Maia Jastreblansky / La Nación (GDA)
¿Qué duda cabe de que la bancamos?”. En la Casa Rosada responden así cuando se pregunta si el Gobierno va a sostener a Patricia Bullrich al frente del Ministerio de Seguridad tras la represión policial del miércoles. Muy lejos de cuestionar a la ministra, la gestión de Javier Milei cerró filas con ella y la levantó como una portavoz y un cuadro político del oficialismo.
Bullrich encabezó ayer una conferencia de prensa para informar sobre los operativos de Bahía Blanca, pero terminó hablando sobre los incidentes en las inmediaciones del Congreso durante la marcha convocada en defensa de los jubilados.
Según pudo reconstruir La Nación, Bullrich y Milei se pusieron en contacto bien entrada la noche del miércoles y ella le informó los datos que finalmente hizo públicos ayer. La ministra había estado durante la tarde en un centro de monitoreo policial supervisando los operativos. Luego dijo públicamente que tenía evidencia que indicaría que los desmanes estuvieron “premeditados” y que habría barras bravas que “venían preparados para matar”.
El Presidente y la ministra coinciden en la narrativa del “orden” y reivindican la aplicación del protocolo antipiquetes con todo el uso de la fuerza desde el Estado.

Desde el miércoles, Milei viene compartiendo en su cuenta de X mensajes en este sentido. En las últimas horas, compartió un tuit del ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, en relación a la jueza Andrade. “Se analizará su actuación ante el Consejo de la Magistratura de CABA por posible incumplimiento de sus funciones”, dijo el ministro.
El único que dio una explicación relativamente distinta a la línea que venía exponiendo Bullrich fue el ministro de Interior, Guillermo Francos, con respecto a la situación de Pablo Grillo, el fotorreportero que fue herido de gravedad en el cráneo con un proyectil de gas lacrimógeno y que ahora se encuentra con pronóstico reservado en el Hospital Ramos Mejía. Cuando todavía la violencia estaba desatada en las calles, Bullrich dijo que Grillo estaba “detenido” y lo señaló como “un militante kirchnerista vinculado a la Municipalidad de Lanús”.
Según pudo saber La Nación de fuentes oficiales, las fuerzas de seguridad no van a abrir un sumario interno para investigar el lanzamiento del proyectil a Grillo. El argumento es que “la operación fue en el marco de ataques violentos contra las Fuerzas”.
Francos dijo que lo de Grillo fue “un accidente no previsto” y una “lamentable consecuencia” de un “episodio violento”. De todas maneras, el ministro coordinador enmarcó los hechos como “una especie de golpe de Estado” y justificó el accionar policial para restablecer el “orden”.

Motivos políticos
Hay un fuerte costado político que explica por qué el Gobierno cierra filas con Bullrich. Primero, la convicción que hay en la cúpula libertaria de que en la opinión pública la seguridad superó como preocupación a la inflación y que el combate del delito y el orden en el espacio público es un activo valorado por los votantes de Milei.
“Los de azul son los buenos y los que tiran piedras son los malos. Eso es lo que votó la gente. Esto no es 2017”, escribió el usuario @MileiEmperador, la cuenta que toda la política le atribuye al estratega Santiago Caputo y que habitualmente expone los puntos de vista de la Casa Rosada.
Esa frase, “esto no es 2017″ se refiere a una diferenciación que el Gobierno pretende hacer con Mauricio Macri. “Nosotros no retrocedemos”, dijeron en Balcarce 50, un contraste con el mensaje que dio el expresidente, que ayer recordó y compasó lo sucedido el miércoles con los sucesos en el Congreso cuando se impulsaba la reforma jubilatoria.

La decisión de empoderar a Bullrich tiene, también, un costado partidario. Según pudo saber La Nación, está previsto que en las próximas semanas la ministra dé un paso simbólico crucial y exhiba algún compromiso político mayor con La Libertad Avanza. Muy cerca suyo no descartan que, incluso, ella se afilie al partido político que armó Karina Milei.
Eso permitiría que, detrás de ella, den el salto un grupo de funcionarios del Poder Ejecutivo que responden a la ministra dentro de Pro. Lo que no está previsto -pese a que en algún momento se especuló- es que se escindan del bloque de Pro los diputados que responden a Bullrich, o aquellos que están más encolumnados con el Gobierno.
Ni la ministra ni la Casa Rosada quieren que el bloque de Pro, que está conducido por Cristian Ritondo, se divida. Eso configuraría una bancada más cercana al Gobierno y otra más diferenciada. Y podría ser problemático para el Gobierno cuando necesite juntar el número en una votación sensible, ya sea para defender o bloquear una ley o para sostener un decreto de necesidad y urgencia (DNU), una herramienta de la que el Poder Ejecutivo echó mano para un tema tan trascendente como el acuerdo con el FMI.
La entronización de Bullrich como vocera de la gestión anticipa lo que es un secreto a voces en el Gobierno: que ella podría ser candidata del oficialismo en las elecciones legislativas de octubre. Si ese escenario no se confirma, de mínima, la funcionaria tendrá un rol clave en la campaña. En paralelo, la ministra ya trabaja para posicionar a Diego Valenzuela, el intendente de Tres de Febrero que dio el salto a las filas libertarias este año, como uno de los potenciales candidatos a la gobernación de la provincia de Buenos Aires.

Fotógrafo operado, su estado sigue crítico
Un fotógrafo se encontraba ayer jueves en estado crítico tras recibir el miércoles el impacto de un proyectil lanzado por la policía cuando cubría la protesta de jubilados apoyada por hinchas de fútbol en Buenos Aires.
El reportero gráfico Pablo Grillo, de 35 años, fue herido en la cabeza por un proyectil de gas lacrimógeno.
Su padre, Fabián Grillo, dijo que la cirugía “le salvó la vida”, que “ahora viene la recuperación posible” y que los médicos harían otra intervención durante la jornada “para medir la presión del otro lado del cerebro”.
En la tarde de ayer jueves, un grupo de reporteros gráficos se reunió frente al Congreso alzando sus cámaras para exigir la renuncia de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por la actuación policial durante la manifestación. “Tenemos que exigirle al estado nacional que garantice el derecho a la protesta y la libertad de expresión”, dijo el secretario general del sindicato de periodistas de Buenos Aires, Agustín Lecchi.
“Por eso exigimos la renuncia de Bullrich”, añadió el delegado sindical.
La Asociación de Reporteros Gráficos de Argentina (ARGRA) denunció en un comunicado que los reporteros son “objetivos a reprimir” por el Ministerio de Seguridad y apuntó contra Bullrich.
Grillo resultó “vilmente herido de gravedad por fuerzas de seguridad (...) y su vida corre peligro, porque no hubo ni un solo resorte político, institucional o judicial que le pusiera freno a su impericia asesina y demagógica”, afirmó la ARGRA.
Además de Grillo, una veintena de periodistas que cubrían la protesta resultaron heridos por las fuerzas del orden y uno de ellos recibió 10 impactos de balas de goma, según la asociación.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se refirió al caso de Grillo como un “accidente no previsto”.
Entrada la noche del miércoles se escucharon cacerolazo
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