ESTADOS UNIDOS
La Cámara de Representantes dio el visto bueno al paquete de reformas educativas, sanitarias, medioambientales y de atención a la infancia.
La Cámara Baja estadounidense votó a favor del gigantesco proyecto de ley de bienestar social del presidente Joe Biden que cuenta con un apartado sobre inmigración que puede favorecer a millones de indocumentados si el Senado le da luz verde.
La Cámara de Representantes dio el visto bueno al paquete de reformas educativas, sanitarias, medioambientales y de atención a la infancia que podría definir el legado de Biden.
Es “otro paso gigante hacia adelante en la ejecución de mi plan económico para crear empleos, reducir costos, hacer que nuestro país sea más competitivo y dar a los trabajadores y la clase media una oportunidad de luchar”, celebró en una nota el presidente demócrata.
La iniciativa social y medioambiental apodada “Build Back Better” (Reconstruir Mejor), de US$ 1,8 billones, se enfrenta a un recorrido más difícil en la Cámara Alta, donde un sector del gobernante Partido Demócrata está preocupado por la espiral inflacionista. La votación en el Senado se haría en diciembre o enero próximo.
Inmigración.
“Reconstruir mejor” engloba un apartado sobre inmigración que podría cambiar la vida a hasta siete millones de inmigrantes indocumentados si la Cámara Alta lo aprobara mediante el proceso de “reconciliación”, aunque es poco probable que pase sin cambios. En cualquier caso no les daría la ciudadanía.
Si fuese aprobado, los inmigrantes indocumentados podrían solicitar permisos de trabajo, viajar al extranjero y sacar licencias de conducir. Estarían protegidos contra la deportación por hasta diez años.
Elizabeth MacDonough, asesora principal que se encarga de interpretar el ordenamiento jurídico en el Senado, ya se opuso a incluir una regularización de los inmigrantes en el plan “Reconstruir Mejor”, y podría volver a hacerlo.
Biden es favorable a concederles la ciudadanía, pero el proyecto de ley que presentó en enero con medidas en este sentido tropezó con la oposición de los republicanos, que tienen la mitad de los cien escaños en la Cámara Alta. Ahora vuelve a la carga con menos pretensiones, mediante el proceso de reconciliación que permite saltarse las normas que exigen 60 votos para aprobar la mayoría del proyecto de ley. (Con información de AFP)