Germán de los Santos, La Nación /GDA
En Rosario, Argentina, en menos de 15 minutos se produjeron tres intentos de saqueo a supermercados de la ciudad de Santa Fe, que derivaron en incidentes con la policía provincial, que disparó balas de goma para disuadir a entre 20 y 30 personas que robaban mercadería de los negocios.
Según confirmó a La Nación, el ministro de Seguridad de Santa Fe, Claudio Brilloni, ocho personas quedaron detenidas por los saqueos. En uno solo de los supermercados se concretó el robo de mercadería. Al caer la noche se produjeron otros tres intentos de robo simultáneos en Rosario, en dos supermercados chinos y una carnicería.
Estos tres ataques contra supermercados, dos ubicados en la zona oeste de la capital provincial, provocaron que la mayoría de los negocios comenzaran a cerrar o a atender a puertas cerradas. Son los primeros hechos catalogados como saqueos que se produjeron en Santa Fe desde que arrancó esta semana, luego de que en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Río Negro, entre otras, se cometieran este tipo de robos en banda.
Al caer la noche, en la ciudad de Rosario se habían gestado algunos incidentes en la zona sudoeste de la ciudad. La preocupación pasaba por la posibilidad de que algunos barrios pudieran desmadrarse por la influencia de grupos narco. Los lugares atacados fueron dos supermercados, uno en Oroño y Dr. Riva, otro en Garzón y Juan XXIII, y una carnicería en Seguí al 5800, donde fueron “50 personas corriendo” y el dueño se subió armado al techo. La policía montó un fuerte despliegue y logró evitar que se concretaran los robos, según fuentes del Ministerio de Seguridad. Hay preocupación por lo que puede ocurrir en las próximas horas.
Desde el fin de semana, las fuerzas de seguridad de la provincia están en alerta ante posibles saqueos a comercios. El martes pasado se produjeron dos robos en los que participaron varias personas. Uno de ellos fue en una distribuidora de bebidas en el barrio Santa Rosa de Lima.
Funcionarios del gobierno de Omar Perotti se reunieron el miércoles con autoridades de las cámaras de supermercados, pero descartaron que hubiera un clima de saqueos e incidentes como se produjeron en otras provincias.
Este jueves, poco después de las 17.30, unas 20 personas irrumpieron en el supermercado Kilbel, en la zona oeste de Santa Fe, donde ingresaron y se llevaron mercadería. Lo extraño de este episodio fue que los ladrones arrojaron bengalas al local para alterar la situación y así entrar a robar artículos. Algunos de los ladrones llevaban unos bolsones para cargar los artículos robados. La policía llegó unos minutos después y dispersó a los asaltantes con balas de goma. Se produjeron ocho detenciones.
El supermercado Kilbel está ubicado en la avenida López y Planes al 4000, al lado de la Comisaría Nº6. Allí se dieron las situaciones de mayor tensión. Uno de los vidrios del local quedó destruido. Hubo corridas y gritos, junto con balazos de goma que disparó la policía, según describieron testigos.
“Eran alrededor de las 17.30 cuando en cuestión de minutos vimos a un malón de personas que llegó, cruzó la calle corriendo, algunos tenían bengalas, e ingresaron al supermercado”, advirtieron los vecinos de la zona a los medios.
En otros dos supermercados, El Tunes y Alvear, ocurrió algo similar pero el robo de mercadería no se concretó, ya que los efectivos policiales lograron disuadir a las personas que tenían intención de asaltar los locales.
Ante la tensión que generaron estos hechos, los comerciantes de Santa Fe empezaron a tomar medidas de prevención ante posibles situaciones de robo de este tipo. Elizabeth Raffin, presidenta de la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Santa Fe , señaló: “Cada comercio tomó la medida que le pareció en el momento. Algunos decidieron habilitar un solo ingreso y dejar pasar de a una sola persona”.
Una testigo del robo masivo en el supermercado Kilbel relató la situación confusa y cargada de tensión que generó el saqueo al local comercial. “Yo venía manejando y un patrullero me hizo seña para que cruce en rojo. No me animaba a hacerlo, pero al final seguí circulando. Empecé a escuchar los tiros. Miré para el lado del súper y vi a los chicos que robaban. Eran unos veinte o treinta, llevaban mochilas y estaban encapuchados. Algunas cosas robadas las guardaban en las mochilas y otras las llevaban en las manos. Me cruzó uno que estaba armado. Salían con fernet, cerveza; muy pocos con mercadería”, explicó.