En base a La Nación/GDA
Era un martes, pasado el mediodía cuando Andrés Valenzuela, un abogado de 31 años, caminaba por el Puente General Manuel Belgrano. Se trata de una estructura de 1700 metros de largo que atraviesa el río Paraná para unir su ciudad, Corrientes capital, con Resistencia, Chaco. Parado ahí, “a la hora de la siesta”, recordó aquel día en que, luego de un almuerzo, intentó quitarse la vida en la casa que compartía con su familia. En aquel entonces, tenía 17 años y arrastraba una profunda depresión. “Pensaba: ‘Qué loco estar ahora acá, después de tanto tiempo, dispuesto a ayudar a otras personas que lo necesitan y que están pensando en tomar esa misma decisión que había tomado yo cuando era un adolescente: terminar con su vida’”, cuenta Andrés.
Él es uno de los 500 voluntarios, que empezaron siendo 100, que desde 2023 y por turnos “patrullan” todos los días ese puente con la intención de prevenir suicidios. La elección del lugar no es casual: se trata de un punto donde se registra un número significativo de muertes por esa causa, tanto de personas que viven de un lado del río como del otro.
Durante el primer mes, asistieron a cuatro personas: tres de ellas con claras intenciones de suicidarse y otra, en riesgo. Ahora, que cuentan con más apoyo, se dividen en turno para brindar asistencia las 24 horas. "Llevamos 60 vidas rescatadas, y muchos de ellos ya se han sumado para ayudar a otros que están pasando por lo mismo", dijo el contador Gustavo Almirón a Infobae.
Lo que hacen es dar una primera contención emocional hasta que lleguen las fuerzas de seguridad, con quienes están en contacto permanente, y puedan intervenir profesionales de la salud.
El grupo que integran Gustavo y Andrés pertenece Casa de Dios, una iglesia evangélica que desde hace cinco años pone el foco en la prevención del suicidio. “En 2022 se suicidaron 61 personas en Corrientes. Para marzo del año pasado, había un intento de suicidio por semana en nuestra provincia. De esas muertes, varias fueron en la capital, y aunque no podemos saber el número, muchas ocurrieron en el puente”, detalla Almirón a La Nación y agrega: “De hecho, el día que inauguramos esta iniciativa y fuimos al puente, nos enteramos de que esa misma mañana se había arrojado un joven al agua. No falleció, pero quedó muy golpeado”.
La realidad de Corrientes forma parte de una problemática que atraviesa a todo el país. En Argentina, muere una persona cada tres horas por suicidio, según el último informe de la Dirección de Estadísticas e Información de Salud, que depende del Ministerio de Salud de la Nación. En 2021, hubo en total 2865 suicidios, lo que representa 6 muertes cada 100 mil habitantes. De ese total, 68 fueron de niños y niñas de 10 a 14 años; 301 de adolescentes de 15 a 19; 410 de jóvenes de 20 a 24 y 365 de adultos de 25 a 29. En el caso de los suicidios en jóvenes y adolescentes, las curvas de los últimos años van siempre hacia arriba. De hecho, es la segunda causa de muerte por causas externas (detrás de los siniestros viales) entre los 15 y 29 años.
En ese contexto, los voluntarios correntinos hacen las recorridas por el puente con remeras que llevan impresa la leyenda “24/7″, para dar cuenta del compromiso asumido a través de una presencia que busca ser constante.
“Son grupos de un mínimo de tres personas que circulan en las sendas patronales del puente. El compromiso que asumen es el de estar dos horas por semana y van rotando en el horario que cada uno pueda”, sostiene Almirón.
“Poder ayudar a otros me marcó mucho”
Durante sus primeras recorridas, uno de los grupos asistió a una chica de 16 años que había ido al puente con la intención de suicidarse.
