La Nación (GDA)
“Recibido”, en lugar de “autorizo”. La elección de esa palabra, en su charla con el comandante del nuevo avión presidencial, podría eximir de responsabilidad a la trabajadora de la torre de control del Aeropuerto Metropolitano Jorge Newbery ante la temeraria maniobra efectuada por los pilotos de Alberto Fernández, que trajeron este jueves al país la aeronave que costó 25 millones de dólares. En paralelo, el organismo que debería investigar el hecho ya avisó que solo el Gobierno podría aplicar una sanción al comandante.
Tras la polémica generada luego del “vuelo rasante” que hizo el Boeing 757-200, piloteado por Leonardo Barone en medio de la lluviosa tarde del 25 de mayo, se conoció cómo fue la comunicación que el ARG-01 mantuvo con los controladores aéreos durante los minutos previos al aterrizaje en suelo argentino de la aeronave presidencial.
Tal como se escucha en la comunicación, desde la torre de control de Ezeiza y luego en la de Aeroparque se producen fallos de comunicación o mala interpretación de las indicaciones que recibía Barone, que tripulaba la nave junto a Juan Pablo Pinto, quienes firmaron anoche el escueto comunicado que difundió presidencia tras la polémica.
La Nación contactó a Jose Edgard Carnero, comandante instructor de línea aérea con más de 38 años de experiencia y actualmente retirado, para que analice la maniobra y los audios. El expiloto además es licenciado en sistemas aéreos con especialización en administración a nivel gerencial superior, aeronáutica y aeroportuaria.
“Al observar el video de la aeronave de matrícula ARG-01 sobrevolando la pista de Aeroparque, es digno de destacar dos o tres aspectos para poder así encuadrar la figura reglamentaria y legal en que se sustenta esa operación aérea. En primer lugar, estamos con condiciones meteorológicas por instrumento, de manera tal que no se cumplen las reglas visuales de separación a los obstáculos y a las otras aeronaves, sino que se encuentra mucho más restringido”, comenzó el análisis Carnero.
El profesional agregó: “La torre de control, con muy buen tino y criterio profesional, en la última comunicación que hace con el piloto cuando está descendiendo para la pista 13, que en realidad es una alternativa porque la pista en uso en ese momento era la 31 para el resto de las aeronaves, por lo que se escucha posteriormente en los audios, aplica el término ‘recibido’, no ‘autorizado’”.
“Lo que significa el cambio de esta palabra es que no está dando su aprobación y autorización para hacer la maniobra completa de pasaje sobre la pista. Si no que solo toma conocimiento. La torre cuando dice recibido, lo que hace es dejar bajo la responsabilidad exclusiva del piloto descender hasta hacer contacto con la pista, el terreno o el obstáculo, en este caso que es el propio terreno”, sumó Carnero.
El excomandate siguió el detalle: “Observamos que la aeronave no está configurada para aterrizar, o sea, que en ningún momento hubo una intención de hacer un aterrizaje, ya que ni el tren de aterrizaje está abajo y el flaps no se alcanza a percibir esto”.
“Lo tercero y llamativo es el escape. La continuidad del vuelo, que se efectúa no solamente a una distancia, a una separación del obstáculo, o sea del terreno, de la pista en este caso, mucho menor de la que correspondería a la separación mínima del obstáculo, en el orden de los 30 metros de altura, 20-30 metros de altura son 50 pies. El viraje de despeje de pista que está reglamentado para Aeroparque se debe hacer posterior a haber sobrepasado la cabecera opuesta y a una altura que está determinada por la autoridad local para comenzar a hacer un viraje a izquierda o derecha según lo que se les ha instruido. No se puede comenzar un viraje prácticamente a las 3/4 partes de pista a la altura de la plataforma donde se encontraron los demás aviones aterrizados, como hizo el ARG-01″, analizó Carnero.
Para cerrar, concluyó: “Todo esto configura una situación anormal que raya lo no reglamentario, convirtiéndose en una maniobra temeraria. Esto está prescripto dentro de las faltas e infracciones aeronáuticas contempladas en la documentación correspondiente que es un decreto que, si no lo han cambiado el día de hoy, está en vigencia”.
