Bioterrorismo, la amenaza de los grupos yihadistas del siglo XXI

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Un soldado talibán en las calles de Kabul. Foto: AFP
A Taliban fighter stands guard along a road in Kabul on September 9, 2021. (Photo by WAKIL KOHSAR / AFP)
WAKIL KOHSAR/AFP

20 AÑOS DEL 11/S

Los expertos en seguridad piden ser imaginativos a la hora de pensar en posibles ataques que puedan cometer los grupos terroristas, para lograr evitarlos.

Los atentados del 11/S supusieron un antes y un después en la lucha antiterrorista. Aunque los grupos yihadistas no eran una novedad en 2001 y llevaban décadas operando en todo el mundo, la virulencia del ataque perpetrado por Al Qaeda y lo inusitado del método empleado para llevarlo a cabo hicieron que Estados Unidos, y con ellos todos los demás países, se replantearan cómo combatir a estas organizaciones.

Ahora, 20 años después, los expertos coinciden en que la lucha antiterrorista se encuentra en un nuevo punto de inflexión. La decisión de Estados Unidos de salir de Afganistán, donde su presidente, Joe Biden, ha dado por cumplida la misión de combatir a Al Qaeda que se marcó tras el 11/S George W. Bush, supone un hito de consecuencias aún por determinar.

El gran éxito de la guerra antiterrorista ha sido el que no se hayan vuelto a repetir ataques de la a envergadura del 11/S ni en Estados Unidos ni en ningún otro país occidental, si bien han sido numerosos los atentados registrados desde entonces, incluidos los del 11/M de 2003 en Madrid, los del 13/N en País y los del 17/A de 2017 en Barcelona.

Pero pese a la ingente cantidad de atentados evitados y los severos golpes infligidos tanto a Al Qaeda primero, con la muerte de Osama bin Laden en 2011, como al Estado Islámico (ISIS) después, con la supresión de su autoproclamado califato y la muerte de su líder, Abú Bakr al Baghdadi, en octubre de 2019, su amenaza, y sobre todo, su ideología, no han desaparecido.

De hecho, como resaltan los expertos en yihadismo, el número de combatientes se ha multiplicado por cuatro en estas dos décadas, en las que a Al Qaeda le salió un competidor en el ISIS, su propia escisión, que atrajo durante un tiempo los principales esfuerzos antiterroristas.

Ambos grupos han optado por su descentralización, con la creación de filiales repartidas por distintas zonas del mundo, pero ninguno de los dos ha conseguido convertirse en un “movimiento de masas”, resalta Colin P. Clarke, experto del Soufan Center, en un artículo en CTC Centinel.

Este modelo descentralizado y más atomizado “es menos efectivo a la hora de ejecutar con éxito operaciones externas y ataques espectaculares”, como demuestra el hecho de que el número de ataques perpetrados por estos dos grupos se mantiene en descenso desde 2017, explica.

El grupo jihadista Isis comenzó a tomar control de una gran área al norte de Irak y al nordeste de Siria.
Soldados del Estado Islámico. Foto: Archivo

Ese año registró un récord de ataques obra de “lobos solitarios” en nombre de ISIS y Al Qaeda, pero desde entonces este tipo de acciones también han disminuido de forma considerable, subraya este experto, advirtiendo de que esto no significa que la amenaza haya desaparecido.

Armas.

La gran preocupación actual es que estos grupos tengan acceso a armas de destrucción masiva o que puedan llevar a cabo ataques biológicos. En opinión de Clarke, la adquisición de bombas nucleares parece hoy en día “fuera del alcance” de estos grupos, al tiempo que la amenaza de bioterrorismo se ha incrementado por la “miniaturización, proliferación y manipulación genética, lo cual disminuye la probabilidad de detección” y aumenta por tanto las probabilidades de ataque.

“Los avances en biotecnología, junto con las tecnologías que son más accesibles y disponibles, han incrementado las probabilidades de que actores malignos sean capaces de crear agentes biológicos y patógenos que podrían usarse en un ataque”, previene, recordando la tradicional disposición de los terroristas a incluir las últimas tecnologías en su repertorio, como lo prueba actualmente el interés de grupos como Estado Islámico, Hezbolá o Hamás de usar drones armados.

En opinión del general retirado Joseph L. Votel, excomandante del Mando Central estadounidense y responsable de la coalición contra ISIS, en el futuro cabe esperar “un enemigo más sofisticado que va a aplicar una variedad de enfoques y estrategias, no solo artefactos explosivos improvisados y ataques físicos, para perturbar nuestro modo de vida y nuestros intereses”.

Para poder hacerle frente, hace falta también ser imaginativos a la hora de afrontar este desafío terrorista, no solo las últimas tecnologías, compartir información o forjar alianzas. “Nuestra imaginación está siempre muy limitada”, lamenta Alí Soufan, exagente del FBI y experto en Al Qaeda, en CTC Sentinel. “Tras el 11/S, era corriente escuchar a los analistas decir que simplemente no podían imaginarse que alguien hiciera estrellar un avión contra un edificio”, recuerda, defendiendo la necesidad de “aprender las lecciones del pasado”.

También advierte del riesgo que podría suponer “una falta de imaginación sobre lo que podría ocurrir” Alex Younger, exdirector del MI6 británico, en una entrevista en la citada revista que publica el Centro de Lucha contra el Terrorismo (CTC) de West Point. Por ello, sostiene que hay que concebir que los yihadistas puedan llevar a cabo por ejemplo atentados biológicos.

Por lo único por lo que hasta ahora no han mostrado interés “son los ciberataques”, comenta a CTC Sentinel Michael Morell, encargado de informar en nombre de la CIA a George W. Bush el 11/S y que llegó a ser subdirector de la agencia. “Yo creo que prefieren ver muertos que luces apagadas o falta de gasolina”, añade, si bien reconoce que “algún día” podrían interesarse.

“Caminar y mascar chicle al mismo tiempo”

El presidente Joe Biden ha venido defendiendo que las verdaderas amenazas para Estados Unidos y Occidente son actualmente Rusia y China. Michael Morell, el exsubdirector de la CIA, reconoce que ambos países han construido “capacidades increíbles” en estos años mientras que Estados Unidos se ha quedado atrás. Pero, añade, “tendremos que averiguar cómo enfocarnos en China y Rusia sin olvidar cómo afrontar el terrorismo”. En los próximos 5 o 10 años “tendremos que ver cómo caminar y mascar chicle al mismo tiempo”, resume Morell.

El presidente Biden conversó el jueves con su homólogo chino, Xi Jinping, por primera vez en siete meses, con la intención de garantizar que la “competencia” entre ambas potencias no se convierta en un “conflicto”, informó ayer viernes la Casa Blanca.

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