“Tenía una edad muy parecida a la mía cuando quise quitarme la vida”, reconstruye Andrés. Inmediatamente, los voluntarios la contuvieron y se comunicaron con Gendarmería, que llegó al lugar. Lo que más lo conmovió a Andrés es que esa intervención en particular, abrió la puerta a una segunda: “En redes contamos lo que había pasado y nos escribió otra persona que estaba atravesando una situación de mucha angustia, para pedirnos ayuda. Me marcó mucho porque no sólo pudimos ayudar a una persona en el puente, sino también a otra gracias a las redes sociales”.
Andrés cuenta que después del intento de suicidio que tuvo a los 17 años, su familia le buscó contención psicológica y psiquiátrica. Pero, más allá de esa ayuda fundamental, el joven sentía que “faltaba algo”. Una tarde, en la costanera de Corrientes, alguien le habló de la iglesia evangélica y ahí empezó para él una nueva etapa. Con el apoyo de esa institución, estudió Abogacía, se recibió y hoy ejerce la profesión. “Me enfocaron y motivaron para dirigir mi vida”, cuenta. Por eso, hoy busca tender su mano a otros.
“Empezamos a ver la problemática de cerca”
Almirón, que es contador de profesión, comenzó la iglesia con su esposa Rocío, que es bioquímica, cuando tenían 26 y 24 años. “Empezamos a trabajar mucho con los jóvenes y a ver la problemática espiritual y social. Un día, en 2014, nos enteramos por las noticias que un joven se había suicidado en la plaza que está a dos cuadras de la iglesia. Nos pegó fuerte, porque era un chico del barrio. Un tiempo después, el hijo de una señora de la iglesia intentó quitarse la vida. Empezamos a ver la problemática de cerca”, resume Almirón.
Con el objetivo de brindar un espacio de escucha y contención, la iglesia (que está abierta las 24 horas, todos los días), generó grupos de oración diarios, no solo en el templo sino también en su vereda, a los que se sumaron “chicos con distintas problemáticas, muchas vinculadas a drogas, violencias, conflictos familiares, que se fueron motivando para estudiar y trabajar”, afirma el pastor. Y agrega: “Una Semana Santa nos encontramos en la vereda con una persona llorando, que nos dijo que se quería ir al puente a suicidar”.
A eso se sumó una noticia que a Almirón le llamó mucho la atención: contaba la historia de un chico que se quiso arrojar de un puente de Estados Unidos, pero la tragedia pudo evitarse gracias a la intervención de un policía, que terminó impulsando una organización para patrullar el puente y prevenir suicidios. “Tomamos esa idea y empezamos a investigar más del tema”, reconstruye.
Así, el 6 de agosto de 2023, desde la iglesia que lidera inauguraron el proyecto de recorrer el puente de su ciudad. Cuando empezaron, los voluntarios se hicieron las remeras de “24/7″ con el número de teléfono de la iglesia y además suelen llevar la bandera argentina. En las redes, empezó a surgir una pregunta: “¿Y estos de dónde salieron?”. Almirón lo cuenta y se ríe: “Hablamos con Gendarmería, que monitorea la zona, y tienen nuestros datos: saben que estamos para eso. La semana pasado se nos acercó un gendarme y nos dijo que desde que estamos nosotros los intentos de suicidio bajaron”.
El pastor resume la iniciativa diciendo que arrancó con “un simple ir, estar y hacer presencia”, pero poco a poco se fue desarrollando. En este tiempo, hubo profesionales que se ofrecieron a capacitarlos y, además, se sumaron otras dos iglesias para ayudarlos en el patrullaje: “Se está formando una linda comunidad, gente que por las redes nos contacta y nos pregunta: ‘¿Yo puedo participar? No soy de la iglesia’. Les decimos que por supuesto, y les damos las recomendaciones que nos dio Gendarmería”.
Línea Vida Prevención del Suicidio: 0800 0767 - *0767
Línea de apoyo emocional: 0800 1920
Funcionan durante las 24 horas, todos los días del año, sin importar a qué prestador de salud esté afiliada la persona que consulta.
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