La Nación (GDA)
El ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, se muestra hermético en relación a su eventual Gabinete o a los términos de su posible “gobierno de unidad”. Desde que ganó el pasado domingo las elecciones generales y se encaminó a un balotaje con el libertario Javier Milei, el tigrense asiste como observador a la crisis desatada en Juntos por el Cambio (JxC) tras la decisión del sector encabezado por Mauricio Macri y Patricia Bullrich de dar su apoyo al líder de La Libertad Avanza.
La interna en la coalición opositora todavía promete más capítulos y el oficialismo tiene planeado mantenerse al margen y no emitir ninguna opinión al respecto. De cómo finalmente decante el virulento proceso emergerán los nuevos movimientos de cara al 19 de noviembre.
En tren de no querer bloquear áreas con nombres de oficialistas hasta tanto no avancen las conversaciones con miembros de la oposición, también hay reticencia para afirmar quienes de los propios se sumarán a las filas del tigrense en caso de desembarcar en Balcarce 50. Aunque ya hay una serie de ellos que se dan por descontados: Juan Manuel Olmos, Guillermo Michel, Jaime Perczyk y Lisandro Cleri. Todos figuran casi como algunos de los números puestos.
La mira en la necesidad de avanzar con la oposición es parte de lo que conversaron varios de los asistentes a la reunión de gobernadores con Massa que se realizó el jueves en la sede del Consejo Federal de Inversiones (CFI). Entre ellos no solo crecía la expectativa por los nombres del radicalismo que confían en que podrían llegar a apoyar y eventualmente sumarse a un potencial Gabinete de Massa, sino también por lo que podría acercar el peronismo disidente en caso de que se achiquen distancias. “Hay que traer al Gringo”, repetían los asistentes casi como un mantra tras la reunión en el microcentro porteño en relación a Juan Schiaretti, gobernador de Córdoba y excandidato presidencial, que obtuvo 7% de los votos.
De viaje por Arabia Saudita, Schiaretti está acompañado en ese periplo por su sucesor, Martín Llaryora, y por Omar Perotti, gobernador de Santa Fe y su amigo personal. A él precisamente le ponían fichas los otros mandatarios provinciales respecto de lo que pudiera hacer en el periplo al otro lado del mundo para convencer a Schiaretti de sumarse y acercar nombres y votos al oficialismo.
Mientras eso avanza por un carril, la mira principal está puesta en la interna de Juntos porque en medio de ese escenario en llamas no solo está involucrada la performance del libertario, sino también el futuro del radicalismo, al que Massa mira con atención y a quienes mencionó el domingo en el marco del llamado a un “gobierno de unidad” con los “mejores de cada partido”.
Entre los nombres que siempre sonaron fuerte como interlocutores frecuentes de Massa están el de Gerardo Morales y Emiliano Yacobitti, ambos hoy en el centro de la polémica de su propia coalición, enfrentados con Mauricio Macri. Mientras que eluden confirmaciones o definiciones, en el oficialismo solo admiten por estas horas del buen diálogo parlamentario que Massa mantuvo y mantiene con gran parte de la oposición. Miguel Ángel Pichetto y Emilio Monzó son otros que se mencionan en el oficialismo en ese sentido.
“Las fijas”
Hay nombres que resuenan como candidatos firmes a tener un lugar si Massa llega a Casa Rosada el próximo 10 de diciembre. El de Juan Manuel Olmos, hoy vicejefe de Gabinete, es una fija. Figura central de la campaña, Olmos tiene incidencia en el PJ porteño y excelente relación no solo con las tres terminales oficialistas, sino también con el radicalismo. Otros apuestan a que allí también estará el hoy ministro Jaime Perczyk, quien goza del respeto y afecto de Massa.
Más allá de si sigue liderando o no el Palacio Pizzurno, no hay nadie en el oficialismo que no crea que Perczyk tendrá un cargo de relevancia en las filas de un eventual gobierno de Massa. Otro nombre que se descuenta que seguirá en un eventual equipo es el del hoy titular de Aduanas, Guillermo Michel. Algunos ya lo imaginan ministro de Economía, otros creen que Massa no lo expondría al desgaste público que podría tener a nivel inicial que la gestión en la primera etapa, pero no hay dudas de que estará entre los confirmados.
Quien también podría recalar en el Gabinete es el actual gobernador de San Juan, Sergio Uñac, un nombre que ya está activo en la campaña en el vínculo con el sector empresarial. Su nombre suena fuerte para Minería, en tanto que el del tucumano Pablo Yedlin podría encargarse eventualmente de Salud. En el área Económica otros nombres que aparecen como seguros es el de Leonardo Madcur, hoy jefe de Asesores de Hacienda, y Lisandro Cleri, segundo del Banco Central, al que llegó cuando Massa desembarcó en Hacienda.
De su extrema confianza, Cleri es los ojos de Massa en la institución en la que no seguirá Miguel Pesce y a la que Massa adelantó que en caso de ganar ofrecería la mitad de las sillas del directorio a la oposición. Esa fue una de las frases que dejó Massa en campaña en relación a su eventual gestión. La otra, que con él la mitad de los ministros de Alberto Fernández no seguirían en sus cargos.
Faltante de combustible en Argentina
Argentina vive faltante de combustible y, mientras siguen las filas en las estaciones, el Gobierno dice que la normalización puede demorar “2 o 3 días”.
Ayer, por segunda jornada consecutiva, la postal de las colas se repetía en distintos puntos del país. La secretaria de Energía, Flavia Royon, admitió que “hay provincias más complicadas” y, en una entrevista a Radio Provincia ayer, confirmó la importación de diez barcos de combustible que el Gobierno acordó con las principales operadoras petroleras para hacer frente al aumento de la demanda. “Ya se bajaron dos barcos y se está bajando el tercero. Para solucionar este pico de demanda que hubo por las elecciones, etc., la solución era importar barcos y bajarlos lo antes posible. Esto no es inmediato. Ya está funcionando, pero la logística para que llegue a cada punto puede demorar dos o tres días”, afirmó.
Un escrito firmado por YPF, Raízen, Trafigura y Axión Energy explica los motivos por los que el sistema de combustible llegó a su “límite de capacidad”: niveles extraordinarios de demanda (especialmente en los últimos 15 días, con fin de semana largo, elecciones donde se produce un pico de movilidad de personas), inicio de la siembra agrícola, una dependencia mayor a la habitual de importaciones de combustibles por paradas programadas en algunas refinerías, y más recientemente, una sobredemanda generada por una expectativa de desabastecimiento.