El jefe de jefes de la mafia siciliana Cosa Nostra, Matteo Messina Denaro, de 60 años, fue arrestado ayer lunes cuando acudía a un hospital de Palermo para tratarse de un cáncer. Su arresto pone fin a la larga fuga de 30 años de este criminal, el más buscado de Italia y uno de los más peligrosos del mundo.
El mafioso, prófugo desde 1993, fue detenido en el hospital La Maddalena de la capital siciliana, donde concurrió para tratarse de un cáncer de colon que padece desde hace un año bajo la identidad falsa de Andra Bonafede.
Lo esperaba un amplio contingente policial que rodeó la clínica, también por seguridad de sus pacientes, y lo detuvo cuando iba a entrar sin que el mafioso opusiera resistencia, explicó el fiscal de Palermo, Maurizio De Lucia, en una rueda de prensa.
Acto seguido, Messina Denaro, con abrigo de piel marrón, gorro y un reloj valorado en 35.000 euros, era introducido en un furgón policial y sacado de la clínica, mientras algunos policías se abrazaban y se felicitaban por la exitosa operación y la histórica detención.
El comandante de los Carabineros, Pasquale Angelosanto, refirió que las investigaciones han implicado “muchos años”, pero en “el último periodo” la atención se centró en el estado de salud del “capo de capos”, porque era conocido que estaba enfermo. El rostro del lider mafioso casi no se conocía y se basaba en reconstrucciones hechas a través de computadoras.
Fiscal de Palermo: “La mafia no está derrotada”
El fiscal de la ciudad de Palermo, Maurizio de Lucia, celebró la detención del jefe de la mafia siciliana Cosa Nostra, Matteo Messina Denaro, y dijo que las investigaciones seguirán porque la organización “no está derrotada”. “La mafia no está derrotada y el error más grave sería pensarlo”, señaló en una rueda de prensa.
El fiscal afirmó que Messina Denaro, prófugo desde hace 30 años, “ha gozado de una protección personal” y una “cortesía mafiosa que facilitó su clandestinidad” en todo este tiempo, por lo que las investigaciones seguirán su curso.
U Seccu
Messina Denaro nació el 26 de abril de 1962 en el pueblo siciliano de Castelveltrano, en el seno de una dinastía de mafiosos dirigida por su padre, Don Ciccio, autor de una fructífera alianza con el clan de Corleone, de los “capos” Bernardo Provenzano y Toto Riina.
Conocido como “U Seccu” (El Seco, en siciliano, debido a su complexión delgada), se sabe que leía muchísimo, era sagaz y en su juventud se consideraba un buen estudiante.
Así lo reveló en una carta recogida en el libro L’invisibile (2012): “Me arrepiento de algunas cosas en mi vida y una es no haber estudiado. Fue uno de los grandes errores de mi vida. Mi mayor rabia es que era un buen estudiante pero me distraje con otras cosas”.
Lo que le distrajo de los estudios, en efecto, fue tomar las riendas de la Cosa Nostra. El criminal remplazó a Salvatore Riina, capturado en 1993 y fallecido en noviembre del 2017.
Messina Denaro es considerado “el último capo” de la era de los atentados, la que sembró el terror en la Italia de los Noventa y que en 1992 acabó con la vida de los magistrados Giovanni Falcone y Paolo Borselino, pioneros en la lucha contra Cosa Nostra. Es acusado de haber ordenado los atentados de 1993 en Roma, Milán y Florencia que causaron la muerte de 10 personas.
“Con la gente que he matado, podría llenar todo un cementerio”, se jactó en una ocasión, al hacer referencia a las personas que ha asesinado personalmente, inclusive con sus manos, por estrangulamiento.
Entre sus crimenes más atroces está el del niño Giuseppe Di Matteo, asesinado y disuelto en ácido porque su padre, mafioso, estaba colaborando con la justicia.
Experto en armas de fuego, sabía disparar desde los 14 años y cometió su primer homicidio a los 18 años.
Messina Denaro, el “príncipe de Trapani”, como lo solían llamar, tenía una verdadera pasión por los coches de lujo, las mujeres y los relojes de oro.
En julio de 1992 participó en el asesinato de Mincenzo Milazzo, jefe del clan Alcamo y llegó a estrangular a su pareja, que estaba embarazada de tres meses.
A mediados de 1993 optó por desaparecer, y se convirtió en el líder invisible de una organización criminal millonaria que manejaba desde el tráfico de drogas hasta negocios inmobiarios.
En 2000, tras el maxi-juicio contra la mafia llamado “Omega” y celebrado en Trapani, fue condenado en rebeldía a cadena perpetua.
Durante sus años como prófugo, comunicaba con el seudónimo de “Alessio” a través de los famosos “pizzini”, los mensajes escritos en pequeños papeles.
En 2010, la revista Forbes lo incluyó en la lista de los diez fugitivos más peligrosos del mundo.
El cáncer, clara par el arresto
Las interceptaciones telefónicas a familiares, el cruce de datos sobre los pacientes con cáncer y un nombre falso, permitieron la detención de Matteo Messina Denaro, el mafioso más buscado de Italia. Desde hacía al menos tres meses, los investigadores analizaban las conversaciones interceptadas a los familiares Messina. Entre indirectas y bromas y pese a que los familiares sabían que estaban bajo control, los investigadores llegaron a la conclusión de que Messina estaba gravemente enfermo y que había sido operado en dos ocasiones en la ciudades de Marsala y Palermo. Una de las dos operaciones se llevó a cabo en pleno covid, por lo que la información resultaba registrada en la oficina del Ministerio de Salud que archiva los datos sobre los pacientes con cáncer. Los investigadores decidieron estudiar a todos los pacientes y la lista se redujo en función de la edad, el sexo y el lugar. Al final, entre los nombres sospechosos figuraba Andrea Bonafede, sobrino de uno de sus aliados más fieles.
Pero un detalle lo delató: el verdadero Andrea Bonafede se encontraba en otro lugar en vez de estar en el quirófano. Cuando ayer concurrió con ese nombre a una sesión de quimioterapia en la clínica Maddalena de Palermo, lo esperaban para capturarlo. No estaba armado y no se opuso a la detención.
“¿Cómo te llamas?”, le preguntaron.
“Soy Matteo Messina Denaro”, respondió el último padrino de Cosa Nostra.