Ante la consulta de si los pilotos de Alberto Fernández podrían recibir algún tipo de sanción, el experto explicó que la autoridad que debe analizar la maniobra y determinar qué faltan se cometieron es la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), a cargo de Paola Tamburelli, que responde a la agrupación de Máximo Kirchner, La Cámpora.
Es la ANAC el organismo que puede aplicar sanciones a Barone que van desde un apercibimiento oral o escrito hasta suspensiones temporarias o permanentes de la licencia de piloto.
Sin embargo, según pudo saber La Nación, ANAC no aplicará ninguna sanción. Esto se debe a que, según las fuentes consultadas, “El ARG-01 está fuera de la jurisdicción de ANAC por ser un avión oficial y los pilotos haber usado matrícula militar”.
“Igualmente, ANAC envió una nota manifestando preocupación por maniobra riesgosa en condiciones meteorológicas muy adversas”, indicaron las fuentes consultadas y sumaron: “Y se labró un acta descriptiva de los hechos, que se analizarán por las diversas áreas de ANAC”.
Entonces, quien podría disponer sanciones sería Presidencia o el Ministerio de Defensa. Desde Presidencia todavía no recibieron notificaciones de Defensa. Aseguran que es una maniobra que suelen realizar aerolíneas cuando hay retiros de comandantes, pero que “no fue oportuno en un supuesto como el nuestro”. Destacaron que no habría incumplido ninguna norma, por lo que no correspondería una sanción administrativa, aunque no se descarta que sea despedido como consecuencia de la maniobra.
La maniobra que ya dio la vuelta al mundo
Tras una temeraria maniobra, a las 17.24 de ayer, aterrizó en el Aeropuerto Metropolitano Jorge Newbery el nuevo avión presidencial. Las imágenes de lo que parecía un intento de aterrizaje abortado del ARG-01 rápidamente se viralizaron. Sin embargo, en diálogo con LA NACION, Jorge Polanco, el expiloto de Aerolíneas Argentinas y consultor aeronáutico con 40 años de trayectoria, cuestionó la maniobra que decidieron llevar adelante los pilotos que traían al país el Boeing 757-256. Además, puso en duda la capacidad de la tripulación.
“Lo que ustedes pueden apreciar en las imágenes es sencillamente la aproximación instrumental de un avión a la pista 1-3 del aeroparque en condiciones meteorológicas instrumentales”, arrancó la explicación del piloto, quien también tiene un programa de TV sobre la industria aeronáutica.
Polanco sumó: “No buscaban hacer el aterrizaje. Se puede observar en el video que el tren de aterrizaje está adentro y proceden a sobrevolar la pista a una altura mínima (de 10 metros), haciendo un escape con una maniobra de inclinación, de más de 30 grados que sería riesgosa”.
“La única calificación que le podemos dar a esta operación es de temeraria y negligente porque el final concluye con una aproximación por el opuesto, por la otra pista aterrizando en una forma también comprometida”, sumó el experto en su análisis.
El experimentado piloto, luego puso el foco en la tripulación y dijo: “Lo que hay que entender es que ninguno, ninguno, ninguno de estos pilotos tiene más de las horas que emplearon para hacer el ferry [traer el avión desde Miami]. O sea, no tienen experiencia real sobre el avión, están recién habilitados y con muy poca experiencia y con varias dudas sobre su calificación para estar llevando un avión de este porte con el presidente a bordo”.
La respuesta de los pilotos
Desde el sector de pilotos de la Agrupación Aérea Presidencial emitieron un escueto comunicado en el que explicaron que la maniobra es habitual. El documento fue firmado por Pinto y Barone. Allí, se sostiene que se le solicitó permiso a la torre de control en Aeroparque para realizar lo que llaman “el sobrevuelo por el eje de pista como recepción de la aeronave incorporada a la flota aérea”.
Y añaden: “Tal pasaje fue autorizado por el control, siendo esto uso y costumbre toda vez que se incorpora una aeronave o cuando se retira un comandante. Estos pasajes son autorizados realizándose por el eje de pista sin sobrevolar obstáculos”.