Gabriela Origlia - La Nación/GDA
La Justicia argentina desarticuló un grupo de WhatsApp integrado por unos 160 adolescentes de entre 13 y 14 años que compartían contenido pornográfico, desde fotografías a videos con imágenes infantiles, de mayores, zoofilia y gore (violencia extrema mezclada con sexo). La administradora del grupo era una chica de 13 años, confirmaron fuentes de la investigación.
No se trata de un caso de pedofilia y la causa pasará, en las próximas horas, al Fuero Penal Juvenil. No obstante, por su edad, todos los implicados son inimputables.
La Fiscalía de Delitos contra la Integridad Sexual, a cargo de Juan Ávila Echenique, actuó de oficio después de que varios padres testimoniaran su preocupación en un programa de televisión. Se creó un grupo especial para recibirlos, pero, finalmente, solo tres se acercaron. En un trabajo conjunto con Cibercrimen y la Policía Judicial se avanzó en la investigación.
La reconstrucción realizada es que la menor administradora arma los grupos y unos comienzan a pasárselos a otros; por eso, entre los integrantes hay chicos de diferentes barrios y colegios.
Los investigadores comenzaron a seguir las líneas que distribuían el material y las que más tráfico tenían. Este martes se realizaron siete allanamientos simultáneos durante la madrugada, para garantizar que los menores estuvieran en sus hogares y con sus padres.
Fuentes judiciales que participaron indicaron a este diario que los padres estaban “azorados”. Todos desconocían en lo que estaban involucrados sus hijos.
“No hay producción local, pero las imágenes que encontramos son aberrantes. El contenido incluye explotación sexual de menores, pornografía de adultos, imágenes de sexo explícito, zoofilia y gore. Todos los celulares de los chicos fueron secuestrados”, explicó uno de los investigadores.
El material que compartían en el grupo era bajado de sitios web; en algunos de los celulares habían pegados stickers con imágenes pornográficas. “Algunos chicos, incluso, se habían empezado a borrar de la cadena”, agregó una de las fuentes consultadas.
En uno de los allanamientos, en la casa de una de las chicas que estaba como administradora, el teléfono que había empleado había sido reseteado y ya no tenía más el número ni el chip que había usado hasta hace unos días.
El grupo comenzó con la chica de 13 años invitando a cinco amigos y ellos sumaron a otros y así hasta llegar a 160. Como un esquema Ponzi, pero de pornografía. El objetivo, aparentemente, era cubrir un “desafío” y alcanzar los 1500 integrantes. “La intención de la administradora no parecía ir por este lado, pero es lo que terminó pasando y extendiéndose”, explicó uno de los líderes de la investigación.
“No es una picardía –enfatizó–. No tiene que ser tomado así, porque detrás de las imágenes que compartían hay niños abusados, hay delitos. Es muy preocupante”.