COMERCIO
En fase creciente desde 2021, las importaciones rusas sumaron 3.237 millones de dólares entre marzo y junio, más del doble del valor registrado en los mismos meses del año pasado.
Brasil ha disparado sus importaciones desde Rusia, con el que mantiene un comercio sólido a pesar de la guerra en Ucrania y en un momento en que Occidente intenta aislar al Gobierno de Vladímir Putin.
Más allá de las dificultades logísticas, la corriente comercial bilateral apenas se ha resentido desde que las tropas rusas invadieron Ucrania el 24 de febrero, según el Ministerio de Economía de Brasil. Más bien lo contrario.
En fase creciente desde 2021, las importaciones rusas sumaron 3.237 millones de dólares entre marzo y junio, más del doble del valor registrado en los mismos meses del año pasado (1.572 millones de dólares).
Las exportaciones brasileñas bajaron apenas un 10% en la misma comparación (521 frente a 577 millones de dólares), en medio del cerco de sanciones a Rusia.
La semana pasada, el gobierno de Jair Bolsonaro, que defiende una posición “neutral” ante el conflicto, avanzó que tiene “casi cerrado” un acuerdo para comprar diésel ruso “tanto como se pueda”.
“Estamos buscando proveedores de diésel seguros y muy confiables, y Rusia es uno de ellos”, afirmó el canciller brasileño, Carlos França, en la sede de la ONU, distanciándose de Estados Unidos y la Unión Europea, que han impuesto embargos graduales al petróleo ruso. Expertos en comercio internacional consultados rechazan que estos negocios sean un gesto de “apoyo político” a Putin. “Brasil, en el fondo, persigue sus intereses”, afirmó Victor do Prado, miembro senior del Núcleo de Comercio Internacional y Economía Global del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales (Cebri).
Aunque el profesor Edmar Almeida, del Instituto de Energía de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-Rio), sí aprecia “un esfuerzo diplomático” de la Administración Bolsonaro para que “Rusia venda sus productos a empresas brasileñas”.
Fertilizantes rusos
El producto estrella de las importaciones rusas son los fertilizantes químicos, claves para la potente industria agrícola brasileña.
En el primer semestre de este año respondieron por un 77 % de las compras. Rusia es el principal proveedor de fertilizantes de Brasil. Una cuarta parte de los que consume vienen de allí.
Para Rodrigo Cezar, profesor de la escuela de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas (FGV), lo que ha hecho Brasil es “anticipar exportaciones con miedo de que Rusia no pueda seguir abasteciendo”.
Ese aumento de la demanda, unido a los problemas logísticos, ha hecho que se dispare el precio, afectando a la balanza comercial, según Cezar. Asimismo, Prado, quien ocupó cargos directivos en la OMC, recuerda que ese crecimiento viene de antes de la guerra, coincidiendo con la expansión del campo brasileño.
Por el lado de las exportaciones, Brasil vendió principalmente soja (37 % del total) y azúcar (21 %) a Rusia en el primer semestre, sin que las ventas entraran en colapso por la guerra.
Mantener el flujo no está siendo fácil. Las sanciones han dificultado enormemente los pagos internacionales a bancos rusos. Una de las salidas ha sido efectuarlos a través de las filiales que “muchas empresas rusas” tienen en países como “Kazajistán, Turquía, China e India”, según Gilmar Menezes, director ejecutivo de la Cámara Brasil-Rusia de Comercio, Industria y Turismo.
A diferencia de las potencias de Occidente, el Ejecutivo de Bolsonaro no ha adoptado -ni apoyado- sanciones contra Rusia, su socio en el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
“Brasil no tiene tradición de imponer sanciones. Si existe una oportunidad de negocio, la hace”, sentencia Cezar.
“Rusia continúa haciendo negocios con todo el mundo, parece que las sanciones económicas no funcionaron”, afirmó el mandatario Bolsonaro, quien en el pasado febrero, en vísperas de la guerra, visitó en Moscú a Putin, con el que también habló por teléfono el 27 de junio.
En espera del diesel ruso en hasta 60 días
Brasil, que ocupa un asiento temporal en el Consejo de Seguridad de la ONU, espera empezar a recibir diésel ruso en hasta “60 días”, según adelantó Bolsonaro, quien destacó la necesidad de comprarle a quien “vende más barato”.
Este movimiento ha sorprendido a analistas por la gran dificultad que supondrá su traslado desde Rusia. Brasil, que importa casi un tercio del diésel que consume, tiene reservas por 50 días, según cálculos oficiales que se suman a las alertas por riesgo de desabastecimiento en el segundo semestre, cuando el país celebrará elecciones, en las que Bolsonaro buscará renovar su mandato.
Récord de personas aptas para votar
Brasil tendrá en las elecciones generales de octubre próximo 156,4 millones de personas aptas para votar, un récord en el país y que representan un aumento del 6,21 % frente al número que se tenía en las de 2018, informó la Justicia electoral.
El Tribunal Superior Electoral (TSE) divulgó un informe en el que indicó que el próximo 2 de octubre, cuando se celebre la primera vuelta para elegir presidente, gobernadores, diputados federales y regionales y un tercio de los senadores, el país tendrá “el mayor número de votantes registrado en la historia”. El electorado brasileño estará distribuido en los 5.570 municipios del país y en los consulados de 181 ciudades en el exterior.