ACCIÓN TERRORISTA
Cinco años después del sangriento ataque a Charlie Hebdo, catorce personas están acusadas por haber brindado presuntamente apoyo logístico a los tres autores materiales.
El juicio por los atentados de enero de 2015 contra el semanario satírico Charlie Hebdo y un supermercado de productos kósher, que marcaron el inicio de una serie de sangrientos ataques islamistas en Francia, se realiza desde el 2 de septiembre en París en una atmósfera pesada y bajo una vigilancia policial estrecha.
El ataque fue cometido porque el semanario publicó caricaturas de Mahoma.
Un total de catorce personas están acusadas por haber brindado presuntamente apoyo logístico a los tres autores materiales de los ataques, quienes murieron tras cometer sus crímenes. Los atentados dejaron 17 fallecidos entre el 7 y el 9 de enero de 2015 y consternaron a Francia y al mundo.
Con sus rostros parcialmente cubiertos con mascarillas debido a la crisis del COVID-19, los sobrevivientes y los familiares de las víctimas se sientan en la sala del tribunal, frente a los 11 acusados presentes. Entre los testigos se encuentran Lassana Bathily, uno de los rehenes del supermercado Hyper Cacher; el director de Charlie Hebdo, Riss y la caricaturista Coco.
Los catorce imputados están acusados de brindar un presunto apoyo logístico a los hermanos Said y Chérif Kouachi, que mataron a 12 colaboradores del semanario, y a Amédy Coulibaly, que 48 horas después asesinó a cuatro judíos en la toma de rehenes en un supermercado de productos kósher y abatió a una policía municipal en un suburbio de París.
Tres de ellos, sin embargo, serán juzgados en ausencia: Hayat Boumeddiene, compañera de Coulibaly y figura del yihadismo femenino, y los hermanos Belhoucine.
La corte revive la barbarie con testimonios de sobrevivientes que quedaron “marcados para siempre”.
“El miedo me invadió, no lograba pensar”. Ante una corte especial en París, Corinne Rey, alias Coco, busca sus palabras, con un nudo en la garganta. Bajo la amenaza de un Kalashnikov tuvo que dejar a Chérif y Said Kouachi entrar en la redacción y cometer su carnicería. “Sabía que era una Kalashnikov”, confesó la caricaturista del semanario satírico, relatando su larga “subida por las escaleras” hasta la entrada de las oficinas de Charlie Hebdo, junto a los hermanos Kouachi “armados hasta los dientes”.
“Me dijeron: ‘Queremos a Charlie, queremos a Charb’. Estaba devastada, como si estuviera desposeída de mí misma, no podía hacer nada. Fui a la puerta y tecleé el código”, relató Coco, con las manos sobre el pupitre. Tan pronto como entraron en las oficinas, los terroristas dispararon a Simon Fieschi, el administrador del sitio web del semanario. El mayor, Said, hizo guardia en la entrada, mientras que el menor, Chérif, corrió hacia la sala de reuniones. Corinne Rey se escondió bajo un escritorio. “Temblaba, se oían los disparos”, explica la dibujante, petrificada. “Después de los disparos, hubo silencio, un silencio de muerte...”.
El descubrimiento de la escena de la masacre y de los 10 cuerpos de los muertos, después de la partida de los hermanos Kouachi, fue una visión de “horror”. “Vi las piernas de Cabu. Wolinski no se movía. Vi a Charb: el lado de su cara estaba extremadamente pálido. Riss estaba herido, me dijo: “No te preocupes, Coco”, cuenta.
Por su parte, Riss (su nombre verdadero es Laurent Sourisseau) dijo que no lamenta la publicación de las caricaturas. “No quiero vivir bajo la loca arbitrariedad de fanáticos”, enfatizó.
Habló largo y tendido de las heridas infligidas por los terroristas (él fue gravemente herido en un hombro) y sostuvo que “la sensación inmediata al ataque fue como si te hubieran cortado el cuerpo en dos y te hubieran quitado parte de tí”.
Graban juicio en video para la historia
En los próximos dos meses, 150 testigos y expertos declararán ante un tribunal especial en lo penal. Las audiencias se filmarán para la constitución de archivos históricos de la Justicia. Para marcar la apertura del juicio, Charlie Hebdo volvió a publicar las caricaturas del profeta Mahoma que entrañaron la matanza. El abogado del semanario afirmó que ese es el espíritu de libertad de Francia.