Por Marc Bassests/El País de Madrid
A poco más de 100 días de la inauguración de los Juegos Olímpicos de este verano en París, hay una preocupación que sobrevuela a las autoridades y no tiene nada que ver con el deporte: la seguridad.
Los juegos, que comenzarán el 26 de julio, se celebrarán en un contexto internacional tenso, con conflictos latentes en Medio Oriente -como la guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamás, iniciada seis meses atrás-, y en Ucrania.
La posible injerencia rusa es uno de los elementos que las autoridades francesas están teniendo en cuenta para organizar la seguridad; París se prepara para ciberataques rusos o campañas de desinformación. "Será un riesgo", comentó el presidente francés, Emmanuel Macron, al inaugurar este jueves el Centro Acuático, que alojará competencias de deportes como natación o waterpolo. "Por eso hay que mantenerse firmes", afirmó.
El terrorismo es otra amenaza que se tiene en cuenta a la hora de planificar el evento. Desde 2015 Francia sufrió varios atentados, y el atentado en el que murieron 144 personas cerca de Moscú, la capital rusa, el pasado 22 de marzo, ha reforzado la alarma ante la posibilidad de que el Estado Islámico intente algo de similar envergadura en otro país occidental.
La ceremonia inaugural: ¿el momento de mayor riesgo?
La ceremonia inaugural de los juegos tendrá lugar, por primera vez, fuera del estadio y en un entorno urbano. Los atletas desfilarán en barcas por el Sena, a lo largo de seis kilómetros con Notre-Dame, el museo del Louvre y la torre Eiffel como transfondo.
"Estaremos preparados", prometió Macron en el Centro Acuático. "Si la amenaza evolucionase", dijo, "disponemos de escenarios de repliegue". El mandatario francés dejaba así en claro que las autoridades cuentan con un plan B, en caso de que algo falle o surjan cambios de último minuto.
La ceremonia ya fue adaptada de acuerdo a los posibles riesgos: por ejemplo, de acuerdo a lo explicado por Marc Guillaume, prefecto de París, ante el senado francés, se preveía la presencia de 600.000 personas a orillas del Sena para ver el espectáculo, pero ahora se redujo el cupo a 300.000. También se redujo la cantidad de barcos en los que van a circular los atletas, que pasaron de 160 a 94.
También la directora general de servicios de seguridad de interior, Céline Berthon, constató que "desde hace un año" crece la amenaza terrorista. Se trata, precisó, de "perfiles bastantes jóvenes, con frecuencia muy activos en internet, extremadamente consumidores de contenidos violentos y capaces de pasar rápidamente a la acción métodos rudimentarios".
El Ministerio del Interior de Francia está verificando la identidad y los antecedentes de las personas involucradas en los juegos. Esto incluye al millón de voluntarios -entre los que se encuentran los portadores de la llama olímpica-, hasta los 20.000 agentes de seguridad privada. De los voluntarios ya fueron apartadas 800 personas, 15 de ellas fichada como amenaza potencial. En el caso de los agentes privados casi un millar fueron apartados de la convocatoria y fueron fichados 102 de ellos.
La movilización de las fuerzas de seguridad tiene pocos precedentes; habrá 45.000 policías y gendarmes desplegados para la ceremonia inaugural. Todos los asistentes entre el público serán sometidos a controles.
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