Biden se planta firme ante los conservadores en el Supremo

El presidente de EE.UU. mostró indignación en especial ante tres sentencias.

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Enfrentamiento. El presidente Joe Biden desafía al Tribunal y agita aguas que movilizan a su electorado.
Enfrentamiento. El presidente Joe Biden desafía al Tribunal y agita aguas que movilizan a su electorado.
Foto: JIM WATSON/AFP fotos

Por Miguel Jiménez /El País de Madrid (GDA)
Al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, le acababan de preguntar si consideraba que el Supremo era un tribunal corrupto, y Biden no llegó a tanto. Durante la semana pasada, ha mostrado su indignación ante las tres sentencias con las que la supermayoría conservadora del Supremo ha continuado la revolución conservadora en la que se embarcó ya el año pasado con las sentencias sobre el aborto, las armas de fuego y la lucha contra el cambio climático, entre otras.

Un Biden desafiante, además, busca la manera de enfrentarse al tribunal y sortear las decisiones de los jueces con medidas alternativas, aunque no es fácil contrarrestar su efecto.

El presidente compareció el jueves para criticar la sentencia que elimina la discriminación positiva racial en el acceso a la universidad y encargó al Departamento de Educación nuevas pautas de admisión para lograr campus más inclusivos y diversos. “No podemos permitir que esta decisión sea la última palabra”, afirmó.

El viernes se plantó de nuevo contra la sentencia que anulaba la condonación parcial de la deuda estudiantil y anunció que usará otra vía legal para volver a aprobar esa quita: “La decisión de hoy ha cerrado un camino. Ahora vamos a seguir otro. Nunca voy a dejar de luchar por vosotros“, dijo.

En su intervención, Biden atacó una y otra vez a los republicanos, a los que acusó de “arrebatar la esperanza” a millones de estudiantes tras haberse beneficiado de quitas millonarias en los préstamos de la pandemia. “La hipocresía es impresionante”, siguió, “simplemente no podían soportar la idea de proporcionar alivio a los estadounidenses de clase media y trabajadora”.

El presidente también quiere plantar cara a la tercera decisión más polémica de la semana, la que respalda a la diseñadora que rechaza hacer webs para bodas entre homosexuales. Biden no solo ha criticado duramente la sentencia, sino que trata de reforzar las garantías federales contra la discriminación y promueve una ley de igualdad (con pocos visos de prosperar, eso sí) que blinde esos derechos. La revolución conservadora del Supremo marcará la política estadounidense durante años.

Movilizar

Los demócratas confían en que se repita la historia de las legislativas de 2022, cuando la sentencia del aborto provocó una reacción que sirvió para movilizar a su electorado. Las nuevas decisiones del Supremo pueden permitir a Biden movilizar la ira de los votantes latinos, negros y jóvenes ante una reelección de 2024 que se presenta complicada.

Hasta esta semana, el curso judicial parecía tranquilo. Varias decisiones unánimes y otras en que algunos jueces conservadores habían unido fuerzas con los progresistas daban la imagen de un tribunal algo más centrado y con voluntad de consenso.

En las decisiones clave, el ultraconservador Clarence Thomas se había quedado en minoría más veces que las juezas progresistas. Tenía algo de espejismo.

El curso se ha cerrado con un volantazo a la derecha sin complejos y con agrias palabras cruzadas entre el sector conservador y el progresista del tribunal, en lo que en ocasiones ha parecido algo personal, como en el caso de los ataques cruzados entre los dos miembros negros del tribunal, Clarence Thomas y Ketanji Brown Jackson.

Dos bloques ideológicos altamente enfrentados

Las tres sentencias de la semana pasada que han dividido al tribunal de EE.UU. en dos bloques ideológicos han sido la de la discriminación positiva (que algunos progresistas y algunos abogados temen que tenga eco más allá de la universidad y afecte a las políticas de diversidad e inclusión de las empresas), la que anula la condonación de 10.000 dólares a 20.000 dólares de la mayoría de préstamos estudiantiles, y la que concedió a una diseñadora de páginas web una “licencia para discriminar“ a parejas homosexuales, como la calificaron las juezas progresistas en su voto particular discrepante y Ben Olinsky, vicepresidente del Center for American Progress.

Este último caso refleja el tipo de batallas culturales que la mayoría conservadora del tribunal de EE.UU. está dispuesta a dar.

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