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Javier Milei, minutos después de jurar en el Congreso de la Nación y dar su primer discurso como presidente de Argentina, se subió a un automóvil descapotable para ir hacia la Casa Rosada. Durante el traslado, una persona del público tiró una botella de vidrio como proyectil, que pasó a pocos centímetros de la cabeza del flamante presidente.

La situación pasó inadvertida por la mayoría de los testigos, pero los usuarios de las redes detectaron el detalle de la botella volando a centímetros del presidente, que iba acompañado por su hermana Karina, con quien saludaba a la multitud que se había congregado.

Las cámaras de los militantes registraron el proyectil de vidrio que parte de una pequeña multitud y termina impactando en la cabeza de uno de los custodios que circulaba junto al vehículo. El hombre tuvo que retirarse a un costado mientras la caravana continuaba su trayecto de poco más de 2 kilómetros. La víctima sufrió un corte menor y fue atendido en la Casa Rosada por los médicos.

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El hecho es investigado por la Policía Federal Argentina (PFA), según pudo saber el medio La Nación.

Fue minutos después del hecho que el presidente libertario pidió frenar el descapotable para saludar a la gente. Los custodios, de manera rápida, se pusieron alertas, corrieron tras él y lo rodearon permitiendo que se acercara a extender su mano a algunos de los manifestantes. La escena se repitió cuando llegó a destino y se bajó para saludar a un perro golden retriever que se había alejado de su dueña, quien luego pasó la custodia para recuperarlo.

Al llegar a la Casa Rosada, fue donde Milei recibió al presidente de la República, Luis Lacalle Pou, y a los demás dirigentes de todo el mundo: presidentes de Ucrania, Volodimir Zelenski; de Paraguay, Santiago Peña; de Chile, Gabriel Boric; y de Ecuador, Daniel Novoa. Además, estuvieron presentes el rey de España, Felipe VI; el exmandatario brasileño Jair Bolsonaro; y otros representantes de distintos países.

Seis horas después de recibir los atributos de mando, los nueve ministros y el jefe de todos ellos, Nicolás Posse, prestaron su juramento en una ceremonia en el Salón Blanco de Casa Rosada. El evento estuvo rodeado de polémica, puesto que la transmisión se hizo por sistema cerrado y no permitieron el ingreso de periodistas acreditados. Fue un hecho inédito, debido a que se trata de un acto público y fue el primero en no transmitirse.