal como la había imaginado. Escuché su llantito por primera vez, agradecí a Dios (...). Me la pusieron en el pecho recién nacidita, algo breve. No la pude tocar porque mis manos estaban temblando. Después la trajeron ya vestidita, ya limpia. Ahí logré ver a mi princesa, lo hermosa que era. Solo me la mostraron, se la dieron a mi pareja, porque a mí me estaban asistiendo”, dijo Rojas, y detalló que los profesionales la felicitaron, y le dijeron que era “una bebé hermosa”.
Antes del nacimiento
Rojas contó que se enteró de su embarazo en octubre del 2021, que se realizaba los controles en el Benito Soria (otro centro de salud) y que cuando necesitaba algo un sábado u horario en que estaba cerrada la institución consultaba a un “médico peruano” que conoce (Dr. Chipana). Ella es peruana. “Mi bebé fue una bebé planeada. Él [por Pérez, su pareja] saltó de la alegría y mi otra nena, también. Una alegría total”. La mujer en ese tramo se conmovió por primera vez en su relato.
“Ella iba a ser como un ángel para nosotros; mi otra nena me ayudó a buscar el nombre, por eso Angeline —agregó—. Ella siempre quería tener una hermana, pensaba en eso antes de que yo quedara embarazada”.
Dijo además que antes no quería quedar embarazada porque sabe la “responsabilidad” que implica un hijo y que no estaban dadas las condiciones económicas. Rojas trabajaba como empleada doméstica y su pareja es albañil, ninguno tenía cobertura social. Fue al Neonatal a las 37 semanas porque una conocida le dio buenas referencias.
Relató que el día del parto la recibió “una médica o una enfermera” y que ella tenía “fuertes contracciones”. Precisó que quien la atendió la ayudó a buscar la ficha y le preguntó: “Acá hay varios papeles que no te sirven, ‘¿me permites tirarlos?’. En medio del dolor contesté que sí porque quería que me atendieran. Después cuando me entero de todo esto, busqué cosas que no estaban. Ahora pienso que eran fundamentales, todo mi control de embarazo fue al pie de la letra”.
A su esposo no lo dejaron ingresar porque eran tiempos de pandemia; se comunicaban por WhatsApp mientras ella esperaba y él estaba afuera. Sí la acompañó en la sala de parto. Dijo que había “varias personas; incluso algunas creo que eran practicantes”.